Hace al menos tres años, Escenamateur (la Confederación que
aglutina a una amplia mayoría del tejido asociativo teatral amateur español)
solicitó al Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música (órgano dependiente
del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música -INAEM-), la
creación de un grupo de trabajo para debatir sobre la situación actual y
perspectivas de futuro del teatro amateur en el territorio español.
Esa petición dio finalmente como resultado la creación,
dentro del citado Consejo, del “Grupo de Trabajo de Análisis del Teatro Amateur
en España”. Entre los objetivos marcados
por el INAEM para dicho grupo de trabajo figura realizar un “Diagnóstico en
España de la situación del teatro amateur”, y “Realizar un documento de alto
nivel de definición y concreción con propuestas generales sobre cuestiones
relevantes como: ayudas a la producción, viabilidad, visión e impacto social en
las Artes Escénicas, etc. El objetivo fundamental es plantear opciones de
mejora del sistema de cara al futuro del teatro amateur en España”. Esperemos
que entre las “opciones de mejora” se recoja un ejercicio de autocrítica del
INAEM, que conduzca al necesario respeto y acercamiento de esta entidad hacia el
teatro amateur.
Pero, ¿a quienes ha encomendado el INAEM este trabajo tan
deseado y necesario?. A la primera reunión, que se celebró el 16 de julio de
2019, acudieron representantes de cinco entidades miembros del Consejo estatal:
la Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de Titularidad
Pública –que coordinó la mesa-, la Asociación de Teatro para la Infancia y
Juventud (ASITEJ), la Federación Española de Asociaciones de Empresas de Teatro
y Danza (FAETEDA), la Asociación Española de Directores de Coro (AEDCORO) y de
la Confederación Nacional de Teatro Amateur (Escenamateur). No sabemos si el
INAEM ha designado a otros miembros que quizás no han acudido a esta primera
reunión.
Quienes van a realizar el mencionado diagnóstico y a proponer
las opciones de mejora del sistema de cara al futuro del teatro amateur son:
ASITEJ, que se presenta en su página web como “una alianza global de teatro
profesional para la infancia y la juventud”; FAETEDA, que deja claro en sus
siglas que es una federación de “Asociaciones de Empresas” y es bien conocida
en el ámbito profesional; AEDCORO, que
tiene entre sus fines “asesorar a los directores de coro asociados en su
actividad profesional” y “Velar por que
la dirección de las agrupaciones corales españolas sea asumida por
profesionales formados específicamente en esta especialidad”; “La Red”, que
aunque se presenta como red de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de
Titularidad Pública tiene entre sus proyectos colaboraciones muy estrechas con
el sector profesional (como “Mercartes”, El Mercado de las Artes Escénicas); y
finalmente Escenamateur, que es la única entidad de las cinco, que defiende, o
debería defender, específica e inequívocamente al teatro amateur.
Todos y cada uno de los fines de estas entidades son loables
y defendibles y no hay nada que decir en contra. Pero en este grupo de trabajo,
propiciado por el INAEM, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, para
tratar sobre la situación actual del teatro amateur y realizar propuestas de
futuro de este sector, debería haber mucha más presencia de representantes o
expertos en el sector amateur. La composición de este grupo, así como la
composición del Consejo Estatal de las Artes Escénicas, son indicativos
inequívocos del valor que da, nuestro máximo órgano de representación pública
(INAEM), a las artes escénicas amateurs, tanto en este grupo de trabajo que va
a tratar sobre su problemática, como en los debates del propio Consejo Estatal.
Parece evidente, por lo tanto, que esta oportunidad de poner
sobre la mesa la problemática específica del teatro amateur debería ser bien
aprovechada tanto por Escenamateur como por el INAEM, a menos que este último
solo conciba el grupo de trabajo como una aplicación más de lo que reza aquella
máxima atribuida a Napoleón… “si quieres que algo no funcione, crea una
comisión”. Una comisión podría tener al menos una esperanza de continuidad en
el tiempo, pero este grupo de trabajo, y vistos los mimbres con la que se ha
constituido, mucho me temo que no solo tendrá el tiempo limitado, sino que esté
condenada de antemano a la inoperancia cuando no al fracaso.
La opción no profesional de las artes escénicas debería
tener una representación más amplia en el grupo de trabajo. Para desmontar los
juicios previos que deforman la realidad del teatro aficionado, amateur o no
profesional serían necesarios más puntos de vista. No olvidemos que -como dijo
Einstein- “es más fácil desintegrar el átomo que un prejuicio”. El INAEM aún
está a tiempo de corregir esta desigualdad y de reparar su histórica
marginación de la opción amateur de las artes escénicas. Al sentarse, en
solitario, a la mesa de este grupo de trabajo que tanto le ha costado conseguir
reunir, Escenamateur debe ser consciente de la enorme responsabilidad que
adquiere ante el teatro amateur español. No en vano es el único representante
del teatro amateur en el Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música.
Escenamateur deberá suplir con buen hacer e incluso con imaginación, y sobre
todo con transparencia, la falta de más representantes de la opción amateur.
Debe ser consecuente con los principios y fines recogidos en sus Estatutos y
además portavoz de la totalidad de los grupos de teatro amateur del estado
español. Debe enfrentar las reuniones con planteamientos firmes y claros, y con
un argumentario ampliamente consensuado al menos con sus representados. También
sería muy útil para el futuro del teatro amateur que Escenamateur hiciera
públicos los contenidos de los debates, las actas de las reuniones y las
propuestas de acuerdo antes de que sean definitivamente ratificados. Esto
permitiría que aquellos a los que representan en el Consejo Estatal,
pertenezcan o no a Escenamateur, puedan conocer los puntos de vista de los
participantes en esta mesa de trabajo.
De momento, la única organización que hizo público un
informe sobre el Grupo de Trabajo de Análisis del Teatro Amateur en España, del
Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música, ha sido la FAETEDA. Un
buen ejemplo de trasparencia, en este caso, que sin duda se agradece.
Recomiendo la lectura de este breve informe, a quien desee hacerse una
composición de lugar y entender mejor el porqué de este artículo.
No se puede saber si realmente Escenamateur se expresó en
los términos reflejados en el informe, dado que no ha emitido información
pública al respecto, o si el resumen de su intervención es una interpretación
libre de la FAETEDA. Yo, a la vista de ciertas afirmaciones, me inclino más por
la segunda opción.
Paso a comentar algunas afirmaciones atribuidas a
Escenamateur. De algunas de ellas se podría concluir que se acepta establecer
un marco limitativo para el teatro amateur, lo que sería sin duda un error y
una discriminación. Porque “promover el teatro aficionado desde un punto de vista
comunitario y educacional”, dejando de lado otros “puntos de vista” o enfoques
del teatro amateur que también reivindican su espacio propio, sería limitarlo.
Asimismo, aceptar, al menos teóricamente, un “marco bajo cual debe enmarcarse
el teatro aficionado” o definir mejor las “características que deben tener
estos grupos”, apoyándose en un estudio de Jaume Colomer, también sería
limitarlo. Del mismo modo, sustituir los Certámenes por Muestras, a sabiendas
de que no es competencia de los propios grupos, equivaldría igualmente a
limitarlo. Y, por último, tratar de “controlar” la composición de los grupos de
teatro amateur ante una hipotética infiltración de algunos de estos por
profesionales… sería un error que limitaría la capacidad de acción de los propios
grupos amateur. Pero quizás deba ampliar y desarrollar estas afirmaciones.
El término “teatro comunitario”, aplicado al teatro, fue
acuñado en América latina y de forma especial en Argentina, y se refiere a una
forma de entender el teatro que se debe respetar por la filosofía que encierra.
