11 de març 2006

Rigola cambia de estilo en La Abadía con un O'Neill realista sobre la familia


la razon digital
8 de març de 2006

Rigola cambia de estilo en La Abadía con un O'Neill realista sobre la familia
Miguel Ayanz

Chete Lera, Mercè Aranega, Israel Elejalde y Oriol Vila protagonizan el montaje Madrid- Comedido, tranquilo, sin ganas de llenar el escenario de sangre o tapizarlo con cocaína, por citar elementos que abundaban en su «Julio César» o su «Ricardo III», dos de sus producciones más recientes... Casi no parecía el mismo director. Àlex Rigola presentó ayer en el Teatro de La Abadía «Largo viaje hacia la noche», un montaje que él mismo ha reducido a dos horas a partir del original de Eugene O'Neill.
Los Tyrone, una familia norteamericana, con reminiscencias de tragedia griega, son los protagonistas de esta incursión en un día y una noche de agosto en la vida de seres llenos de secretos. Un texto que a Rigola le sirve, según explicó ayer, para hablar de la familia como estructura básica de la naturaleza. «Se producen paradojas, son las personas que más quieres y que más te quieren, pero se llega a un nivel de tensión que puede estallar y llevar a situaciones terribles», aseguró. Chete Lera, Mercè Aranega, Israel Elejalde y Oriol Vila son James, Mary, Jamie y Edmund Tyrone, matrimonio e hijos en este viaje por los demonios familiares que se mantiene en EE UU, aunque trasladado a nuestros días. Comenzó Rigola con un planteamiento de motivaciones: «Desde hacía tiempo, había otros caminos que tenía ganas de investigar, y de diferente índole. Una era temática: quería abordar las relaciones familiares. Y otro de expresiones teatrales: necesitaba hacerlo mediante el realismo».
Basado en la palabra. De esta necesidad surgió un díptico que Rigola relaciona aunque ambas obras tengan poco en común: «European House» (una aproximación a «Hamlet», o más bien a lo que ocurre entre los personajes del clásico antes de que comience, sin apenas palabras) y este «Largo viaje...», «que es un espectáculo basado en la palabra. Es un montaje grande, con un escenario de ocho metros, pero a la vez es una pieza casi de cámara», explicó. «Un teatro cercano en el que el público casi puede tocar a los actores». Con un texto cercano al expresionismo, esta producción de La Abadía mostrará desde mañana en Madrid a un Àlex Rigola inédito desde hace tiempo.«Tenía muchas ganas de abordar el realismo teatral, el híper realismo, porque todos hemos ido abusando de ciertas convenciones que nos alejaban mucho de él. Ahora que la técnica y la cercanía lo permiten, hay que intentar volver», cuenta el también director del Teatro Lliure. Y explica que «lo que hay en este espectáculo es el trabajo de cuatro actores.
Todo lo demás es tan pequeño comparado con otras obras mías que me atrevería a decir que es diferente al resto». Y añade: «No hay aquí música por debajo, tampoco nadie canta ni baila... Lo único que hay es un texto muy potente que hemos adaptado para que fluya». A pesar de todo, el director defendió sus principios teatrales: «Me he encontrado con mucha gente que me ha dicho “Shakespeare o O'Neill no se hacen de esa forma”. Lo habré oído más de cien veces. A todas estas personas les recomendaría que se abstuvieran de venir al teatro. Cuando uno va a una sala, tiene que dejarse llevar. No haríamos a O'Neill si este espectáculo no estuviese impregnado de su espíritu».
Madrid- Comedido, tranquilo, sin ganas de llenar el escenario de sangre o tapizarlo con cocaína, por citar elementos que abundaban en su «Julio César» o su «Ricardo III», dos de sus producciones más recientes...
Casi no parecía el mismo director. Àlex Rigola presentó ayer en el Teatro de La Abadía «Largo viaje hacia la noche», un montaje que él mismo ha reducido a dos horas a partir del original de Eugene O'Neill. Los Tyrone, una familia norteamericana, con reminiscencias de tragedia griega, son los protagonistas de esta incursión en un día y una noche de agosto en la vida de seres llenos de secretos. Un texto que a Rigola le sirve, según explicó ayer, para hablar de la familia como estructura básica de la naturaleza. «Se producen paradojas, son las personas que más quieres y que más te quieren, pero se llega a un nivel de tensión que puede estallar y llevar a situaciones terribles», aseguró.
Chete Lera, Mercè Aranega, Israel Elejalde y Oriol Vila son James, Mary, Jamie y Edmund Tyrone, matrimonio e hijos en este viaje por los demonios familiares que se mantiene en EE UU, aunque trasladado a nuestros días. Comenzó Rigola con un planteamiento de motivaciones: «Desde hacía tiempo, había otros caminos que tenía ganas de investigar, y de diferente índole. Una era temática: quería abordar las relaciones familiares. Y otro de expresiones teatrales: necesitaba hacerlo mediante el realismo». Basado en la palabra. De esta necesidad surgió un díptico que Rigola relaciona aunque ambas obras tengan poco en común: «European House» (una aproximación a «Hamlet», o más bien a lo que ocurre entre los personajes del clásico antes de que comience, sin apenas palabras) y este «Largo viaje...», «que es un espectáculo basado en la palabra. Es un montaje grande, con un escenario de ocho metros, pero a la vez es una pieza casi de cámara», explicó. «Un teatro cercano en el que el público casi puede tocar a los actores». Con un texto cercano al expresionismo, esta producción de La Abadía mostrará desde mañana en Madrid a un Àlex Rigola inédito desde hace tiempo.«Tenía muchas ganas de abordar el realismo teatral, el híper realismo, porque todos hemos ido abusando de ciertas convenciones que nos alejaban mucho de él. Ahora que la técnica y la cercanía lo permiten, hay que intentar volver», cuenta el también director del Teatro Lliure. Y explica que «lo que hay en este espectáculo es el trabajo de cuatro actores.
Todo lo demás es tan pequeño comparado con otras obras mías que me atrevería a decir que es diferente al resto». Y añade: «No hay aquí música por debajo, tampoco nadie canta ni baila... Lo único que hay es un texto muy potente que hemos adaptado para que fluya». A pesar de todo, el director defendió sus principios teatrales: «Me he encontrado con mucha gente que me ha dicho “Shakespeare o O'Neill no se hacen de esa forma”. Lo habré oído más de cien veces. A todas estas personas les recomendaría que se abstuvieran de venir al teatro. Cuando uno va a una sala, tiene que dejarse llevar. No haríamos a O'Neill si este espectáculo no estuviese impregnado de su espíritu».

El pipican del Pati del Café Nou

La tarda vespre del divendres 1 de novembre vaig estar a punt de ser agredit (no sé si és la paraula correcte) per un gos mentre el propieta...