El actor participa en el ambicioso montaje de
la obra de Shakespeare que ha ideado Xavier Albertí en el Teatre Nacional de
Catalunya
Lluís Homar encarna a un Ricardo III
"diabólico y fascinante" en el ambicioso montaje de la obra de
Shakespeare que ha ideado Xavier Albertí, quien incide en las causas de la
monstruosa maldad del protagonista con una puesta en escena respetuosa con el
texto, pero estéticamente alejada del canon.
La obra, que se estrenará el próximo 4 de mayo
en la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya
Homar ha reconocido este martes en rueda de
prensa que ha visto a todos los grandes actores que han dejado muestra grabada
de sus interpretaciones de Ricardo III, desde Al Pacino a Laurence Olivier, y
disfrutó en persona la interpretación de Kevin Spacey en el montaje de Sam
Mendes cuando pasó por Avilés (Asturias). "Siempre me he sentido fascinado
por este personaje pero pensaba que no lo entendía bien, que no sabría como
abordarlo, hasta que hace un par de años empecé a ver la posibilidad", ha
explicado.
"La idea la planteó Homar", ha
ratificado Albertí, que asegura que "el impulso de hacer un Shakespeare
suele venir más de actores que se ven preparados para abordarlo que de
directores". Tras releer la obra y darse un tiempo para pensar, Albertí
decidió lanzase a "esta maquiavélica, diabólica y fascinante
partitura" que es para él "Ricardo III". Una partitura que ha
querido respetar, y lo ha conseguido gracias a la fiel y meticulosa traducción
al catalán de Joan Sellent.
Ricard III es también una obra que nos
interpela sobre el protagonismo que tienen en nuestra vida las heridas que
hemos recibido desde el nacimiento
ALBERTÍ
Una fidelidad a la palabra en verso que no va
acompañada de una puesta en escena de época, sino de "un sincretismo de
estilos", presente tanto en el vestuario como en la música y la
escenografía. Esta última es una estructura de hierro y metacrilato de dos
alturas, que muestra a los personajes en el interior y el exterior de un
palacio muy contemporáneo, casi futurista.
Lluís Homar reina en ese mundo duro, frío y
oscuro, a pesar de sus deformidades físicas, que en este montaje se
exteriorizan principalmente gracias al vestuario. Un collarín al cuello, una
bota con estructura metálica como las utilizadas en otros tiempos por los
enfermos de poliomielitis, y una coraza en el tronco son los signos más
visibles de esas malformaciones de las que habla Shakespeare y que convierten
al protagonista en su ser marginal que, a pesar del rechazo social, emprende
una ascensión imparable hasta llegar a conquistar el trono de Inglaterra.
Siempre me he sentido fascinado por este
personaje (Ricardo III) pero pensaba que no sabría como abordarlo, hasta que
hace un par de años empecé a ver la posibilidad"”
"'Ricard III' es también una obra que nos
interpela sobre el protagonismo que tienen en nuestra vida las heridas que
hemos recibido desde el nacimiento y, en definitiva, sobre el mal que este
dolor nos puede llevar a hacer a los otros, mientras no seamos capaces de
asumirlo", ha dicho Albertí. "No pretendemos ser compasivos con este
diabólico personaje, pero no deja de ser un ser humano que ha llegado a la
maldad en determinadas circunstancias", ha corroborado Homar.
En su opinión, una de las grandezas de la obra
es que explora las profundidades del alma humana y "no habla del mal como
algo externo, sino como algo que todos tenemos en nuestro interior y sólo
algunos se atreven llevar hasta sus últimas consecuencias".
La intención del director es que el alma
oscura del protagonista salpique a los espectadores a través de la palabra y la
puesta en escena, que cuenta con la proyección de vídeos en 3D de Franc Aleu,
pregrabados y grabados en directo, y mucha y muy variada música en directo.
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Foto : El elenco de actores que dará forma a
la obra de William Shakespeare que se presenta en el Teatre Nacional de
Catalunya (Quique García / EFE)
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