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1 de març de 2010
La crisis favorece que proliferen obras en castellano para rentabilizar costes | "El público va a ver los espectáculos sin tener en cuenta el idioma"
JOSEP MASSOT
Barcelona
¿Thomas Mann?... En castellà, si us plau!", pedía en catalán el pasado jueves una mujer en una librería de la zona alta de Barcelona. Sólo en un ámbito, el teatro, hay paridad lingüística. La afición favorita de los catalanes es la música, pero sólo el 6% escucha música en catalán. El libro es la segunda: de los 6,3 millones catalanes mayores de 14 años, lee el 58%, pero de ellos apenas 901.000 son lectores en catalán y, el triple, 2,6 millones, lo hacen en castellano. El cine es la tercera preferencia, con el 35% de la población, y la relación aquí es de 9 a 1 en favor del castellano. Sólo el teatro, gracias a una producción propia capaz de atraer a todo el arco del público, desde el teatro minoritario al masivo, logra el empate lingüístico.
La conclusión de los expertos es que el uso del catalán aumenta cuanto más oferta haya (así pasa en la radio). Sin embargo, el caso de filmes como Vicky Cristina Barcelona, el único que se estrenó con más copias en catalán que en castellano o en versión original, indican que la cuestión es más compleja: el público prefirió la versión castellana sobre las otras dos. No sólo es cuestión de cantidad: cuentan también, por una parte, la calidad y el prestigio, y, por otra, la capacidad para atraer público.
Las encuestas demuestran que el bilingüismo en Catalunya es relativo y que el castellanohablante es más rígido a la hora de escoger opciones culturales en el otro idioma oficial. Joan Sabaté, director del Baròmetre de Cultura, cree que "los jóvenes tienden a consumir más en castellano, porque los principales productos que consumen están principalmente en castellano o en otras lenguas (videojuegos, cine, radio musical...)", aunque, matiza, "los consumos mediáticos y culturales en catalán tienden a aumentar ligeramente, excepto en el caso del cine".
Las encuestas que maneja Sabaté - más de 30.000 encuestados en toda Catalunya– ofrecen un dato preocupante en cualquier idioma: "Los consumos culturales, con excepción de la música, son bajos, tanto en castellano como en catalán, tanto en jóvenes como en adultos".
TEATRO
Equilibrio de idiomasen los escenarios catalanes
En teatro, la situación del catalán se ha normalizado. Aunque el número de producciones catalanas dobla a las castellanas (347 por 174), en espectadores hay un equilibrio (988.301 entradas vendidas de obras en catalán, por 968.517 en castellano), mientras en teatro infantil domina el catalán (95,5%). según el informe Adetca de la temporada 2009.
Daniel Martínez, presidente del grupo Focus, la principal empresa teatral de Barcelona, opina que "el público va a ver los espectáculos sin tener en cuenta el idioma en que se representan. Los productores catalanes, como Focus, producimos en catalán y sólo hacemos en castellano aquellas obras en las que los actores no pueden interpretar en catalán. En teatro, la normalización es absoluta, como corresponde a un país bilingüe, y los productores actuamos como lo que somos, catalanes en Catalunya, sin menospreciar ningún idioma ni pensar que hay un idioma más comercial que otro. Sólo pensamos en la calidad del espectáculo".
"La ventaja de ser bilingües –dice Daniel Martínez– es que después traducimos los espectáculos y podemos girar por toda España. Ahora lo hacemos con tres (Els nois d'Història. Germanes, Orson Welles), y, en breve, con Un marit ideal". Para el empresario teatral, "el problema de la exhibición cinematográfica es doble. Por una parte, que no es de producción propia y se ha de doblar. Y por otra, al cine de producción catalana le falta alcanzar el prestigio y la calidad que atraigan al público".
Entre los cuatro espectáculos más vistos de la temporada 2009, hay tres musicales en castellano: La Bella y la Bestia, Hoy no me puedo levantar y Spamalot, y otro sin palabras, Garrick. Daniel Martínez considera que muchos musicales son franquicias de multinacionales, a las que les interesa exhibir la obra en el mayor número de países para que puedan repartir los costos.
En Barcelona puede verse teatro en catalán popular, como el de Joan Pera (La doble vida d'en John) o La vida por delante, de Gary, en castellano, con Concha Velasco. La Generalitat da subvenciones a las empresas con el 50% o más de su programación en catalán. Focus, dice Martínez, llega al 75%.
En el 2009 hubo un incremento notable de obras y espectadores en castellano. Para Martínez, es coyuntural, depende de las obras que se estrenen. Pero es probable que también tenga que ver con la crisis, que reduce la producción y hace que lleguen más obras en gira.
MÚSICA
Nueva ola, nuevos públicos
La situación del catalán en música es testimonial. Sólo el 6% de los catalanes mayores de 14 años dice que escucha música en catalán, y eso que, según Marçal Lladó, de Bankrobber, Roger Palà, redactor jefe de Enderrock, y Àlex Eslava, director de DiscMedi, la música en catalán vive un momento creativo igual o superior al de los años 70, con la eclosión de nombres como Manel, Antònia Font, El Petit de Cal Eril, Guillamino, Mazoni, Le Petit Ramon, Cesc Freixes, Roger Mas... Las dos lecturas no coinciden, ¿qué sucede? El grupo de moda, Manel, ha vendido –desde noviembre del 2008– 25.313 copias de Els millors professors europeus, una cifra notable, si se tiene en cuenta que en toda España sólo Alejandro Sanz, Fito Páez y Sabina superan las 100.000. El disco, sin embargo, sólo se ha vendido en Catalunya. Otro grupo en alza, Els Amics de les Arts –se autoeditan con Nómada y los distribuye DiscMedi–, ha vendido en tres meses 3.869 copias de Bed & breakfast, una cifra récord. Se entiende que Eslava tenga claro que "no aguantaríamos si sólo vendiéramos música en catalán".
La sociolingüista Vanessa Bretxa opina que para los preadolescentes "la música en catalán es prácticamente inexistente". Después del Super3, el vacío. Ocastellano o inglés. Palà cree que "sólo falta que el buen momento indie se acabe de reflejar en la industria, como sucedió con Sopa de Cabra". ¿Hay un público militante? Marçal Lladó lo niega: "Se han acabado los estigmas y las militancias. La gente tiene los oídos más abiertos y no hace bandera de nada. Cada vez más grupos castellanos y catalanes comparten público y conciertos". La nueva ola no surge de comarcas. Esta vez, el epicentro es Barcelona.
LIBROS
El castellano sigue siendo el principalidioma de referencia
Se ha progresado. Entre la situación desastrosa del cine y la ideal de TV3, la industria del libro catalán es cada vez más madura, más competitiva, pero aún queda mucho recorrido", dice Ernest Folch, presidente de la Associació d'Editors en Llengua Catalana.
La industria del libro no es sólo literatura. Folch cita entre los deberes pendientes llenar lagunas clamorosas, como guías de viaje, literatura clásica y libros prácticos (jardinería, bricolaje, informática....). Entre los clásicos catalanes, destaca la ausencia de una edición moderna del Llibre de la contemplació de Ramon Llull. "Sólo está la edición facsímil, y me sonroja tener que explicar a investigadores extranjeros ausencias editoriales tan flagrantes para la historia de un país como esta". El Llibre de la contemplació en Déu es una versión del original en árabe, organizada en cinco libros de 365 capítulos, uno por día del año.
