Jordi Milán habla largo y tendido sobre la reposición de 'Cómeme el coco, negro', una obra que estrenó en 1989 y que ahora repone para celebrar su 25º aniversario
Jordi Milán, acompañado por un ejército de plumas, ha llegado a Madrid para comerle el coco a carcajadas a los espectadores. -
Jordi Milán, acompañado por un ejército de plumas, ha llegado a Madrid para comerle el coco a carcajadas a los espectadores. -
Mónica Patxot
PABLO CARUANA
MADRID
Están en su segunda semana en La Gran Vía y todavía andan de fiesta. Vienen con ganas de quedarse un buen rato. Además, ya conocen bien esta vital arteria madrileña de cuando allá por 1997 reventaron la taquilla con Cegada de amor. Aunque esta compañía catalana, de origen aficionado, tiene larga vida y todavía muchas ganas que se resumen y sintetizan en el rostro y la energía de su director y fundador, Jordi Milán.
Hablamos con él largo y tendido sobre la reposición de Cómeme el coco, negro, una obra que estrenaron en 1989 y que ahora han repuesto para celebrar este 25º aniversario. Revista, cachondeo y mucho teatro.
«Reivindicamos ese otro género donde reinaba la picardía y la insinuación»
Están en su segunda semana en La Gran Vía y todavía andan de fiesta. Vienen con ganas de quedarse un buen rato. Además, ya conocen bien esta vital arteria madrileña de cuando allá por 1997 reventaron la taquilla con Cegada de amor. Aunque esta compañía catalana, de origen aficionado, tiene larga vida y todavía muchas ganas que se resumen y sintetizan en el rostro y la energía de su director y fundador, Jordi Milán.
Hablamos con él largo y tendido sobre la reposición de Cómeme el coco, negro, una obra que estrenaron en 1989 y que ahora han repuesto para celebrar este 25º aniversario. Revista, cachondeo y mucho teatro.
«Reivindicamos ese otro género donde reinaba la picardía y la insinuación»
¿Veinticinco años?
Bueno, todo empezó con una celebración para 900 personas en el Teatro Novedades en Barcelona en el 2006 para celebrar nuestro 25 aniversario. Fue una gran fiesta, pero el público protestó y dijo que si no íbamos a hacer nada para ellos. Y decidimos remontar Cómeme el coco, negro. Creemos que es una de nuestras obras más emblemáticas y que sintetiza mejor nuestro teatro: prima la participación, la sorpresa, el teatro de humor, el plástico, la ternura, la música
¿Cómo surgió Cómeme el coco, negro, una obra sobre una compañía itinerante dedicada a la revista?
«Creemos que es una de nuestras obras más emblemáticas; sintetiza nuestro teatro»
Surgió después de hacer La Tempestad, obra maravillosa pero que estaba pensada con el culo y costaba desmontar muchísimo. Cuando estábamos mojados, exhaustos y teníamos que desmontar nos decíamos que la obra estaba realmente ahí con ese vacío y la desolación del teatro sin público.
¿La revista es un género a revindicar?
Cuando empezamos con el montaje estaba desapareciendo. Hoy ha de-saparecido por completo. Nosotros no queremos hacernos abanderados de la revista, es un género que tuvo su tiempo. Pero nos gusta el pestañeo, el plumerío y el mariconeo. Y reivindicamos frente a la revista del culo y las tetas esa otra donde reinaba la picardía y la insinuación. De esa actriz con las tetas caídas que para salir a escena se las sube, pero que al mismo tiempo tiene una caída de ojos que deja loco al de la segunda fila. Eso sí. Luego, con la democracia, el género se americaniza y se lo cargan.
¿Qué queda de la compañía de aficionados que un día en 1983 triunfaron fuera de todo pronóstico en el Festival de Sitges?
Queda mucho, las ganas de girar, de seguir yendo por pueblos
¿Sigue habiendo un teatro aficionado suficientemente fuerte en nuestro país?
Y tanto. Sigue habiendo cantidad de gente que con nada hacen una obra, en un garaje de su casa o donde pueden. En Murcia, en Galicia, en Valencia y sobre todo en Cata-lunya el teatro aficionado sigue siendo bien fuerte. El Festival de Sitges, del que mamamos y nos vio nacer, ha desaparecido sin que nadie protestase mucho. Y creo que ahora se están dando cuenta de lo que supone su desaparición. Tárrega ya no es lo que era, no sirve para lo que se fundó. Ahora es algo comercial donde la gente va a vender y contratar. Ya no puede presentarse cualquiera, se acabó la espontaneidad, la flexibilidad y la posibilidad de mostrarse para mucha gente.
¿De ahí que se hablede una falta de renovaciónen el teatro catalán?
Es obvio. Mira el panorama. No se ha apoyado a la gente joven, ahí seguimos El Joglars, Tricicle, Els Comediants, Dagoll Dagom, La Fura Después, ¿qué ha pasado? Sé que la renovación es complicada pero hay muchos mecanismos posibles que no se están dando. Y ya somos viejos.
