publicat
per
12 de
febrer de 2013
Se ha dado a conocer el Reglamento de los XVI Premios Max de las Artes Escénicas
2013” relativa a la inclusión en Categorías Especiales del Apartado 2.29:
Premio Max Aficionado.
En dicho reglamento se establece un plazo de presentación de
solicitudes entre el 7 y el 27 de febrero de 2013 para poder concurrir a dicho
premio y se indica que será el Comité Organizador de los Premios Max será el
encargado de designar directamente al ganador del presente galardón.
Parece ser que dicho premio tiene como objetivo reconocer la trayectoria de una persona o entidad pública o privada en el
ámbito aficionado, que haya contribuido al fomento de nuevos públicos, a la
difusión de la creación dramática y al impulso de los profesionales del futuro
(sic), según lo publicado por la propia Fundación autor.
Al mismo tiempo la Fundación Autor reconoce algo que
pedíamos en escritos anteriores. Manifiesta que el comité organizador incorpora
este galardón “a instancias de la solicitud presentada por la Confederación
Escenamateur”.
Aunque nos parece de justicia que se reconozca el papel de
Escenamateur en el nacimiento de este apartado, nos consta que este no es el
formato de premio que Escenamateur respaldó. También nos consta que
Escenamateur defendió ante la Fundación Autor ese otro modelo más democrático
de premio que reconociera fundamentalmente el valor artístico, como así lo
hacen la inmensa mayoría de los premios Max.
Pero la fundación Autor ha hecho oídos sordos a la propuesta
de democratizar este premio como así lo están las 23 categorías a concurso. Ni
siquiera se ha considerado la posibilidad de crear un jurado específico
integrado por especialistas (dado que la palabra profesionales no es la
adecuada) del Teatro Aficionado. No sabemos quienes son los Comité organizador
de los Premios Max de las Artes Escénicas que otorgarán dicho premio y mucho
nos tememos que el grado de participación de los Aficionados en ese Comité será
nulo.
Por lo tanto será un premio que reconocerá (según indica la
propia Fundación) la contribución al fomento de nuevos públicos (labor callada
que el teatro aficionado viene haciendo desde tiempos inmemoriales), a la
difusión de la creación dramática (¿solo la difusión?) y al impulso de los
profesionales del futuro (esto demuestra el egocentrismo de aquellos que
valorarán a los aficionados). Pero será un premio en cuyo otorgamiento no han
intervenido los verdaderos conocedores sobre la materia... los aficionados.
Que no olviden los ejecutivos de la SGAE ni los patronos de
la Fundación Autor que muchos de los autores a los que administran sus derechos
o que forman parte de su cuerpo social, colaboran activamente, y en algunos
casos exclusivamente, con el teatro aficionado.
Hay quienes se consuelan con
el consabido “a falta de pan buenas son tortas” o “a caballo regalado no
le mires el diente” Pero, a nuestro entender, el Teatro Aficionado no debe
contentarse con las migajas que reparten los sesudos varones y varonesas que
rigen los destinos de las Artes escénicas en nuestro país, ni debe mendigar un
trato de favor. Al teatro aficionado le interesa, y por lo tanto debe exigir,
un trato igualitario. Ofrece una coexistencia y convivencia pacífica con el
teatro profesional, como no podría ser menos, y se esfuerza en ofrecer un
trabajo de, cada vez, mejor calidad. Y solo pide igualdad de trato y
condiciones de acceso a recursos e infraestructuras públicas, y que sea el
marco legal el único que establezca las diferencias entre la actividad
profesional y amateur de las artes escénicas.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada