la vanguardia
27 de març de 2006
JOAN-ANTON BENACH
Sólo se puede escribir bien de lo que bien se conoce.
Y Ramon Gomis (Reus, 1946) que ha tenido en la costa de Salou y Cambrils uno de sus paisajes más constantes y predilectos, la utiliza como horizonte próximo de Al fil de la mar,una historia agónica habitada por el recuerdo amargo de un amigo fallecido. Era un arquitecto que, mortalmente enfermo, luchaba contra el fin ineluctable proyectando un último edificio, igual que su Andreu del cuento, quien, con un cáncer de pulmón galopante, trabaja obstinadamente en la maqueta de su último proyecto urbanístico. Dos hombres y dos mujeres, cuatro amigos, una doble pareja y una forastera en discordia. Una reunión de ociosos. Un lugar para unas buenas vacaciones y agradables fines de semana. Un espacio ideal para que nada ocurra. Y nada ocurre. El curso de las estaciones, sin embargo, modifica sustancialmente ese escenario costeño. Verano es la pura sensualidad. Otoño, un apacible crepúsculo.
Y el invierno, la desolación y una atmósfera gris y desabrida. Al fil de la mar me parece un interesante ejercicio dramático sobre la espera.El influjo de La intrusa de Maeterlinck está ahí, muy diáfano. Respecto a los anteriores textos representados de Ramon Gomis, el de Al fil de la mar me parece de una evidente madurez.
La obsesión del autor por hacer identificable el espacio geográfico de la pieza se traduce en una siembra de toponímicos que, lamentablemente, confiere al texto un carácter localista excesivo. Por lo demás, se trata de una obra con una escritura muy cuidada, concisa y donde los diálogos son de una extrema parquedad y las pausas de una extrema importancia. Un texto de estas características plantea severas exigencias a la dirección, las cuales, en el montaje estrenado en el Versus Teatre, no han sido, a mi juicio, atendidas debidamente. No basta que los personajes cierren el pico para que se establezca ipso facto una atmósfera chejoviana. Interpretar los silencios de un grupo es cosa dificilísima, y, en este punto, el estimable trabajo de la directora Manuela Lorente no alcanzó la noche del estreno el nivel requerido. Los tiempos del relato me parecen los adecuados, pero las sutilezas, las inquietudes, no aparecen por ningún lado, barridas por un aire simplemente asténico y desnutrido. Pese a ello, los datos esenciales del drama le llegan de forma nítida al espectador.
La interpretación, irregular. El rodaje de la pieza podrá nivelar unas actuaciones en las que destacan Oriana Bonet, Oriol Genís y Climent Sensada, por encima de Clara Galí y Dolors Collell. Interesantes las ilustraciones musicales con la voz y el chelo de Pau de Nut.
28 de març 2006
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
El pipican del Pati del Café Nou
La tarda vespre del divendres 1 de novembre vaig estar a punt de ser agredit (no sé si és la paraula correcte) per un gos mentre el propieta...
-
La Sala Cabanyes afegeix al calendari una novena funció, el 29 de gener a les cinc de la tarda pel bon ritme de la venda d’entrades Betty Do...
-
Novembre per riure, per emocionar-se i per reflexionar. Per entendre, gaudir, saber i viure. Pels més menuts de la casa, pels més normals...
-
- Arriben 2 obres en 2 diumenges seguits - Les 2 tracten el pas del temps - Una és un drama , l’altra una comèdia compreu les ent...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada