En un sector cada vez más afectado por la
precariedad, Kamikaze resucita el Teatro Pavón de Madrid.
Temeridad, insensatez, un acto de romanticismo
o todas las cosas a la vez. Ponerse a las riendas de un teatro en Madrid en
verano, con el IVA cultural al 21%, sin contar con ayudas públicas,
patrocinadores, ni subvenciones, con un préstamo sobre los hombros y con el
único respaldo de la taquilla parece una acción suicida.
Pero el director y dramaturgo Miguel del Arco,
el actor Israel Elejalde y los productores Aitor Tejada y Jordi Buxó, hasta
ahora conocidos por ser las cabezas visibles de Kamikaze Producciones, llevaron
a gala el título de su compañía el día que, constituidos en sociedad, firmaron
el contrato que les ha convertido en arrendatarios del Teatro Pavón de Madrid.
Como mínimo hasta 2021, que es el compromiso inicial adquirido con sus dueños,
Amaya Curieses y Pepe Maya, después de que la Compañía Nacional de Teatro
Clásico abandonara el coliseo el año pasado.
Porque no todos los días se queda libre un
teatro de esta envergadura en el centro de Madrid y había que aprovechar la
ocasión si querían convertirse en una compañía de repertorio como las de
antaño. “Si tenemos que esperar a una situación favorable para abrir un teatro,
no lo abriríamos jamás. Ayudaría que bajaran el IVA de 21 al 10%, pero la
situación económica y europea es la que es. Esto es como tener un hijo, no
puedes esperar al momento perfecto”, explica Aitor Tejada. “Eso es, hay que
follar”, bromea Del Arco. “Y luego ya buscaremos soluciones. Porque acabo de
leer que De Guindos no piensa rebajar el IVA cultural”.
Han abierto las puertas en tiempo record.
Firmaron a principios de verano y ya han comenzado las funciones previas de
Idiota, la obra que inaugurará oficialmente el rebautizado como El Pavón Teatro
Kamikaze el próximo 8 de septiembre. Por eso las cuentas, por el momento, no les
cuadran. “Nunca nos han salido porque ninguno de nosotros somos ricos
herederos. Nos hemos lanzado a abrir un teatro con la esperanza de que lo que
proponemos interese al público y venga a vernos. Insisto, es como follar si
quieres tener un hijo, me parece que es lo que hay que hacer, lo lógico. Si nos
va mal, tampoco es el fin del mundo, cerraremos y nos iremos”, dice Del Arco,
que ahora es el director artístico del teatro. “Cuántas veces nos habrán dicho
que somos unos valientes… Hay días que nos sobrepasa, pero entonces recordamos
por qué estamos haciendo esto, qué significa y qué pasa si no sale bien. No hay
que olvidar que somos unos privilegiados”.
Si tenemos que esperar a una situación
favorable para abrir un teatro, no lo abriríamos jamás. Esto es como tener un
hijo, no puedes esperar al momento perfecto
EL PROYECTO DEL PAVÓN
El objetivo principal de los cuatro socios es
convertirse así en creadores, productores, distribuidores y exhibidores de su
propio trabajo y del de artistas afines, poniendo en práctica un nuevo modelo
privado que imita al Teatre Lliure de Barcelona y la Schaubühne de Berlín –el
primero comenzó como cooperativa para convertirse en fundación mientras que el
segundo es de titularidad pública– y dar cabida, sin abusar de la multiprogramación,
a la danza, la música y los talleres formativos en diferentes espacios: dos
salas de 400 y 80 butacas, una terraza y un ambigú. En definitiva, ser unos
gestores culturales ideales dentro de un sector que dista mucho de ser idílico.
Los creadores de la iniciativa pasen por los
pasillos del teatro.
Los creadores de la iniciativa pasen por los
pasillos del teatro. Vanessa Rabade
Tras su presentación con Idiota, al Pavón
Teatro Kamikaze le espera una temporada que combinará novedades aún por anunciar
–Del Arco planea estrenar un nuevo drama para cuatro personajes a principios de
diciembre– con algunos de los mayores éxitos del repertorio de la compañía como
La función por hacer, Misántropo o Hamlet, su montaje de mayor presupuesto
hasta la fecha y que, a día de hoy, en un teatro como este ni siquiera
resultaría rentable con el aforo completo. “Esperamos equilibrarlo con otros
como La clausura del amor o Juicio a una zorra, porque no queremos presentar
una versión reducida ni mutilada de lo que se vio en el Teatro de la Comedia.
Eso significa que nunca va a ser rentable para nosotros, pero forma parte de
nuestro compromiso con la calidad del teatro que queremos. Siempre hemos
funcionado así. Para La función por hacer solo teníamos presupuesto para cubrir
la seguridad social de los actores y lo hicimos, y lo mismo con Teatro de la
Ciudad”.
“Curiosamente, todo el agobio que hemos tenido
este mes para sacar el teatro adelante no ha sido por un tema de pasta, sino
porque no llegaba el aire acondicionado, no teníamos el cartel en la puerta o
no había papel higiénico en los baños, por ejemplo”, aclara el productor Jordi
Buxó, que sigue dándole vueltas a posibles ayudas del sector público y de
mecenas privados. “Estamos en conversaciones institucionales, pero no hay nada
en firme. El Ministerio de Cultura no da ayudas hasta dos años después de la
apertura del teatro y nosotros ni siquiera tenemos derecho a ella por una
cuestión de número de butacas. Realmente, no hay ninguna subvención a la que
podamos aspirar como proyecto”.
El Ministerio de Cultura no da ayudas hasta
dos años después de la apertura del teatro y nosotros ni siquiera tenemos
derecho a ella por una cuestión de número de butacas
Y eso que un teatro así genera por fuerza
puestos de trabajo, empezando por un jefe de taquilla o un jefe de sala, entre
otros. “Y no solo la gente de la oficina, también todas las producciones que
ponemos en marcha con técnicos, actores, creativos... A día de hoy tenemos
dadas de alta a 20 personas para Idiota y no nos llega”, explica su director
artístico, que en octubre inaugurará la Seminci con su primer largometraje, Las
furias, y en mayo dirigirá Refugio en el Centro Dramático Nacional.
“Hemos tenido la desgracia de abrir un teatro
en agosto cuando todo el país se paraliza, por lo que los proveedores no llegan
y lo plazos no se cumplen”, cuenta Tejada. Algo que se ha notado también en la
venta de entradas, que esperan que aumente de cara a septiembre. Como las
inscripciones a la Comunidad Kamikaze, una plataforma de socios con diferentes
tarifas que ofrece descuentos de entradas o acceso a los ensayos a cambio de
convertir al espectador en pequeño accionista. “Está funcionando muy bien y es
una de nuestras prioridades, que el público sea parte activa del teatro en actividades
como esta o el primer taller de danza impartido por Carlota Ferrer”.
LA TRAMPA DEL TEATRO ‘OFF’
El fenómeno de la compañía Kamikaze despegó en
el invierno de 2009 con las funciones a medianoche de La función por hacer en
el hall del Teatro Lara, en plena ebullición del microteatro y los espacios
alternativos en Madrid.
Fue un momento de esplendor del teatro off
que, sin embargo, con el pretexto de promover la creación emergente, respaldar
nuevas tendencias escénicas y ofrecer más oportunidades en espacios no
convencionales, contribuyó también a una precarización y saturación del sector
que llega hasta nuestros días legitimada por las instituciones en festivales
como Surge o Frinje, y en forma de multiprogramación abusiva y condiciones cada
vez más penosas para las compañías.
Miguel del Arco es el director artístico del
proyecto.
