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buenos aires
16 de març de 2006
Se presentó una obra de la historia sobre el envenenamiento de Mozart, a causa de la envidia y de las pasiones que su genio despertaba.
BUENOS AIRES
(Enviado especial, Jorge Figueroa).-
La casualidad hizo que en la noche del lunes dos de las obras que se presentaron en la Fiesta Nacional del Teatro hayan recurrido a autores rusos. “Mozart y Salieri”, del grupo TAP (Misiones), tomó el texto de Pushkin para contar la antigua leyenda sobre el envenenamiento de Mozart, a causa de la envidia y de las pasiones que su genio despertaba. La historia, tratada de un modo realista, no cierra con las interpretaciones, porque las sobreactuaciones acaban con la obra, que termina pareciéndose más a un culebrón. En las antípodas de esta propuesta, se presentó “Los mansos”, una obra de Alejandro Tantanián (de Buenos Aires), que adaptando fragmentos de “El Idiota” (de Dostoievsky), los entremezcla con las historias personales de los actores, planteando un texto denso, rico en sentidos, pero que, sobre todo, provoca en el espectador múltiples interpretaciones. “Los mansos” es una historia de tres personajes que disparan en diferentes direcciones, que a veces se cruzan y se unen, pero que cada cual vive en su propio y conflictivo mundo; en esos mundos, cada cual tiene sus deseos y sueños, y un pasado que los condiciona. Tantanián (uno de los máximos referentes de la nueva dramaturgia argentina) contó para ello con tres excelentes actores: Stella Galazzi, Luciano Suardi y Nahuel Pérez Biscayart, que entretejen el relato, manejando a gusto los tiempos de tensión y distensión, de diálogos y monólogos, de violencia y de paz.En definitiva, “Los mansos”, un espectáculo invitado en la programación de la Fiesta Nacional, permite volver a pensar en el teatro como una de las actividades de mayor creación.
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