Aparte de la literatura infantil (especialmente Harry Potter), la ficción para adultos es el apartado con mejores resultados para la edición en catalán. En autores propios, se consiguen con normalidad tiradas superiores a los 50.000 ejemplares, y en literatura internacional se ha consolidado la aparición simultánea de las versiones en castellano y catalán. Pero la igualdad –a pesar de la mejora en la calidad de las traducciones– está muy lejos de conseguirse: la proporción sigue siendo de 7 a 3 o 8 a 2, en favor del título castellano. Además, la menor tirada de la versión catalana encarece el precio del libro en uno o dos euros, excepto en aquellos lanzamientos dentro de una misma editorial (Stieg Larsson). "La inferioridad en los puntos de venta es visible: catorce pilas para la versión castellana, una sola para la catalana", dice Folch, quien señala que "hemos perdido el público ideológico, que compraba catalán porque estaba en catalán, pero hemos ganado el lector normal, que busca los contenidos sin importarle el idioma. También hemos dejado atrás aquella idea del libro subvencionado y los almacenes atiborrados de libros comprados por el suport genèric: ahora las únicas ayudas automáticas son a la traducción, y son las bibliotecas quienes deciden qué libros quieren comprar".
Una anomalía curiosa se da en la franja de edad de 18/20 a 30/32 años. Las estadísticas muestran un descenso de tres puntos entre los lectores de libros en catalán. No es un asunto sólo de falta de oferta de literatura. Folch cree que se debe a razones ambientales (el castellano es el idioma de referencia), haymucha más oferta en castellano, y la edición catalana aún tiene mucho que aprender en estrategia de marketing.
CINE
Dominio de Hollywood, escasa producción catalana
El catalán tiene en el cine una de sus asignaturas pendientes, y el proyecto de ley que impone cuotas lingüísticas, bajo pena de sanciones de 4.000 a 75.000 euros, ha suscitado una amplia polémica en Catalunya: ERC, el partido al que se adjudicó el Departament de Cultura y la Secretaria de Política Lingüística, no quiere acabar el mandato sin ver aprobada la ley
El problema, por una parte, es que las películas de producción propia en catalán apenas consiguen atraer público, y algunos tienen que echar mano de la picaresca: para conseguir subvenciones llegan a hacer compras masivas de entradas. De modo que el grueso de la taquilla procede del cine español y, abrumadoramente, de los filmes norteamericanos, cuyas productoras son reacias, por cuestiones económicas, a costear copias en catalán. La diferencia es abismal: el 91% en castellano y el 4% en catalán. El mercado real del cine en catalán sería, sin duda, más alto con más oferta, aunque, aun siendo optimistas, si se tiene en cuenta los rankings del teatro, difícilmente alcanzaría el 50% que prevé el proyecto de ley.
Falta oferta, pero también hábito. Al televidente bilingüe le cuesta recordar si ha visto una película en catalán o en castellano, acostumbrado a zapear por cadenas de un idioma al otro, pero el usuario del cine doblado mantiene su preferencia por el castellano.
Los exhibidores y los distribuidores recuerdan que están ahí porque el cine es un negocio, no una ONG lingüística, y no están dispuestos a perder dinero. Un caso excepcional fue Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen. La productora quiso estrenarla sólo en catalán y a última hora, por sorpresa, se acabó proyectando en castellano en cinco cines. Aun así, fue la primera película que exhibía más copias en catalán (42) que en castellano (5) o en versión original (14). Según un informe de los exhibidores, la asistencia fue de un 47% en castellano, un 33,8% en catalán y un 19,11% en versión original. La recaudación por copia fue la siguiente: 116.176 euros en castellano, 18.350 en catalán y 40.048 en versión original. El estudio, Idioma catalán en la industria de exhibición cinematográfica, de julio del 2009, reseña que Girona es más proclive que Barcelona a ver cine en catalán.
En la encuesta del Baròmetre. se ve un descenso de espectadores de cine en catalán a partir de los 20 años y hasta los 30-31: la mayoría castellana es aquí abrumadora. Lo curioso es que la curva se invierte a partir de los treintayalgo en favor del cine en catalán. ¿La causa? Que los padres acompañan a sus hijos a ver películas infantiles, buena parte de ellas en catalán.
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