26 de setembre 2016

Mas: 'El profesional en lo amateur es economía sumergida'



Mas denuncia la intrusión en el circuito teatral aficionado y la precariedad

¿Se es aficionado porque conviene?
José Luis Mas, presidente de la Plataforma de Teatro Amateur, tiene claro que «eso es economía sumergida». Cuando en la última edición de Alicante a Escena se trata el salto a la profesionalización de los aficionados, Mas asegura que en Elche ese debate ya está superado de hace tiempo.En la Mostra de Teatre Dama d'Elx, que empezó el jueves y que acoge diez montajes, no hay profesionales que participan en un certamen pensado para los aficionados, como Mas denuncia que se ha encontrado en otros lugares.

«He visto festivales de teatro amateur donde estaban inscritas compañías profesionales que conozco», dice. El dinero es la clave principal para que se entrecrucen mundos separados.

«A los profesionales se les exigen unos impuestos que los amateurs no pagamos y no lo pagamos porque nuestra base ha de permanecer siempre la carencia de ánimo lucro», explica.
La situación se complica cuando «si tú por una función en un festival cobras 1.200 euros; es probablemente mucho más de lo que vas a cobrar por un bolo profesional porque no están pagando».
«Me han ofrecido cachés de 2.500 euros por actuar y he dicho que no. Porque no me parecía lo correcto. Dedicar esos 2.500 a un profesional. Yo voy con otras características».

Cuando las administraciones públicas durante los peores años de la crisis decidieron que no tenían dinero para mantener su programación, los recortes al sector profesional de la escena fueron brutales y el caché desapareció. Mas, responsable de la programación del centro ilicitano L'Escorxador desde el pasado abril, asegura que «nosotros, por suerte, vamos por la línea [de pagar], pero otros no».

Con una situación de precariedad alargada en el tiempo y el aumento de la contratación por parte de algunas de las administraciones a grupos de aficionados, el panorama cambia.

«Lo que se está fomentando por parte de la industria cultural es que me interese más ser amateur y así generó ingresos y nunca ser profesional», lamenta. «Muchos profesionales se han adaptado a las nuevas circunstancias, a las que no deberían haberse adaptado», añade. Mas apela con rotundidad a la diferenciación de oferta: «Lo que no puedo hacer nunca es pertenecer al circuito amateur y luego venderme como profesional, porque no tiene sentido».
De ahí que remarque su opinión de que «el amateur que entra en el circuito profesional es un intruso y el profesional que entra en el circuito amateur es economía sumergida».
En el último Alicante a Escena ganó el premio al mejor montaje con Presas. Un trabajo de Carafur y La Baranda con el que giran por toda España. «Con mi grupo jamás funcionaría así», señala. «Jamás he ido a un sitio que no haya sido con taquilla o con fijo más taquilla», asegura, «pero a caché nunca porque no me parece razonable. ¿Cómo voy a cobrarlo?».
Mas afirma que «los cachés son para las compañías profesionales, los amateurs tenemos que ir por otras vías: o fijo más taquilla para que te cubra los gastos (300 o 400 euros) y el resto ya te lo arreglas tú». «Me parece de vergüenza que a un profesional se le exija ir a taquilla», remarca, «¿dónde se trabaja así?»
En la convivencia entre ambas partes surge otro punto de fricción, los espacios donde mostrar las creaciones. «Algunos profesionales acusan a los amateurs de que ocupamos espacios que no nos pertenecen y eso no es cierto», argumenta. «¿Por qué no puedo actuar yo en un teatro? No voy a actuar en las mismas condiciones que un profesional porque no las quiero».
Gestión de la mendicidad«Hemos llegado al punto de que la gestión cultural de algunos espacios se hace a través de la mendicidad», denuncia, «y es una cosa que no se puede consentir ni para los profesionales ni para los amateurs». Para Mas calificar así las actuaciones de algunos centros «es un hecho. No estoy visibilizando nada».
Y destaca con orgullo que en su carrera como gestor cultural en la concejalía de juventud, «me negué rotundamente a que de una manera u otra hicieran los artistas cosas gratis a no ser que ellos quisieran».
La justa remuneración del trabajo de un artista es una vieja petición que en los últimos años se ha ido plasmando en los llamados Manuales de buenas prácticas.
Especialmente en las artes visuales, en estos se remarca lo que debería ser obvio, que el trabajo del creador no es gratuito. Mas razona que «si queremos vender industria cultural y que esta exista, no puede ser que te digan tenéis que haceros profesionales».
A esa apelación responde con un «ayúdeme, igual que se ayuda a otras empresas y otros autónomos; que ayuden de verdad desde las administraciones públicas». «A veces miramos al mundo del teatro como si fueran profesionales distintos», continúa, «no, son tan profesionales como cualquier otro y eso no lo acaba de entender la gente, como si no pudiera ser un empleo de verdad».
«Es una cuestión socio política de que el artista como hace lo que quiere vamos a machacarlo», finaliza, «¿por qué?».

Publicat per
22 de setembre de 2016
Foto : ROBERTO PÉREZ

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