16 de març 2006

Creadoras aseguran que se menosprecia el teatro infantil


la jornada
mexic
14 març de 2006

Su labor no es educar, sino mostrar el mundo, señalan
FABIOLA PALAPA QUIJAS

Creadoras exigen mayor atención para el teatro infantil. En la imagen, función de títeres durante el Festival de la Cultura Totonaca, en Papantla, Veracruz Foto Cristina Rodríguez
A pesar de su importancia, el teatro dirigido a niños y adolescentes en México no cuenta con presupuesto para presentar las nuevas propuestas dentro de este género. Algunas dramaturgas, en entrevista con La Jornada, señalan que existen varios grupos de teatro infantil cuyo trabajo se ve limitado por la falta de apoyos.
Lourdes Aguilera, quien hizo la adaptación de la obra La vida útil de Pillo Polilla, consideró que el teatro infantil no recibe la importancia suficiente pues existe una diferencia en cuanto a pagos y presupuestos entre los espectáculos infantiles y el teatro para adultos.
"Las personas que trabajamos para niños -expresó- tenemos un compromiso y un interés muy personal. Profesionalmente, el teatro infantil implica los mismos elementos de reto que el dirigido a los adultos, la única diferencia sería el tratamiento de las temáticas."
Para Aguilera, el teatro infantil es una posibilidad de crear un público sensible e inteligente que sea aficionado permanente al teatro, pero "la falta de apoyo al mismo nivel del teatro para adultos convierte al infantil en el pariente pobre".
La dramaturga, titiritera y directora mexicana Mónica Hoth considera que "la cultura para niños sigue siendo algo despreciado, y lo peor es que esto sucede en muchos países, no sólo en México".
La directora de la obra Martina y los hombres pájaro, que actualmente se exhibe en el Centro Cultural del Bosque, expresó que es necesario reformar la política cultural del país para darle la importancia que merecen los niños.
"El teatro no debe enseñar, sino entretener y divertir porque en todo caso los dramaturgos para niños serían como sus profesores, cuando la labor del arte es otra, darle un nombre a las cosas."
De acuerdo con Mónica Hoth, "la gente que trabaja para niños es muy menospreciada, algunas personas piensan que la escenificación es sencilla, pero las dramaturgias infantiles implican un trabajo arduo porque debemos enganchar a los pequeños con lo que plantea la obra".
Al reflexionar sobre la situación del teatro infantil, Hoth recordó que en ediciones anteriores el Cervantino presentaba buenos espectáculos de teatro para niños. "Ahora lo que hacen es contratar a los grupos nacionales que se pueden presentar en cualquier esquina, nada más para llenar el programa."
Mireya Cueto, pionera de teatro de títeres en México, señaló que actualmente hay muchas propuestas y grupos dedicados al público infantil pero los presupuestos para la cultura han sido reducidos, así que el trabajo en general es poco.
Agregó: "La problemática está en el nivel cultural de los programadores que no es muy alto, no sé que están haciendo ahí en la cultura. Para entrar a taquillas se necesita publicidad y eso cuesta, ninguno de los grupos independientes tiene recursos para lanzarse".
A Cueto le interesa presentar espectáculos con mensaje para los niños, sin embargo comentó que los infantes no necesariamente deben entender todo porque es un público que poco a poco va adquiriendo ciertas habilidades y lenguaje.
La dramaturga explicó que en la manera de plantear una obra se logra captar la atención del público infantil. "No se trata de ver a los niños como retrasados mentales, hay que respetar al público infantil; ellos pueden aplaudir si quieren y si no les gusta algo que no aplaudan."
En opinión de Marisa Giménez Cacho, directora del Centro de Teatro Infantil, "existe gente que está trabajando fuerte en la construcción de una dramaturgia infantil, ya no son adaptaciones, además piensan en la idiosincrasia, en el desarrollo mental de los niños, en sus angustias, en su imaginario y desde esa óptica y perspectiva escriben".
Giménez explicó que en el Centro de Teatro Infantil tratan de dar continuidad a su programación, pues en promedio presentan 12 obras al año.
"Hemos tratado de que la cartelera sea diversa al incluir a dramaturgos nacionales y tener textos internacionales que plantean una dramaturgia para niños más contemporáneos con otro enfoque como fue La historia de la Oca", señaló Jiménez Cacho.

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