Pere Riera da otra muestra de su gran escritura dramática en 'Infàmia', que luce un gran elenco encabezado por Emma Vilarasau
DAVID RUANO
Anna Moliner, estirada, y Emma Vilarasau, en una escena de 'Infàmia'.
MARTES, 2 DE FEBRERO DEL 2016 - 23:50 CET+
Pere Riera se ha revelado como un sólido puntal de la nueva dramaturgia catalana. Obra a obra, ha consolidado una trayectoria que rodea de expectación cada uno de sus estrenos. Desde su impactante debut con 'Lluny de Nuuk' (2010), en el desaparecido proyecto T-6 del Teatre Nacional de Catalunya, ha firmado piezas como 'Desclassificats' y, sobre todo, 'Barcelona' con la rúbrica del éxito. En el caso de la segunda, con el poco habitual trasvase del teatro público, la Sala Gran del TNC, a un escenario privado, del Grupo Focus, como el Goya. Vuelve ahora con la misma productora para estrenar su última pieza, 'Infàmia', en un montaje que también dirige en La Villarroel y parece llamado a tener otra excelente acogida.
A favor cuenta con la probada y poderosa escritura dramática del autor de Canet de Mar. Preciso, casi con pulso quirúrgico, desarrolla una trama situada en el mundo del teatro, concretamente alrededor del oficio de autor, con el encuentro entre dos intérpretes veteranos y dos jóvenes. Sara (Anna Moliner) pelea por hacerse un sitio y prepara una audición con escenas de 'Hamlet', en las que tiene la ayuda de Aleix (Francesc Ferrer), un colega que ya trabaja en un culebrón. Todo bajo la mirada de Eva Dolç (Emma Vilarasau), actriz retirada y con una pedagogía teatral de aquí te espero. Los tres reciben en su sala de ensayos la inesperada visita de Toni (Jordi Boixaderas), actor reputado y antiguo compañero de la diva, a quien quiere sacar de su retiro con un proyecto conjunto. No se quedará al margen de la instrucción interpretativa para los dos jóvenes.
TRAJE A MEDIDA PARA VILARASAU
'Infàmia' avanza a buen pulso por la capacidad de Riera paraconstruir diálogos y un engranaje actoral muy a punto. El autor le ha hecho un traje a medida a Vilarasau, ya intérprete de 'Desclassificats' y 'Barcelona'. Se mueve con absoluta autoridad para encarnar a la autoritaria Eva Dolç. A su lado, Boixaderas da una lección más de saber estar y decir en un escenario con desarmante naturalidad. Moliner, otra fija de Riera, también se gana el aplauso por su versatilidad y firme progresión, mientras Ferrer resuelve sin problemas un rol menos lucido.
Por contra, 'Infàmia' tiene la pega de ser una pieza endogámica. Se habla mucho de teatro, de la verdad del actor, también se interpela al público y su papel (a veces de forma directa) y casi se ven casi dos obras. Porque los ensayos de 'Hamlet' tienen presencia constante. Todo el 'pack' puede ser demasiado para un público generalista. Y lo que sí fue una infamia fueron los dos móviles que sonaron el día del estreno. “Por favor, apaguen los móviles. Gracias”, replicó Moliner con el primero. El segundo fue incluso peor. Vilarasau, en un parlamento cumbre, llegó a parar su escena. Llegará el día en que habrá que confiscarlos durante una función
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