29 de gener 2008

Espert y Bosch a toda mecha, Lavaudant a medio gas

www.elpais.com
19 gener 2008

Media hora sensacional, media hora insuficiente y una abúlica estocada, salvada in extremis por la actriz, gloriosamente vulgar, y el actor, un rey de la comedia, que con dos frases recogen oreja y rabo en Hay que purgar a Totó, de Feydeau

Marcos Ordóñez

La Espert haciendo un vodevil? ¿Y en un teatro público como el Español?". Sí, a mucha gente le ha extrañado que escogiera Hay que purgar a Totó (On purge Bebé), de Feydeau. La verdad es que no es exactamente un vodevil. Totó/Bebé podría ser el prólogo, el entremés, de un programa doble completado por Play Strindberg, de Dürrenmatt, su anterior trabajo, también a las órdenes de Lavaudant. No están tan lejos: la desintegración de un matrimonio, allí en clave de helada comedia negra, aquí de farsa áspera, escatológica, casi pesadillesca. En sus últimos años, los años de On purge Bebé (1910), después de los exitazos de La Puce à l'oreille y Occupe-toi d'Amèlie, Feydeau sigue una ruta muy strindbergiana: divorcio, misoginia, pesimismo radical, sifilazo, locura. Sin camino de Damasco ni iluminaciones espirituales, lástima. No me sorprende, pues, la elección, sino, de entrada, el perfil de las zambullidas "humorísticas" de la Espert. Para mi gusto, esta dama está hecha (por elegancia, por aura, por temperamento) para Coward y Wilde, para la alta comedia, pero le encanta, cosa de retarse, saltar al otro lado, al Callejón del Gato, a la payasada feroz, a la Gorgona que sonríe mostrando hasta el último colmillo. Claro que eso también está en su temperamento, desde La Tuta i la Ramoneta. En Play Strindberg era una bicha enjaulada y aquí una marujona sueltísima, con bata y rulos, gloriosamente vulgar, paseando un cubo con sus eaux sales a guisa de estandarte, enamorada de su Totó, un crío tan tiránico y monstruoso como ella, empeñados ambos en arruinar la vida del señor Rebollo (Follavoine, en el original), pobre marido y padre, que quiere vender orinales al ejército en vez de limitarse a fabricar porcelana. Rebollo es un burgués fatuo e ignorante, pero un santísimo varón al lado de esa parejita. Como la Espert es una augusta de campeonato y Jordi Bosch (el pobre Rebollo) un rey de la comedia, y ambos tienen un timing a prueba de bombas, durante la primera parte se deslizan como patinadores por un texto magistral, que viaja de las Hébridas (¿con hache, con ese?) al desentendimiento absoluto, y que revela a Feydeau como el abuelo de Ionesco, de Ayckbourn, de las pièces grinçantes de Anouilh. Más tarde, cuando irrumpa el niño estreñido, anticipará, cómo no, a Vitrac.

Encetem temporada, comença l'espectacle!

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