La investigadora Marcela Bidegaín lo define muy bien: “El teatro comunitario
surge como una necesidad de un grupo de personas de una determinada región,
barrio o población de reunirse, agruparse y comunicarse a través del teatro. El
teatro comunitario es de y para la comunidad; no se concibe como un pasatiempo,
un lugar de ocio o esparcimiento ni como un espacio terapéutico, sino como una
forma de producción, un espacio para la voluntad de hacer o de construir”. Recomiendo
su clarificador artículo ¿Qué es el teatro comunitario?. Por otro lado, el
término “educacional” -comúnmente usado también en América latina- tiene, del
mismo modo, su perfil propio vinculado al ámbito educativo ya que se refiere al
teatro impartido por profesionales –como no podía ser de otro modo- en los
centros “educacionales” –educativos- o al realizado por los estudiantes de
distintos niveles educativos. Promocionar el teatro amateur solamente “desde un
punto de vista comunitario y educacional”, sería limitarlo.
Además, si leemos el “Estudio sobre la situación de las
artes escénicas en España” de Jaume Colomer –destacado profesional de la
consultoría especializado en planificación y gestión de sistemas culturales y
Director del BISSAP-, podemos encontrar que se acusa a los amateur de
intrusismo porque “sustituyen a los profesionales con tarifas más económicas” y
que además identifica el teatro amateur, junto con el comunitario y el
educativo, como prácticas sociales y no económicas. Craso error. El marco en el
que se mueve mayoritariamente el teatro amateur está claro… es el de las
asociaciones sin fines lucrativos que es la fórmula elegida por aquellos que
desean acogerse a un formato jurídico que les permita operar en el tercer
sector de la economía. Y estas son, guste o no, prácticas sociales, pero
también económicas. La Ley, reguladora del Derecho de Asociación, en su
artículo 12.2 lo reconoce de forma palmaria. Sobre la acusación de competencia
desleal o intrusismo, implícita en ciertas afirmaciones de este estudio, ya me
he extendido en un artículo anterior que podéis leer en ARTEZBLAI.
Por otro lado, es aconsejable tener mucho tacto al hablar de
la relación de los profesionales con el teatro amateur, habida cuenta de que
muchos profesionales, sin formar parte de los grupos, prestan servicios para, o
colaboran con, el teatro amateur. Deberían ser los propios grupos los que
decidan, cumpliendo rigurosamente con la normativa legal vigente que les
ampara, el grado de relación de su asociación, sin fines lucrativos, con el
mundo profesional. “Expulsar” a los colaboradores profesionales de los grupos
amateur es limitar a los grupos en aquello que les permite el marco legal en el
que se mueven. Un pequeño ejemplo… un
programador de un reconocido certamen de teatro amateur declaró públicamente
que, si detectaba que un grupo incluía en sus “filas” a algún actor con
titulación superior de arte dramático, eliminaba al grupo de la participación
en el certamen entendiendo que tenía componentes profesionales. Si asumiéramos
ese criterio –la titulación- para decretar que los grupos son o no amateur,
muchos de ellos deberían renunciar a tener actores o directores formados, o a
miembros de su asociacion –algunos con cargos ejecutivos- competentes. Y lo que
es peor estaríamos, restringiendo los derechos que la Ley Orgánica 1-2002 de 22 de marzo reguladora
del Derecho de Asociación (BOE núm. 73, de 26/03/2002) otorga a las
asociaciones sin fines lucrativos.
Una reflexión especial se merece lo expresado por FAETEDA,
otro de los componentes del grupo de trabajo. En este caso se supone que la
transcripción de su intervención es fiel a lo expresado, dado que fueron ellos
mismos los que elaboraron el mencionado informe. Parecen manifestar dudas sobre
lo que es el teatro amateur o el teatro profesional, y por eso proponen
“precisar que se considera teatro amateur y que es teatro profesional”. Por
otro lado, manifiestan que hay que “concretar bien los límites de sus marcos de
actuación y regular de una forma mucho más objetiva las condiciones de
funcionamiento de estos grupos a nivel jurídico y legal”.
