23 de novembre 2007

El Lope de Vega pondrá al público en escena y a oscuras en 'A ciegas'

www.terra.es
20 de novembre de 2007


Absoluta oscuridad en el Lope de Vega. Explosiones, disparos, gritos...Señores, esto es la guerra. Y si el toque de queda se impone, habrá que continuar 'A ciegas'. Del patio de butacas al 'gallinero', más valdrá guardar la calma. Que no cunda el pánico¿

En la metáfora de la oscuridad, el instinto de supervivencia es puesto a prueba por los peligros de una guerra endémica, lo que desemboca a una situación inverosímil. Desquiciamiento de la realidad que, por su propia lógica, acabará adentrándonos en los misterios más imprevisibles.

'Los persas', de Calixto Bieito, mostraron la batalla en el escenario del Lope de Vega. El próximo fin de semana (24 y 25 de noviembre), el público tendrá que imaginarla. Será la primera vez en Sevilla que un montaje obligue al espectador a acentuar esos sentidos menos relevantes cuando la vista aporta la información principal. Pero, ¿qué ocurre si desaparece esa opción? El cerebro prioriza, alerta. Nuevos estímulos sobrecogen: sonidos, los ruidos más insignificantes, la sensación de tener cerca al actor, los olores¿

Desde su estreno en el Festival de Otoño de Madrid hace diez años, la compañía madrileña A Teatro ha recuperado este montaje en tres ocasiones. Después de más de 150 representaciones y tras su paso por el Festival del Grec de Barcelona, 'A ciegas' llega a Sevilla con una sincera advertencia: no apto para 'oscurofóbicos'.

La propuesta, ciertamente insólita, tanto por su tratamiento sensorial como por sus contenidos, es especialmente recomendable para aquellos espectadores 'que buscan en el teatro emociones fuertes y discursos arriesgados; platos infrecuentes en el menú de nuestra cartelera, y que en la obra se sirven condimentados con buenas dosis de humor ácido', según explica el autor, director y escenógrafo del montaje, Jesús Campos García. Junto a esta recomendación, también podría lanzarse una advertencia para cardíacos, 'pero eso sería equivocar, porque el espectáculo, sin que pueda excluirse algún que otro sobresalto, no comporta riesgo físico alguno, sino más bien intelectual'.

Se trata, en definitiva, de una aventura en la oscuridad de la que cada cual, según su mirada, obtendrá distinta luz.

La idea de realizar un espectáculo en la más total y absoluta oscuridad llegó a la mente de este jiennense intentando escribir un guión de radio: 'trataba de crear un espacio escénico que pudiera transmitir por las ondas y pensé que la oscuridad podría ser una escenografía que el oyente podría tener en casa con facilidad. Fue pensar en la oscuridad e inmediatamente sentí la necesidad de hacer teatro. Los juegos que la oscuridad propiciaba y los elementos sensoriales que venían a la mano para acompañar el discurso verbal eran, ciertamente, prometedores'.

Para su creador, fue vital imaginar las reacciones al situar al vidente en el abismo pues 'éste despierta el resto de sus sentidos y todo llega con más claridad de lo que yo mismo pude suponer cuando el espectáculo era sólo un proyecto. Esa percepción sensorial que supone la presencia sin visión constituye una experiencia vital única para los que habitualmente disfrutamos del sentido de la vista. Y advierto: no es un parque de atracciones'. Efectivamente, es una obra de texto, una 'aventura intelectual donde los elementos sensoriales (mínimos) con los que se refuerza la comunicación están al servicio del discurso. Es cierto que cuando el espectador se siente sumido en la oscuridad tiene la sensación, nerviosa y divertida, que vivíamos de niños cuando entrábamos en el túnel del tren de la bruja. Pero una vez que los personajes inician el diálogo, el público advierte de inmediato de qué va el juego. Y a partir de ese momento, suele dejarse llevar por los vericuetos de la trama, tratando de averiguar qué es lo que realmente ocurre en su presencia, que no ante sus ojos. Y tanto es así, que cuando llegan las sorpresas mayores, que las hay, los espectadores están tan en el juego que las aceptan como lo que son: recursos para la emoción; en definitiva, vías que estimulan nuestro intelecto'.

La obra cuenta con Mario Vedoya, Luis Hostalot y Rocío Calvo. En ella se puede descubrir que uno es 'oscurofóbico'. Se dan pocos casos, pero se dan. Hay quien, sin saberlo, descubre que no puede soportar la oscuridad en pleno espectáculo; cuando esto ocurre, 'basta con que se ponga en pie y vamos a buscarle para sacarle de la sala'. Los que se quedan, aunque no verán absolutamente nada (los actores tampoco ven), pueden permanecer tranquilos pues el personal técnico está dotado con intensificadores de visión nocturna y la compañía dispone de cámaras por infrarrojos, 'lo que nos permitiría actuar si hubiera alguna emergencia. A partir de ahí, la responsabilidad es solo nuestra'.

Tras su estreno en el 97, y al tratarse de un espectáculo no convencional, 'pensamos que la obra no tendría más recorrido. La buena acogida nos animó a hacer gira'. La oportunidad de presentar el espectáculo en Barcelona en la pasada edición del Festival del Grec 'fue lo que nos motivó a reponerlo, recuperando en gran parte el reparto inicial. Se ha vuelto a presentar en Madrid, y ahora ya en gira, tenemos la oportunidad de venir al Lope de Vega de Sevilla, que para mí, como autor andaluz, es todo un acontecimiento'.

Terra Actualidad - VMT

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