05 de febrer 2016

Tres hermanas


Tres hermanas

Teatros del Canal. Madrid

"En casa de los Prozórov. Salón con columnas; tras las columnas, una gran sala. Mediodía; fuera brilla alegremente el sol. En la sala preparan la mesa para el almuerzo...", lee Juan Pastor desde un atril, mientras los intérpretes preparan la escena. Una escena de las Tres hermanas de Chéjov que la siempre elegante y admirable compañíaGuindalera ha levantado con esfuerzo y tesón. Un gran montaje para el que han cambiado su sede de la Calle Martín Izquierdo por los Teatros del Canal de Madrid.

Las Tres hermanas de Chéjov son OlgaMasha e Irina, tres chicas recientemente huérfanas que viven en una pequeña ciudad rusa sin más distracción que la brigada de artillería que se encuentra temporalmente en la zona. Su aparente paz se verá resquebrajada cuando el adorado y pusilánime hermano Andrei contrae matrimonio conNatacha (ejemplo de una burguesía vengativa, práctica, egoísta e insolidaria) que prácticamente deshaucia a las idealistas pero poco prácticas habitantes anteriores.

El director/adaptador (e intérprete) Juan Pastor y toda la compañía vuelven a demostrar una vez más su gusto escénico y querencia por Chéjov (tras montajes como esa deliciosa Tres años). Tres hermanas afirma la necesidad del cambio, pero sus personajes son incapaces de asumirlo y tomar las medidas necesarias para provocarlo. Las hermanas ansían ir a Moscú, su ciudad de origen, lugar soñado, pero no son capaces de tomar una decisión de una vez por todas (con comprar un billete de tren vale) y marchar, introduciéndose así en un bucle de frustración y profunda tristeza (igual que el resto de los personajes) teñida por una forzada alegría. Las Tres hermanas de Chéjov hablan sobre la sociedad rusa y su inminente transformación, y en éstas de Pastor hay también una reflexión sobre el presente, estableciendo un paralelismo de esa crisis rusa con nuestra crisis política actual. La función resulta un deleite clásico, como todos los proyectos de la compañía. Una muestra más de su compromiso y su saber hacer.

Tres hermanas
 es un precioso trabajo en el que cada detalle denota el trabajo que hay detrás del montaje, todo con un sentido y un propósito. Aunque la muy loable intención de Pastor desde la dirección de resaltar la vertiente cómica de los textos chejovianos tal vez en este caso resta algo de dramatismo al conjunto y los puristas pueden echar en falta algunas frases del original en la reducción del texto. Dos detalles que son lo único que se le puede achacar a un montaje mucho más que recomendable. Además, el trabajo de los intérpretes es una auténtica gozada. Un grupo de once actores (proeza en los tiempos que corren) completamente entregados en el que nadie sobresale por encima de nadie, realizando un fantástico y difícil trabajo. A destacar dos momentos que consiguieron emocionarme, el festivo y terrible baile alrededor de una de las desdichadas hermanas y la despedida entre Tusenbach (José Bustos) e Irina (maravillosa Ariana Martínez), una escena de ésas para el recuerdo.

En definitiva, que éstas de la Guindalera son unas Tres hermanas clásicas, hechas con sabiduría y buen gusto. Muy, muy recomendables. Gracias infinitas a la Guindalera por haber hecho realidad su frase: "Oh, mis queridas hermanas, nuestra vida aún no ha terminado. ¡Viviremos!" 

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