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19 abril de 2008
Antonio Sempere
Pues reconozco que me lo pasé muy bien en compañía de Totó y su extraña familia. Que la obra es pequeña, muy pequeña. Que con su hora y cuarto de duración acaba donde otras llevan a cabo la pausa, que el asunto que plantea no deja de ser trivial, y que quienes esperen un teatro con mensaje pueden llevarse una decepción.
Pero Hay que purgar a Totó, una producción del Teatro Español de Madrid montada por Juanjo Seoane es un montaje dramático de lujo. Con una correctísima presentación, con una dirección de actores fantástica, y con un ritmo preciso que no permite ni un instante de desfallecimiento.
Nuria Espert, todo hay que decirlo, hace de Nuria Espert incluso en este papel desquiciante, que ella casi traslada al terreno de sus trágicas preferidas. Pero ahí está para darle la réplica nada menos que un Jordi Bosch en estado de gracia, cuya sola presencia confiere a la escena el merecimiento de un trato de usía. Completan el amplio reparto un Gonzalo de Castro ajustado y un Tomás Pozzi con un papel que parece escrito a su medida. O a su desmedida. También aparecen Ana Frau, Carmen Arévalo y Manuel Millán.
Lo escatológico del tema, la historia de un fabricante de orinales que pretende hacer fortuna vendiendo al ejército, y las diarreas mentales y físicas de su hijo, potencian una farsa que, desde el primer minuto, apunta alto. Sin duda, uno de los mejores espectáculos vistos en nuestro Principal de Alicante en la presente temporada.
19 abril de 2008
Antonio Sempere
Pues reconozco que me lo pasé muy bien en compañía de Totó y su extraña familia. Que la obra es pequeña, muy pequeña. Que con su hora y cuarto de duración acaba donde otras llevan a cabo la pausa, que el asunto que plantea no deja de ser trivial, y que quienes esperen un teatro con mensaje pueden llevarse una decepción.
Pero Hay que purgar a Totó, una producción del Teatro Español de Madrid montada por Juanjo Seoane es un montaje dramático de lujo. Con una correctísima presentación, con una dirección de actores fantástica, y con un ritmo preciso que no permite ni un instante de desfallecimiento.
Nuria Espert, todo hay que decirlo, hace de Nuria Espert incluso en este papel desquiciante, que ella casi traslada al terreno de sus trágicas preferidas. Pero ahí está para darle la réplica nada menos que un Jordi Bosch en estado de gracia, cuya sola presencia confiere a la escena el merecimiento de un trato de usía. Completan el amplio reparto un Gonzalo de Castro ajustado y un Tomás Pozzi con un papel que parece escrito a su medida. O a su desmedida. También aparecen Ana Frau, Carmen Arévalo y Manuel Millán.
Lo escatológico del tema, la historia de un fabricante de orinales que pretende hacer fortuna vendiendo al ejército, y las diarreas mentales y físicas de su hijo, potencian una farsa que, desde el primer minuto, apunta alto. Sin duda, uno de los mejores espectáculos vistos en nuestro Principal de Alicante en la presente temporada.
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