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"Buenas noches. En el espectáculo que van a ver a
continuación, Danzad, malditos, las pruebas son reales, los actores se saben el
texto de todos los momentos, ya que cada noche, ganadores y eliminados pueden
ser distintos. No hay trampa ni cartón, hay esfuerzo y arena. Preparados,
listos, ya..."
Arena y esfuerzo (efectivamente), danza, pasión, sudor y
lágrimas, todo se puede encontrar en este Danzad Malditos con dirección del
todoterreno Alberto Velasco y dramaturgia de Félix Estaire. Una de las
propuestas más jugosas de la temporada teatral, que fue estrenada con éxito en
el pasado Frinje y ahora se puede ver sobre las tablas (cubiertas de tierra
para la ocasión) del Matadero. El montaje es una versión libre de la película
de Sidney Pollack que a su vez adaptaba la novela (fan muy fan soy) de Horace
McCoy. Una narración trágica y asfixiante ambientada en los días de la Gran
Depresión con esos demenciales e interminables maratones de danza como excusa
argumental para hablarnos de la crisis social y el ser humano. Algo que aquí
los malditos evidencian al convertir la narración original en un concurso real
entre sus componentes. Una especie de reality teatral extremo (en el que el
público incluso tiene voz y voto) compuesto por pruebas de azar, danza y resistencia.
Un experimento escénico, más cercano a la performance que al
teatro convencional, que retira la capa narrativa de la historia original para
jugar con su espina dorsal. Danzad Malditos es un proyecto muy ambicioso y
complejo, rico y atmosférico, brutalmente crítico, que pretende noquear al
espectador con la realidad en escena. Y sin duda lo consigue, incluso a pesar
de lo que podría ser su talón de Aquiles: unos textos con momentos de forzada
poesía que no llegan a funcionar del todo, realmente complicados de transmitir.
Los intérpretes, que una vez comenzado el espectáculo están además a otra cosa
(a sobrevivir físicamente sobre la escena, básicamente), en ocasiones parecen
sencillamente recitarlos sin llegar a poder hacerlos suyos. Y es que además resulta
comprensible este hecho, dado que no los textos no corresponden a sus
personajes sino a un momento determinado de la función y depende de quién
resulte eliminado en ese momento lo dice uno u otro de ellos. Así se complica
la identificación con estos competidores a medida que evoluciona la función.
Aunque hay detalles personales que funcionan perfectamente, como la
presentación, y desde luego todos y cada uno de los intérpretes se deja la piel
sobre la escena.
Los once participantes de este agotador y especial concurso
que es Danzad Malditos son tremendos y se entrega física es brutal. El
angustioso concurso, además, está presentado por un maestro de ceremonias
(interpretado en la función a la que asistí con su habitual solvencia por Rulo
Pardo) y acompañado por otra especie de narradora (musical) en la sombra que es
el personaje de La cantante, interpretado en esta función en cuestión por
Verónica Ronda. Una auténtica bestia escénica de quien resulta imposible
apartar los ojos (fascinando sin pretenderlo, incluso cuando se encuentra en
segundo plano). Es paradójico, dado que los protagonistas en principio son los
concursantes. Pero resulta en cierto modo comprensible también esta atracción,
ya que ella sí que tiene un personaje que puede construir a nivel psicológico y
la poética de los textos es coherente con sus características (en un principio
algo irreales).
Danzad Malditos resulta magnético e impresionante. Gracias a
ese trabajo actoral conjunto de esas bestias mitad hombres mitad equinos que se
dejan el bazo sobre la escena y a la inspiradísima puesta en escena de Alberto
Velasco. Con una escenografía pseudo-apocalíptica (suelo cubierto de tierra,
lujosos muebles destrozados, un muro que se hunde en la arena...), apoyada por
un diseño de iluminación de diez, perfecto vestuario y un concepto sonoro
envolvente que conforman una atmósfera única (muy del estilo de ese magistral
En el desierto), introduciendo al espectador hasta el cuello en este
polvoriento y decadente universo. La visión estética y coreografías de Velasco
son maravilla (se está revelando como una de las figuras imprescindibles del
panorama teatral) y el resultado es verdaderamente magnífico. Y además se
complementa a la perfección con ese espíritu crítico y angustioso que contiene
Danzad Malditos.
Una valiente reflexión que vale tanto para el caníbal
entorno que a veces es el interpretativo ("ellos están aquí por lo mismo
que todos vosotros os levantáis por la mañana, por dinero" dice el maestro
de ceremonias al presentar a los personajes en su lucha) como para cualquier
ámbito social. La verdad es que hay que experimentar esta pieza de danza,
teatro y competición, este agotador y atípico espectáculo/experiencia. Así que
corred, malditos, corred todos al Matadero.
+ info
Nombre del montaje: Danzad Malditos
Disciplina: Danza contemporánea
Director: Alberto Velasco
Autor: Horace McCoy
Adaptación: Félix Estaire
Reparto: Guillermo Barrientos, Carmen del Conde, Karmen
Garay, Jose Luis Ferrer, Rubén Frías, Ignacio Mateos, Nuria López, Sara Parbole,
Txabi Pérez, Rulo Pardo, Sam Slade, Ana Telenti, Verónica Ronda y Alberto Frías
Coreografía: Alberto Velasco
Ayudante de dirección: Luis Ulzurrún
Escenografía: Alessio Meloni
Asistente de escenografía: David Cubells
Vestuario: Sara Sánchez de la Morena
Iluminación: David Picazo
Música original: Mariano Marín
Fotógrafo: Pablo Rodrigo
Distribución: SEDA Distribución Teatral
Producción: MALDITOS
Dónde: Naves del Español. Sala Max Aub
Dirección: Pza. de Legazpi, 8. Madrid
Hasta: 13.12Horario: De martes a sábado a las 20.30h y
domingos a las 19.30h.
Precio: General: 18 € / Martes, miércoles y jueves 25% de
dto.
Venta de entradas: www.teatroespanol.es
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