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19 de setembre de 2015
Juan Ángel Juristo
foto :Un momento del musical ‘Priscilla, Reina del
Desierto’. / Hugo Ortuño (Efe)
Sabido es que desde hace mucho tiempo, por lo menos desde
que se construyó la Gran Vía, que Madrid tiene vocación de ciudad americana.
Pasó en los cincuenta, cuando esta calle tomó aires hollywoodenses sin que el
personal terminara de creérselo del todo. Conchita Montes me contó que paseaban
ella y Edgar Neville un día por la Gran Vía con Lawrence Olivier y Vivien
Leight y la gente se detenía señalándola a ella porque no habían reconocido a
la pareja de enormes actores sencillamente porque no les cuadraba que
estuvieran en Madrid. Ellos pertenecían a otra categoría, el extranjero, que
era cosa inalcanzable, y pasa ahora, desde hace ya unos cuantos años en que la
ciudad quiere competir en eso de los musicales con Nueva York y Londres. Desde
luego no se si lo habrá conseguido pero desde aquellos lejanos tiempos de El
hombre de la Mancha , que agotó taquilla repetidas veces, lo cierto es que
todos los fines de semana los teatros de la Gran Vía ofrecen musicales que se
llenan de turistas venidos de toda España e, incluso, de latinoamericanos y de
orientales, chinos y japoneses, que saben ya de la calidad de estos musicales
que, desde un punto de vista estético, no dejan de ser versiones bastante
dignas de los originales anglosajones, pero que, poco a poco, están
consiguiendo una autonomía que desembocará, es de agradecer, en musicales
realizados con temática, el elenco ya lo ponemos ahora nosotros, no
obligatoriamente foráneos.
Este otoño los musicales que se presentan mantienen una alta
calidad. No vamos a hablar de El Rey León, que es la estrella de la Gran Vía y
que ha conseguido que por el teatro Lope de Vega pasen más de dos millones de
personas. Lleva ya cinco años en cartel con una puesta en escena tremenda
debida a la cineasta Julie Taymor y, desde luego, los temas musicales
compuestos por Elton John para Disney, y el público sigue llenando el teatro y
Sergi Albert y Michel Jáuregui siguen día tras día representando los
principales papeles y cosechando éxitos. Es musical legendario y por copiar
copia hasta los años en cartel que suele suceder en Broadway o en el West End
con las obras emblemáticas
Priscilla, reina del desierto. Pero hay vida después de El
Rey León. Así, en el Teatro Nuevo Alcalá, durante toda la temporada se puede
ver Priscilla, reina del desierto, una adaptación de aquella película de
Stephan Elliot donde se retrataba a tres drag queen recorriendo Australia en un
autobús, tremendo Terence Stamp. Aquí veremos a José Luís Mosquera, Christian
Escuredo y Mariano Peña, que lo hacen estupendamente dentro de un derrochador y
descacharrante vestuario y un espectacular autobús.
El lamento de las divas, en el Teatro Alfil, desde ayer,18
de septiembre, con tres actrices clave en los temas musicales: Julia Moller,
Dulcinea Juárez y Eva María Cortés, donde reflexionan sobre el duro oficio de
ser divas mientras interpretan temas de Rocío Jurado, Barbara Streisand, Donna
Summer y, ¿no lo adivinan?… Raphael, nuestro cantante más expresionista, en
palabras que le dedicó José Miguel Ullán hace ya muchos años, una eternidad. Es
un musical bastante relajado y gamberro, lo que está muy bien porque rezuma
ironía.
Cabaret, nada menos. Vaya reto. Jaime Azpilicueta, su
director, ha querido realizar una versión muy digna del clásico del musical de
los ochenta. Será en el teatro Rialto a partir del 1 de octubre con Cristina
Castaño, Edu Soto y Daniel Muriel interpretando temas clásicos como Money,
Money, y Maybe this Time. A la espera del estreno resaltaremos que Azpilicueta
es director experimentado: desde El Hombre de la Mancha, pionero en esto de los
éxitos, hasta My Fair Lady, que montó con gran calidad. Es uno de los platos fuertes
de la temporada musical madrileña.
La Celia. En los Teatros del Canal una comedia musical muy
española: La Celia, a partir del 15 de octubre bajo la dirección de Emilio
Sagi. Viene de Buenos Aires, del teatro Maipo, donde cosechó un gran éxito el año
pasado. Es un musical basado en la vida de nuestra Celia Gámez, de derechas de
toda la vida, irrepetible, la reina de la revista española de la postguerra que
consiguió otorgar al género un aire más acorde con la burguesía de aquellos
años, restándole ese perfume anarcoide y marginal que siempre tuvo, pero que
consiguió ya que tenía talento para ello, montajes y números excepcionales.
Ivanna Rossi da vida a la Gámez, interpreta temas como Pichi, Los nardos y
otros consagrados por la cantante, con bastante garbo. A destacar el momento en
que la Gámez anuncia la ruptura con su primer marido. Es uno de los grandes
momentos del musical, de gran fuerza dramática porque, ya se sabe, doña Celia
Gámez era mujer de carácter. Había que tenerlo para frecuentar a personajes
como Queipo de Llano.
Danzad, malditos. Para finalizar, en Las Naves del Español
del Matadero, a partir del 24 de noviembre, Danzad, malditos, con Rubén Frías,
Karmen Garay y Nuria López. Está basada, pero de manera muy lejana, en aquella
magnífica película de Sidney Pollack que se dio a conocer en la pasada edición
de FRINJE , y aunque no está pensada, a pesar de que la escenografía de Alessio
Meloni es espectacular, como un musical al uso. Lo cierto es que la colocamos
aquí, y en detrimento de otros como Le Crazy Class, de recorrido internacional,
o La viuda alegre, ambos en los Teatros del Canal, porque se baila demasiado,
acordémonos de la película, y se canta, lo que convierte a la obra en un
musical de ley… aún sea alternativo.
Madrid… esa ciudad mesetaria con vocación de ser Nueva York
o Londres… Por momentos lo consigue.
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