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22 agost 2009
Mario Gas elogia las artes escénicas porque «a pesar de las dificultades, han gozado de una permanente mala salud de roble»
JOSÉ CARLOS ROJO
SANTANDER
La libertad como corazón del teatro orienta la filosofía del curso. Mario Gas invita a los alumnos a eludir cualquier cuestión que pueda coartar la interpretación. «No importa el género. En los comienzos, una máscara invitaba a la magia, ocultando la verdad, y dando rienda suelta a la creatividad del actor. Fue un tiempo en el que incluso el recurso servía para facilitar el acceso a las tablas a las mujeres, por entonces vetadas en las artes escénicas».
Es uno de sus discursos en el seminario que con el título 'El actor y el director frente a la construcción del personaje: interpretación, dirección y montaje', le mantendrá ligado durante 15 días a la actividad docente de la UIMP desde la pasada semana. «El desarrollo del trabajo que lleva al resultado final de la obra destapa los procedimientos, los mecanismos y las formas de hacer, que nos enriquecen de verdad», confesó para revelar su opinión del teatro global, en la que «cada detalle tiene importancia», explicó.
El paraninfo de la universidad sirve de escenario escuela improvisado donde los grupos de los 30 alumnos participantes del curso practican desde la interpretación y la dirección. Pero la docencia no se entiende sin una orientación concreta, en la que se contenga la situación actual del arte escénico. «El teatro está en crisis; pero no es una cuestión actual. Siempre lo ha estado. A lo largo de la historia han aparecido otros lenguajes que pujaron por robarle protagonismo. Aún con todo, y a pesar de los pesimismos, ha sobrevivido. Se puede decir que siempre gozó de una permanente mala salud de roble, pero hay que permanecer atentos», especialmente en materia de gestión.
Mirar hacia dentro
Pero todas las culpas no fueron de dentro hacia afuera, también se miró en el ombligo del oficio. «Hay que continuar trabajando por un teatro que emocione, que forme, que sorprenda, pero con calidad, alejado de los resortes efectistas». Pero el contenido, como reflejo de un fondo cultural y una corriente estética, debe tener en cuenta el contexto. Y hay que olvidar de una vez por todas la actitud que impide partir de un vagare cultural para desarrollar la vanguardia. En España siempre se parte de cero, y eso no ayuda en la evolución del teatro».
«Vivimos un momento en el que España atesora grandes talentos, pero con una fallida administración. Es necesario que se marque una diferencia clara entre teatro privado y público. Muchas veces estos últimos juegan en exceso a convertirse en los primeros. Es una actitud que no ayuda», aclaró cuando arremetía contra la demagogia que mantiene la «excesiva» inversión en arte y teatro. «Afirman que no debe aumentar la financiación para la cultura mientras haya lagunas en otros ámbitos como la educación o la sanidad; pero es un lenguaje perverso. Es cierto que falta dinero en todos esos frentes, pero no creo que sea el teatro el foco del que restar. Más bien me parece que hay otros frentes donde el dinero se escapa sin remedio», advirtió.
22 agost 2009
Mario Gas elogia las artes escénicas porque «a pesar de las dificultades, han gozado de una permanente mala salud de roble»
JOSÉ CARLOS ROJO
SANTANDER
La libertad como corazón del teatro orienta la filosofía del curso. Mario Gas invita a los alumnos a eludir cualquier cuestión que pueda coartar la interpretación. «No importa el género. En los comienzos, una máscara invitaba a la magia, ocultando la verdad, y dando rienda suelta a la creatividad del actor. Fue un tiempo en el que incluso el recurso servía para facilitar el acceso a las tablas a las mujeres, por entonces vetadas en las artes escénicas».
Es uno de sus discursos en el seminario que con el título 'El actor y el director frente a la construcción del personaje: interpretación, dirección y montaje', le mantendrá ligado durante 15 días a la actividad docente de la UIMP desde la pasada semana. «El desarrollo del trabajo que lleva al resultado final de la obra destapa los procedimientos, los mecanismos y las formas de hacer, que nos enriquecen de verdad», confesó para revelar su opinión del teatro global, en la que «cada detalle tiene importancia», explicó.
El paraninfo de la universidad sirve de escenario escuela improvisado donde los grupos de los 30 alumnos participantes del curso practican desde la interpretación y la dirección. Pero la docencia no se entiende sin una orientación concreta, en la que se contenga la situación actual del arte escénico. «El teatro está en crisis; pero no es una cuestión actual. Siempre lo ha estado. A lo largo de la historia han aparecido otros lenguajes que pujaron por robarle protagonismo. Aún con todo, y a pesar de los pesimismos, ha sobrevivido. Se puede decir que siempre gozó de una permanente mala salud de roble, pero hay que permanecer atentos», especialmente en materia de gestión.
Mirar hacia dentro
Pero todas las culpas no fueron de dentro hacia afuera, también se miró en el ombligo del oficio. «Hay que continuar trabajando por un teatro que emocione, que forme, que sorprenda, pero con calidad, alejado de los resortes efectistas». Pero el contenido, como reflejo de un fondo cultural y una corriente estética, debe tener en cuenta el contexto. Y hay que olvidar de una vez por todas la actitud que impide partir de un vagare cultural para desarrollar la vanguardia. En España siempre se parte de cero, y eso no ayuda en la evolución del teatro».
«Vivimos un momento en el que España atesora grandes talentos, pero con una fallida administración. Es necesario que se marque una diferencia clara entre teatro privado y público. Muchas veces estos últimos juegan en exceso a convertirse en los primeros. Es una actitud que no ayuda», aclaró cuando arremetía contra la demagogia que mantiene la «excesiva» inversión en arte y teatro. «Afirman que no debe aumentar la financiación para la cultura mientras haya lagunas en otros ámbitos como la educación o la sanidad; pero es un lenguaje perverso. Es cierto que falta dinero en todos esos frentes, pero no creo que sea el teatro el foco del que restar. Más bien me parece que hay otros frentes donde el dinero se escapa sin remedio», advirtió.
