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20 de novembre de 2007
VICKY PEÑA ACTRIZ, PROTAGONIZA «HOMEBODY/KABUL» Saúl FERNÁNDEZ
Vicky Peña (Barcelona, 1954) interpreta al ama de casa que abre «Homebody/Kabul» con un largo monólogo. Su trabajo es fundamentalmente teatral, aunque ha participado en películas como «El pianista», de Mario Gas, o «La buena vida», de David Trueba.
-¿Cómo llega a esta producción?
-Me pasó el texto Mario Gas, aunque ya había oído hablar de él. En el festival Grec de Barcelona había venido un montaje de esta obra. No pude verla, pero algunos amigos habían salido emocionados. Esto fue hace dos o tres años. Cuando finalmente la leí me pareció conmovedora, interesantísima.
-¿Qué le atrajo de Tony Kushner, el autor de la función?
-Tiene un estilo muy personal que mezcla distintas realidades escénicas: el monólogo con formas más tradicionales del teatro.
-Como el monólogo largo que usted interpreta.
-Forma parte de nuestro oficio ejercitar la memoria, estudiar el papel que te corresponde. Es cierto, se trata de un monólogo complejo, pero no por lo largo: habla una mujer con un perfil psicológico muy complicado, habla de forma muy alambicada, deja el discurso y regresa mucho más tarde a él.
-¿Y qué siente la actriz cuando interpreta a esa mujer?
-Primero, cierto temor, que se transforma luego en excitación. Y mucha ilusión.
-¿Y el hecho de que se trate de una función política?
-Más que política esta obra tiene un matiz social claramente marcado: habla de seres humanos que están oprimidos por esos políticos que ostentan el poder, aquí o en Afganistán. El teatro tiene que contar cosas, el teatro como mero entretenimiento no llega a ninguna parte. Para hacer fruslerías me dedico a otras cosas.
-¿Cómo es Mario Gas en la dirección?
-Es un director que te deja muy suelta, aunque te muevas según sus pautas.
20 de novembre de 2007
VICKY PEÑA ACTRIZ, PROTAGONIZA «HOMEBODY/KABUL» Saúl FERNÁNDEZ
Vicky Peña (Barcelona, 1954) interpreta al ama de casa que abre «Homebody/Kabul» con un largo monólogo. Su trabajo es fundamentalmente teatral, aunque ha participado en películas como «El pianista», de Mario Gas, o «La buena vida», de David Trueba.
-¿Cómo llega a esta producción?
-Me pasó el texto Mario Gas, aunque ya había oído hablar de él. En el festival Grec de Barcelona había venido un montaje de esta obra. No pude verla, pero algunos amigos habían salido emocionados. Esto fue hace dos o tres años. Cuando finalmente la leí me pareció conmovedora, interesantísima.
-¿Qué le atrajo de Tony Kushner, el autor de la función?
-Tiene un estilo muy personal que mezcla distintas realidades escénicas: el monólogo con formas más tradicionales del teatro.
-Como el monólogo largo que usted interpreta.
-Forma parte de nuestro oficio ejercitar la memoria, estudiar el papel que te corresponde. Es cierto, se trata de un monólogo complejo, pero no por lo largo: habla una mujer con un perfil psicológico muy complicado, habla de forma muy alambicada, deja el discurso y regresa mucho más tarde a él.
-¿Y qué siente la actriz cuando interpreta a esa mujer?
-Primero, cierto temor, que se transforma luego en excitación. Y mucha ilusión.
-¿Y el hecho de que se trate de una función política?
-Más que política esta obra tiene un matiz social claramente marcado: habla de seres humanos que están oprimidos por esos políticos que ostentan el poder, aquí o en Afganistán. El teatro tiene que contar cosas, el teatro como mero entretenimiento no llega a ninguna parte. Para hacer fruslerías me dedico a otras cosas.
-¿Cómo es Mario Gas en la dirección?
-Es un director que te deja muy suelta, aunque te muevas según sus pautas.
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