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17 octubre de 2014
Improvisado. Rígido. Y con poca repercusión. Estas son las
tres respuestas más repetidas cuando se pregunta a programadores y compañías de
teatro sobre la gran apuesta del Ministerio de Cultura para revitalizar unas
artes escénicas moribundas, especialmente fuera de Madrid y Cataluña.
PLATEA (Plan Estatal de Activación de Teatros en
Ayuntamientos) comenzó en marzo con un presupuesto de seis millones de euros y
la previsión de realizar 1.304 funciones en 183 municipios. A 10 de octubre no
se han representado ni la mitad de los espectáculos: 583 (44,7%) y se han
gastado 2,9 millones. Si bien es cierto que octubre, noviembre y diciembre son
los meses fuertes de la temporada, hay obras que ya se han cancelado. El porqué
se encuentra en esa improvisación de la que hablan las compañías consultadas
por este periódico. Dejan claro que PLATEA es una buena idea para sumar
actuaciones a sus giras en un panorama cultural agonizando ante un IVA del 21%.
Pero se ha quedado en poco.
Lo primero que habría que preguntarse es dónde está el
público. La ocupación es uno de los principales caballos de batalla de PLATEA.
Según los datos ofrecidos por el INAEM, las salas se han llenado al 35,8% (han
visto los espectáculos 103.943 espectadores, lo que supone una media de 203 por
función –los teatros adheridos al plan tienen de media 567 butacas- a los que
habría que sumar a quienes vieron las 71 funciones de calle, y se ha recaudado
1,4 millones de euros, 2.765,76 euros de media por función). Un dato que desde
el INAEM insisten en calificar como “positivo” teniendo en cuenta un panorama
de escenarios “sobredimensionados” en España nacidos en época de bonanza y que
la ocupación media nacional fue del 56%, según datos de 2011, incluyendo las
grandes plazas de Madrid y Cataluña.
Entonces ¿por qué no va tanta gente a ver los espectáculos
de PLATEA? El anterior director del INAEM, Miguel Ángel Recio, señaló con el
dedo antes de irse a los ayuntamientos y sus programadores (todas las funciones
se hacen en teatros públicos). “Deberían haberse implicado más” en la promoción
y la difusión de los espectáculos, les espetó a unas administraciones
municipales, en el mejor de los casos, con recursos justos o endeudadas. Tanto
que al apenas poder programar espectáculos surgió este plan. Paradójico.
El mismo argumento lo mantiene hoy el INAEM al señalar que
“la necesaria publicidad y promoción de los espectáculos no ha sido homogénea”.
Desde las administraciones locales no están muy de acuerdo. “No me sirve que
digan que es culpa de los ayuntamientos. Las cosas se anuncian y se promocionan
pero las bases, los precios y la manera de llevar a cabo PLATEA ha sido muy
rígida”, explica el programador de un teatro de 800 butacas valenciano. Las
funciones que han hecho ya de las siete acordadas apenas rozaron el 50% de
localidades vendidas, teniendo en cuenta que la ocupación media de este teatro
es del 63% y con la publicación de 7.000 cuadernos de programación y
cartelería.
Es aterrador que al segundo año ya le quiten un millón de
euros. No sólo económicamente sino como mensaje al exterior
El problema, añade, es que los precios están fijados en un
mínimo por PLATEA, lo que les imposibilita hacer abonos, promociones o
descuentos como hacen habitualmente los municipios para fomentar la venta de
entradas. Y los cupos (se eligen entre 4 y 15 funciones de las que el 25% son
de danza, el 10% de circo, el 20% infantiles y el resto, teatro) les obligan a
coger funciones que o no tienen público en sus ciudades o deberían ir a
recintos más pequeños.
Un ejemplo más: en Ciudad Real el teatro Quijano tiene 900
butacas, los tres (de siete) espectáculos que ya se han podido ver han rozado
de media a las 200 entradas vendidas (su ocupación media oscila en torno al
45-50%). Y no, la culpa tampoco es de la publicidad. La promoción se hace y es
“suficiente”, confirman fuentes municipales, porque es "exactamente igual
que la del resto de la programación".
Programar con las giras cerradas
“Se ha ido improvisando sobre la marcha. Los primeros meses
han sido caóticos. Evidentemente este plan lo ha hecho gente que no tienen ni
idea de cómo funciona una compañía de teatro”, asegura Aitor Tejada, productor
de Kamikaze Producciones (Misántropo o La función por hacer). Lo primero que
apunta es que PLATEA arranca cuando compañías y teatros ya tenían sus giras
cerradas. Fue en enero cuando se pudieron elegir los espectáculos que se
deberían ver de marzo a diciembre. “El primer semestre les pilló en bragas
literalmente. Tuvimos que buscar huecos en la gira”, garantiza.
También se han cancelado funciones. PLATEA radica en que el
INAEM asume la diferencia entre el caché y lo recaudado en taquilla –la fórmula
busca dar seguridad a unos y otros sin pérdidas- pero establece unos precios
mínimos que, según las butacas de un teatro, pueden no ser rentables para
muchas compañías. “En nuestro caso la fórmula de PLATEA no funciona. De hecho,
antes de firmar los contratos, suspendí las 12 funciones que teníamos. Ni
llenando cubríamos gastos. Es incompatible con espectáculos como el nuestro, un
infantil con 12 personas en gira”, afirma Olga Margallo, de UROC Teatro (Otro
gran teatro mundo). La compañía de danza Kulbik (Cube) tenía siete funciones
previstas, como recoge el catálogo publicado por el INAEM, pero ya ha anulado
una y otra se hará fuera de PLATEA, confirma su productora Jessica Fernández.
El resultado: a día de hoy sólo han hecho una.
Es una solución temporal que no crea tejido industrial ni
movimiento real
A esto hay que sumar otros problemas del día a día de una
gira como llevar los espectáculos fuera de la Península. Barco Pirata
(Continuidad de los parques o Tempestad) tuvo que suspender una función en mayo
en Gran Canaria porque no se habían previsto los gastos de fletar una
producción a las islas y que, en la mayoría de los casos, superan el caché de
cualquier compañía.
“PLATEA ha funcionado mal. Está hecho a la medida de un
Gobierno que entiende que la cultura tiene que dar exclusivamente beneficios
económicos”, señala Sergio Peris-Mencheta, de Barco Pirata. El director y actor
señala otro escollo: “Es un invento fallido que no está ideado ni para teatros
ni para compañías pequeñas. Si para una compañía pequeña ya era difícil girar,
ahora con PLATEA lo es mucho más porque los ayuntamientos siempre van a elegir
a las que tienen en su catálogo”. De la misma opinión es Juan López Berzal, de
la compañía de teatro infantil Ultramarinos de Lucas. “Me temo que los
ayuntamientos suplan ahora sus programaciones exclusivamente con PLATEA. Y si
no entras…”, deja en el aire.
Tejada añade otro matiz: “Tengo la sensación de que más que
para beneficiar a las compañías busca apoyar a los teatros. España tiene una
barbaridad de teatros municipales [hay 858 espacios públicos, de los que el 80%
son de titularidad municipal, según la Fundación Autor] que no tienen
programación. No me parece mal pero no se ha creado una infraestructura de
gira. Es una solución temporal que no crea tejido industrial”.
El próximo año, un millón menos
Con este panorama, el sector se desayunó hace unas semanas
con unos presupuestos para 2015 que recogían una reducción de un millón de
euros para PLATEA. El INAEM explica a este periódico que este recorte se debe
“a la optimización del funcionamiento del programa de cara a su segunda
edición”. En cristiano: “Dada la escasa programación de espectáculos durante
los meses de julio y agosto” han decidido reducir el periodo de ejecución
“ajustándolo a los meses de mayor actividad de las temporadas teatrales”. Pero
además, agregan, van a necesitar invertir menos dinero porque prevén “una mayor
autofinanciación de las funciones a través de taquilla”. Y eso que parece que
el público todavía no ha llegado a encontrar las butacas este año.
“Es aterrador que al segundo año ya le quiten un millón de
euros. No sólo económicamente sino como mensaje al exterior”, reflexiona José
Luis Alonso de Santos, dramaturgo, director y presidente de la Academia de las
Artes Escénicas. “El plan –que define como “un botijo en el desierto” que no
resuelve el gran problema que del teatro: el 21% de IVA- podría dar buenos
resultados pero hay que aumentar el presupuesto y poner a gestores eficientes
en las instituciones y en los teatros”, recomienda. Eso sí, el año que viene
tendrán un millón de euros menos.
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