pulicat per
10 de desembre de 2014
El Teatre Lliure de Montjuïc ha acogido este miércoles la
presentación del libro de homenaje a la actriz Anna Lizaran casi dos años
después de su inesperada desaparición en enero del 2013. Lluís Pasqual y la
compañera de la Lizaran, Irene Bordoy, dirigieron unas palabras a las decenas
de personas congregadas para conocer el libro, entre las que figuraban
numerosas caras conocidas del mundo del teatro: desde Josep Maria Flotats a
Josep Maria Benet i Jornet, desde Imma Colomer a Toni Sevilla, desde Elisenda Roca
a Abel Folk, desde Hermann Bonnín a Pere Arquillué, Pepa López, Josep Maria
Mestres, Mónica López, Bernat Quintana, Pep Pla o Albert Triola.
Un libro de 304 páginas profusamente ilustrado con
fotografías familiares y con las que Ros Ribas fue dejando testimonio de la
carrera de la actriz y que tiene como portada su inolvidable imagen con el
sombrerito chaplinesco, el ancho mono y la cara tiznada en Tot esperant Godot,
en la que fue dirigida por Lluís Pasqual. Pasqual fue justamente el que
protagonizó ayer el acto de presentación de Anna Lizaran, coeditado por Viena
edicions y el Lliure. "Lo presento yo porque como muchos de vosotros la
quería", dijo Pasqual, y porque aseguró que "en este país
desmemoriado" es un hecho extraordinario y poco común la publicación de un
libro en homenaje a la memoria de una gran artista", señaló, y recordó que
"el primer impulso fue del editor Gonzalo Canedo en el propio Hospital
Clínic momentos después de la muerte de Anna". No dijo que el propio
Canedo, pareja de Pasqual, estaba ingresado en ese mismo hospital y fallecería
en él poco después, pero sí que el libro ha continuado gracias al impulso y la
colaboración de mucha gente. Y quiso agradecer directamente al conseller de
Cultura, Ferran Mascarell, con el que no siempre ha tenido una buena entente,
"que se comprometiera desde el inicio a encontrar los fondos para la
edición".
Pasqual recordó que para él Anna Lizaran, Anita, fue una
gran amiga y una gran actriz con la que compartió muchos momentos de su vida.
Recordó cuando aterrizaron en los Estudis Nous de teatro de Josep Montanyès y
Albert Boadella, él llegando de Reus y ella de Esparreguera. Y recordó la carta
que le escribió a la Lizaran cuando ella, más tarde, estaba estudiando en París
en la escuela de Jacques Lecoq, "para ver si quería participar en un nuevo
proyecto que se iba a llamar Teatre Lliure". Un teatro en el que
protagonizaría tantas y tantas obras que, aunque, dijo, "los actores son
poetas que escriben en la arena y nada más llegar una ola su trazo desaparece",
han quedado inmortalizadas, recordó, gracias a Ros Ribas. Sus fotos, dijo,
permiten ahondar en el misterio de cómo los grandes actores consiguen con un
sólo cuerpo poner en escena "muchas almas distintas".
"A Anna, a Anita, no le gustaba la solemnidad -dijo
para acabar-, pero sí los libros y éste le gustaría". Un libro con prólogo
de Joan de Sagarra, introducción de Elisenda Roca y textos de decenas de
amigos, desde Pasqual a Sergi Belbel, que la iba a dirigir en La bête cuando
cayó enferma. La compañera de la Lizaran, Irene Bordoy, recordó que era la
primera vez que hablaba ante tanta gente y aseguró que el libro "es tal
como es Anna" y agradeció a Pasqual la continuidad del proyecto y un
trabajo "lleno de amor, de admiración, de complicidad". Un reflejo,
dijo, de lo que la gente ha recibido de Anna, "que dio de manera muy
profunda y amigable y ahora vive una devolución de ese amor por parte de
todos".
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