“Me hacía mucha gracia cuando me hablaban de
la ‘argentinización’ de la escena madrileña. Pues espero que sea en la parte
creativa y no en el presupuesto”, comenta Del Arco. “Siempre hemos luchado
contra la precarización de la profesión porque los primeros que tenemos que pelear
por la dignidad del oficio somos nosotros. E insisto en que cuando hicimos La
función por hacer todos nuestros actores estaban dados de alta. Porque si no
cuidas a las compañías o no hay dotación técnica, el espectador no tiene lo que
se merece. Eso no va a pasar aquí”. Dicho de otro modo: el Pavón será un
espacio de multiprogramación, pero no un ‘escenario caliente’. “En el Off no se
pagan ensayos y se funciona como una asociación cultural que no tributa el IVA
sangrante de la administración. Hay salas de veinte localidades que ganan más
dinero que nosotros haciendo Misántropo”.
Siempre hemos luchado contra la precarización
de la profesión porque los primeros que tenemos que pelear por la dignidad del
oficio somos nosotros
Así como hace siete años eran Miguel del Arco
y Aitor Tejada quienes iban puerta por puerta con el libreto de La función por
hacer en busca de un recoveco en la escena, hoy es El Pavón Teatro Kamikaze el
que recibe multitud de propuestas para ser representadas. Y con más motivo después
de la desaparición de salas dinamizadoras de la escena madrileña como La Casa
de la Portera, La Pensión de las Pulgas o la Kubik Fabrik. “Madrid es un
embudo. Hay mucha producción teatral y muy poca exhibición y cuesta mucho
presentar tu propuesta. Por eso entiendo el aluvión cuando encuentras un sitio
accesible como este”.
IDIOTA
El montaje elegido para abrir las puertas del
Teatro Kamikaze es Idiota, un texto contemporáneo de Jordi Casanovas (autor de
Ruz-Bárcenas, que inspiró la película B) que apela al entretenimiento, la
intriga y la comedia negra, pero también a la reflexión en torno al abuso de
poder, la pérdida de nuestros derechos y el sometimiento al dinero, y que se
sitúa en las antípodas de otros montajes más vanguardistas de la compañía como
La clausura del amor o Hamlet.
Gonzalo de Castro en un ensato de Idiota.
Dirigido por el actor Israel Elejalde y
protagonizado por Gonzalo de Castro y Elisabet Gelabert, Idiota es la manera
que tiene la compañía de explicar que en el Pavón cabrá de todo. “Es un cambio
de concepto. Como decía Vittorio Gassman, me gusta todo tipo de teatro, incluso
el que yo no haría”, explica Israel Elejalde, que compaginará la dirección de
este texto con La función por hacer, la gira de Hamlet y las representaciones
de La clausura del amor junto a su pareja Bárbara Lennie. “No considero que
haya un teatro de élite, soy muy amante tanto del teatro de vanguardia como del
teatro popular y comercial. Porque creo que este último marca la temperatura
media de un país. Cuanto mejor sea el teatro popular, mejor será la cultura
media”.
No considero que haya un teatro de élite, soy
muy amante tanto del teatro de vanguardia como del teatro popular y comercial.
Porque creo que este último marca la temperatura media de un país
Resulta simbólico que el protagonista de esta
Idiota, que se somete a un cruel experimento científico a cambio de una
suculenta recompensa que le permita solucionar su ruinosa situación económica,
asuma un crédito imposible para salvar su bar-karaoke del mismo modo que han
hecho los cuatro socios de El Pavón Teatro Kamikaze para sacar adelante su
proyecto. “Cada vez que escucho esa frase de la función se me clava como un
puñal. Me duele en el alma porque yo también soy ese tipo endeudado. Y aquí
estamos, jugando a la ruleta rusa”.
“Si me llegan a decir en el hall del Lara que
iba a acabar siendo socio de un teatro, no me lo hubiese creído. Sí había
soñado con interpretar Hamlet, pero nunca con esto. La función por hacer llegó
a mí en un momento de crisis personal y profesional en el que me planteé
abandonar la profesión y fue uno de los momentos de mayor satisfacción de mi
carrera”, explica el actor. Hoy codirige junto a Del Arco su propio teatro. Lo
dicho, un acto de romanticismo propio de kamikazes.
Publicat per
La compañía Kamikaze se pone al frente del
Teatro Pavón. Vanessa Rabade
PABLO GIRALDO @pablo_pei
27.08.2016 00:37 h.
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