En un artículo anterior en ARTEZBLAI avancé una posible
definición –sin duda mejorable- de lo que es TEATRO AMATEUR. “Es el arte de la
escena, realizado por agrupaciones teatrales que no persiguen con su actividad
fines lucrativos, y compuestas mayoritariamente por personas que practican esta
actividad sin hacer de ella su medio de vida”.
Muchos grupos de teatro amateur tienen su origen en un grupo
de personas, unidos por la amistad, la pertenencia a un ámbito común o por una
comunión de intereses, que decide organizarse de forma independiente (como
asociaciones sin fines lucrativos, si desean operar en el marco económico) para
hacer teatro y presentar al público su creación artística. Los componentes de
estos grupos podrán provenir del ámbito “educacional” -estudiantes-, de un
barrio, colectivo social o población concreta –como en el teatro
“comunitario”-, del ámbito laboral, de colectivos de personas con necesidades
de inclusión, etc. Y esas personas organizadas como grupo, pueden asumir un
mayor o menor nivel de voluntad integradora, inclusiva o de implicación en el
ámbito territorial o social en el que desarrollen su actividad. El grupo, sea
este homogéneo o heterogéneo, será el que decida cómo enfocar su creación, su
ejecución y el público al que irá destinado su producto… el espectáculo.
Muchos de estos grupos, conscientes de que el teatro es una
valiosa herramienta de creación y de transformación social, y para no limitar
el alcance de su mensaje y la expresión de su creatividad, aspiran a operar en
los mismos ámbitos de competencia que el profesional… el espacio común de las
artes escénicas. Con una única limitación, el destino que se dan a sus “beneficios”.
Unos beneficios que pueden y deben perseguir en aras de una gestión más eficaz.
La Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación,
en su artículo 12.2 lo indica claramente… “Los beneficios obtenidos por las
asociaciones, derivados del ejercicio de actividades económicas, incluidas las
prestaciones de servicios, deberán destinarse, exclusivamente, al cumplimiento
de sus fines, sin que quepa en ningún caso su reparto entre los asociados ni
entre sus cónyuges o personas que convivan con aquéllos con análoga relación de
afectividad, ni entre sus parientes, ni su cesión gratuita a personas físicas o
jurídicas con interés lucrativo”. Esta particularidad marca y condiciona
notablemente las características, capacidades y desarrollo de estos grupos.
Asimismo sería deseable que el derecho a la producción y
creación artística, consagrado y protegido por la Constitución Española en su
artículo 20 (punto 1.c), fuera complementado, al menos en el caso de las
iniciativas y espacios de titularidad pública o privada sin fines lucrativos,
con el derecho a la distribución y acceso a los espacios de difusión o
exposición pública.
Los grupos amateur, protegidos por este marco legal (que
debería conocer y, sobre todo, respetar y defender el Ministerio de Cultura y
Deporte y su organismo dependiente, el INAEM) y en tanto este no sea
modificado, deberían poder operar sin cortapisas ni limitaciones impuestas por
terceros. Solo ellos, deberían ser los que decidan el ámbito hacia el que
deseen enfocar su actividad, el modo que elijan de considerar su trabajo
escénico y la tipología de los espacios en los que deseen presentar sus
producciones. El público, como destinatario de esas representaciones, es el que
finalmente debe avalar con su presencia, o sancionar con su ausencia, la
calidad de teatro amateur o profesional, y el franquee o no el acceso de estos
a los espacios de representación.
Los adversarios siempre intentarán expulsar del sistema al
competidor. Pero el mejor escenario posible, para las artes escénicas, se dará
cuando, tanto los profesionales como los amateur, se reconozcan mutuamente como
compañeros de viaje en su periplo creativo, bajo el techo común de las Artes
escénicas. Y el INAEM debería ser, también en esta mesa de trabajo, el valedor
neutral de dicha convivencia y no correa de transmisión de una de las partes.
PUBLICAT PER
Carlos Tabernero
artezblai.com
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada