26 de febrer 2011

Cuatro formas de entender el teatro



La necesidad de cubrir un vacío está detrás del Teatro de la Decepción, el circo escuela Fantasía, el CdAM y la Escuela de Espectadores
El Congreso de Artes Escénicas expone diferentes iniciativas que rompen con lo convencional
Teatro: «Sitio o lugar en que se realiza una acción ante espectadores o participantes», dice la Real Academia Española. Puede ser en un escenario, bajo una carpa, en medio del campo o en la propia casa. Mientras haya actores -profesionales o amateur, niños o mayores- y público, hay teatro. El II Congreso Provincial de Artes Escénicas de Málaga repasó en la jornada de ayer cuatro experiencias teatrales que rompen con los cánones establecidos. La necesidad de cubrir un vacío está detrás de cada una de ellas.
1. Circo escuela Fantasía
En plena Axarquía, se levanta un campamento zíngaro con nueve carromatos dispuestos en círculo. Lo que ocurre en su interior «es mágico». Se trata del Circo Escuela Fantasía de Colmenar (www.circoescuelafantasia.es), donde «los niños son artistas desde que llegan». A través de distintas actividades -equilibrio, malabares, clown, magia...-, los pequeños de entre 3 y 12 años se convierten en estrellas de circo en un día de estreno: tras los ensayos, la carpa se abre para la función. Hace cuatro años que Gregorio Sánchez, maestro de escuela, puso en marcha este proyecto, «mi sueño». Su hijo fue la inspiración, un chico con Síndrome de Down que conforme se hacía mayor tenía más dificultades para disfrutar del verano en un campamento. «Era un hombretón, pero con la mentalidad de un pequeño de un año». Por eso, se propuso crear un centro adaptado que «nunca dijera que no a un niño, ya tuviera 7 o 70 años». La colonia de verano -con un coste simbólico- es el corazón de esta iniciativa, que se sustenta con las actividades escolares del invierno.
2. Centro de Arte de Mollina
Muchos nunca habían oído hablar de Antón Chéjov o Samuel Beckett, y ahora los llevan a escena. Otros apenas habían tenido oportunidad de ver ese teatro moderno «y con profundidad», y ahora lo encuentran a pocos kilómetros de casa. Es lo que desde hace tres años ofrece el Centro de Arte de Mollina (CdAM) que dirige Erik Meling. Dejó su Noruega natal para vivir en el campo, en Humilladero, «pero tenía deseos de arte, y lo que quería ver no estaba». Así que tomó la iniciativa. Con la colaboración del Ayuntamiento de Mollina, ha hecho de un antiguo restaurante del Parque Santillán un centro multidisciplinar, donde las exposiciones conviven con la escena. Unas 3.500 personas han pasado por él en tres años. En ocasiones, se invita a profesionales al escenario y en otros casos son los propios vecinos de la zona quienes actúan bajo las órdenes de Meling, que siempre introduce un «elemento profesional», ya sea en la escenografía, el vestuario o en la música. «Así sienten que participan en algo importante», apunta.
3. Teatro de la Decepción
Actúan en el salón de su casa «por necesidad y rebeldía». «Nos resistimos a tener que hacer teatro fuera de nuestra ciudad», sentencia Raúl Cortés, director de la compañía Trasto Teatro (www.trastoteatro.com), creadora de la iniciativa Teatro de la Decepción. «Es lo que sentimos ante las instituciones culturales y el medio teatral, pero no nos paraliza: la decepción es el motor de nuestro proyecto», explica. Ha transcurrido justo un año desde que abrieron las puertas del 3ºC del número 8 de la calle Frank Capra de Teatinos para representar cada fin de semana 'No amanece en Génova', «una reflexión sobre el poder como institución totalitaria». Ya la han visto 900 personas, que pagaron por ello lo que quisieron: desde dinero, a un bizcocho, piedras energéticas o una maqueta de música. La experiencia funciona y ya han recibido propuestas de casas en Barcelona, Sevilla o Granada. Pero antes, la compañía saldrá en marzo de gira por escenarios y salones de México.
4. Escuela de Espectadores
Existen los cinefórum y los espacios de música en la radio... ¿pero dónde se dan cita los aficionados al teatro? Ahora, en la Escuela de Espectadores. El objetivo es «formar espectadores con conciencia de lo que ven, tanto de la estética como del fondo de los espectáculos», explica Francisco Corpas, impulsor de la iniciativa llevada a cabo en colaboración con el Centro Andaluz de Teatro. Tras un proyecto piloto desarrollado en la temporada del Cánovas 2007-2008, la Escuela ha dado sus primeros pasos. El primero: celebrar charlas entre la compañía y el público al finalizar los montajes puestos en escena en la Gades y el Cánovas. El año pasado, estos encuentros se extendieron a todos los espacios escénicos de la Junta de Andalucía. El segundo: convocar seminarios una vez al mes para hablar de diferentes aspectos de las obras programadas. «Somos pioneros en España», señala Corpas. Aún queda mucho por andar, pero ya se está haciendo afición.

publicat per
Regina Sotorró / Málaga
http://www.diariosur.es
16 de febrer de 2011

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