21 de març 2006

Teatro en el mundo


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argentina
19 de març de 2006

Por Susana Freire

Blanchett, como Hedda Gabler. La actriz Cate Blanchett ha cosechado un gran éxito en su debut teatral en los Estados Unidos, con la dirección de Robyn Nevin y la compañía australiana de Sydney. Su interpretación de la heroína Hedda Gabler, de la obra dramática de Ibsen que lleva el nombre de la protagonista, ha seducido al público y entusiasmado a la crítica. Fría como el hielo y portadora de pasiones ocultas, la crítica ha destacado que Blanchett se pasea por el escenario como un animal enjaulado y que ofrece una dinámica, compleja interpretación para demostrar que es tan buena sobre las tablas como en la pantalla. Escrita por Henrik Ibsen en 1890, "Hedda Gabler" siempre ha sido un reto para las actrices, que debido a la amplitud de lecturas que sugiere, la han interpretado en diversos registros, desde una neurótica a una mujer sexualmente frígida y también sexualmente voraz. Ahora ha sido Cate Blanchett (que interpretaba a Katherine Hepburn en "El aviador") quien ha tomado las riendas de la compleja personalidad de Hedda Gabler, al mismo tiempo impulsiva y calculadora, seductora y distante.
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Philicia Rashad. La actriz Philicia Rashad, conocida por la serie de televisión de Bill Cosby, se transformó, en 1994, en la primera mujer negra recompensada con un Tony en la categoría de actriz dramática por su interpretación de Lena Younger en la obra "El sol brilla para todos", lo que deparó una interesante sorpresa para las mujeres y la comunidad afronorteamericana. Rashad comentó en aquel momento al recibir el galardón de manos del actor Ethan Hawk que hacían falta tremendos esfuerzos y mucho talante para lograr un galardón. "En mi vida, ese talante ha tomado muchas formas", dijo, para agregar que en su caso había venido en primer lugar de su familia y sobre todo de su madre que luchó sin miedo para que sus hijos por encima de todo realizaran su pleno potencial como seres humanos. Esta actitud frente a su profesión la llevó a asumir un gran desafío: protagonizar "La casa de Bernarda Alba", de García Lorca, en una versión musical de Michael John LaChiusa y que se está ofreciendo en Mitzxi E. Newhouse Theater de Nueva York.
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"Cabaret" español. El musical de Joe Masteroff, John Kander y Fred Ebb, que se ofrece en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid hizo historia en la capital española, pues está por cumplir 1000 funciones (el miércoles), después de 29 meses de representaciones y 750.000 espectadores. Este musical está realizando la última temporada. Desde su estreno, el 15 de octubre de 2003, los diferentes maestros de ceremonias han pasado 2000 horas en su silla de maquillaje (83 días seguidos maquillándose y desmaquillándose para la función), se han puesto y quitado para la función 3000 tatuajes, se han gastado 85 kilos de maquillaje, se han realizado 69.000 cambios de vestuario durante las funciones, se han gastado más de 34.000 pilas en los micrófonos, se han cambiado 800 lamparitas del decorado. Además, los espectadores han bebido durante todas estas funciones 12.000 botellas de champagne y 70.000 de cerveza. "Cabaret" está protagonizado en estos momentos por Natalia Millán (Sally Bowles), Manuel Bandera (Cliff) , Armando Pita (Emcee, el maestro de ceremonias) y 30 artistas conforman el elenco de actores, cantantes, bailarines y músicos. La dirección musical es de Alberto Favero y la dirección corresponde a BT McNicholl.
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Schell y Miller. Un toque de mímica de Mussolini; un poco de gestos de Hitler. De Michael Jackson, la forma de agarrarse entre las propias piernas. Pero, sobre todo, la gesticulación de Saddam Hussein y George Bush. En Londres, Maximilian Schell está interpretando actualmente en la última obra de Arthur Miller, "Resurrection Blues", a un dictador de una república bananera que padece problemas de impotencia y que por millones de dólares quiere crucificar ante las cámaras de la televisión norteamericana a un carismático líder rebelde. "Es anarquista y absurdo, pero es un reflejo de nuestro tiempo, justo como lo concibió Arthur Miller", dice Schell. Arthur Miller, que tras "Las brujas de Salem" y "La muerte de un viajante", una y otra vez era considerado la "conciencia de América", concibió su última obra como sátira política, con claras referencias a la Guerra de Irak y al viraje hacia la derecha religiosa que se percibe en la Casa Blanca. Cuando Miller murió, en febrero de 2005, en los discursos de su funeral se dijo que era uno de los últimos gigantes del teatro. Pero para su última obra, "Resurrection Blues", no se encontró ningún productor en Broadway. Era considerada demasiado complicada y, encima, política. Además, un teatro en Minnesota había fracasado con ella. En Londres se encontraron dos norteamericanos vinculados a la cinematografía que no se intimidaron por ello: el actor Kevin Spacey, de 46 años, y el director Robert Altman, de 81, dos espíritus críticos e independientes. Spacey es, desde 2004, director artístico del teatro londinense The Old Vic, conocido por su independencia. Altman y Spacey no tuvieron que buscar mucho al actor que podía encarnar al personaje central de la obra, el brutal dictador Félix Barriaux. Miller mismo había recomendado a Schell, al que había visto en Broadway en "Vencedores o vencidos" como el juez nazi Ernst Janning. El dramaturgo escribió una tarjeta a Schell: "Espero que aceptes este grandioso papel para la inspiración de las personas. Te deseo lo mejor, Arthur Miller". La tarjeta la tiene Schell, de 75 años, enmarcada en oro en Londres. "No hace falta nada más", dice. "Los críticos pueden decir lo que quieran." Y no fueron pocos los que destrozaron el debut teatral de Altman, como director de esta controvertida pieza de Miller tras un preestreno poco logrado. El Times de Londres le otorgó tres estrellas, pero en general se criticó que la puesta en escena no fuera fluida y que los actores parecieran a punto de dispersarse. El ambiente en el elenco, que incluye a James Fox, Jane Admas, Matthew Modine y Neve Campbell, era de depresión poco antes del estreno. Pero Schell, el decano, sacó al grupo de la angustia con bromas: "Toda mi carrera se basó en malas críticas. Eran tan malas, que la gente decía: «Eso hay que ir a verlo»". En el estreno, todo funcionó y el agradecido aplauso del público fue como una bendición. El 22 de abril, cae el último telón para "Resurrection Blues" en Londres. Luego, sólo se podrá ver a Schell como actor en el cine o la televisión.

El pipican del Pati del Café Nou

La tarda vespre del divendres 1 de novembre vaig estar a punt de ser agredit (no sé si és la paraula correcte) per un gos mentre el propieta...