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"Siempre me resistí a que terminara el verano... Como
si quisiera estirar los calores, bueno, aunque las tardes sean cada vez más
cortas, esos días en que todavía hace calor como en septiembre, aunque sabes
que es octubre que el verano terminó. Yo en vez de disfrutarlos me quedaba
mirando así de reojo ese otoño que ya teníamos encima..."
Éste es el metafórico monólogo central de la función que nos
ocupa, pero también resulta más que adecuado para comentarla, puesto que uno no
puede evitar mirar de reojo esa maravilla que puede llegar a ser este Siempre
me resistí a que terminara el verano del argentino Lautaro Perotti (cofundador
de la muy reputada Timbre 4). El segundo proyecto de Factoría Madre Constriktor
después del éxito de ese tremendo El intérprete de Asier Etxeandía. Una
historia que se articula alrededor del reencuentro de un grupo de amigos en
torno a la cuarentena interpretada por Andrés Gertrudix, Unax Ugalde, Pablo
Rivero, Estefanía de los Santos y Santi Marín.
Había mucha expectación dado que con estos mimbres uno no
podía sino esperar un espectáculo de primera, sensible, redondo y emocionante.
Y ese espectáculo está ahí, como el otoño del texto, al caer. Sólo falta que
transcurran unos días (tal vez sólo esos días de calores extraños que hemos
estamos viviendo en noviembre, a los que el título de esta obra viene que ni
pintado) para que caigan las hojas y dejen al descubierto la emoción. Si bien
la historia no es novedosa (un escritor frustrado vuelve a su pueblo después de
20 años y acompañado por un amigo para el entierro de su madre, reencontrándose
con el pasado y amistades de juventud en un puticlub en decadencia, El Caimán,
lugar apartado de la civilización y casi del tiempo) sí que tiene las
características necesarias para llegar a tocar la fibra sensible del
espectador. La función se sigue con interés, posee ritmo y tiene momentos muy
buenos. Pero también hay que reconocer que algunas de las situaciones y
personajes de Perotti no están desarrollados por completo para aprovechar su
potencial. Con lo cual los intérpretes deben entregarse al máximo en un difícil
ejercicio y transmitir todo aquello que no se explicita.
La función acaba de estrenarse y en ello están. Sólo les
falta un poco de rodaje para tocar ese nostálgico otoño. Personalmente y por
ahora me quedo con esa bestia escénica que es Estefanía de los Santos, una
actriz que logra dotar de verdad a todo lo que dice y aquí interpreta al
personaje más entrañable, el de la prostituta Isabel. Esa figura que actúa como
catalizador de los demás y con la que el tiempo ha sido más cruel. No se puede
dejar de destacar también el estreno de Unax Ugalde sobre las tablas,
fantástico, desarrollando un personaje complicado con naturalidad, energía y
sin maniqueísmos. Y el contrapunto cómico de Santi Marín, que funciona a la
perfección y resulta divertidísmo, haciéndose con el público en todas las
escenas en que abre la boca.
Siempre me resistí a que terminara el verano posee un aura
melancólica, casi onírica, potenciada por ese hermoso y húmedo decorado de
cañas, césped y hierbas que se comen los muebles de un lugar en trámites de
desaparición. Así como por un diseño de iluminación y de sonido que apoyan esta
atmósfera de ecos pasados, de recuerdos a través de la lluvia. Siempre me
resistí a que terminara el verano es un espectáculo con vocación de testimonio.
De una generación peterpanesca en crisis, que se resiste a crecer. Se nota
hecho con cariño, delicadeza y sólo le queda un poquito para convertirse en esa
estación dorada, melancólica y hermosa a la que dejar de mirar de reojo,
pudiendo abrazar así el sonido de sus hojas caer, a esos personajes tiernos y
tan necesitados de cariño dibujados por Perotti.
+ info
Nombre del montaje: Siempre me resistí a que terminara el
verano
Disciplina: teatro clásico
Director: Lautaro Perotti
Autor: Lautaro Perotti
Reparto: Pablo Rivero, Andrés Gertrúdix, Estefanía de los
Santos, Unax Ugalde, Santi Marín
Espacio sonoro y Música original: Asier Etxeandia, Tao
Gutiérrez y Enrico Barbaro
Diseño iluminación: Carmen Martínez
Espacio escénico: Mónica Boromello
Vestuario: Ana López Cobos
Taller de movimiento: Lucio Baglivo
Coordinación de producción técnica: Chiqui Ruiz y Eduardo
Vizuete
Producción ejecutiva: Ana Sánchez de la Morena y José Luis
Huertas
Distribución: Lope García. Seda
Fotografía: DANiMANTiS
Dónde: Teatro Marquina. Madrid
Dirección: Prim, 11. Madrid
Hasta: 13.12
Horario: Martes, Miércoles, Jueves y Viernes: 20:30 horas.
Sábados: 18:30 y 20:30 horas.
Domingo: 18:00 horas
Precio: De 20 a 25 €.
Venta de entradas: www.teatrosgrupomarquina.es
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