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22 de novembre de 2015
Francesc Peirón
Cada vez son más las estrellas del cine que se exhiben en la
escena neoyorquina
El secundario Leon Addison Brown saluda al público al
concluir Misery junto a las dos grandes estrellas: Bruce Willis y Laurie
Metcalf (Getty)
Ya tiene su miga hacer el debut en Broadway, con 60 años, y
no poner los pies en el suelo (prácticamente) en toda la obra.
No es que la capacidad interpretativa de Bruce Willis sea
tan fascinante que le permita ir levitando por el escenario del Broadhurst
Theatre, no. Ni que la ilusión de la primera vez le haga flotar. Tampoco es
eso.
Ocurre que se convierte en el personaje Paul Sheldon,
escritor de novelas sentimentales cuya protagonista, Misery, da título a la
dramaturgia, escrita por William Goldman a partir de la novela de Stephen King
de 1987.
Sheldon ha sufrido un accidente, circulando por las
carreteras heladas del Colorado rural, que le ha dejado las dos piernas rotas.
Inmovilizado. Annie Wilkes, interpretada por Laurie Metcalf, le rescata.
Wilkes, enfermera de profesión, es una mujer solitaria, que vive aislada y
obsesionada con Sheldon y su Misery.
“Soy tu fan número uno”, insiste. Al tiempo que lo cuida, lo
tortura a fin de sacarle otra entrega de la serie redactada a su gusto.
Visto desde el gallinero, distancia en la que se pierden los
matices, el espectador no acaba de comprender que el escritor lo esté pasando
tan mal. Se tiene la sensación de que Sheldon mutará en cualquier momento en el
detective McClane, tipo que se sale de cualquier apuro en los filmes de la
serie La jungla de cristal.
Las críticas se han situado más bien en el lado oscuro. Pero
el pasado martes, a la jornada siguiente de que se publicarán
esas reseñas, la sala estaba a tope. El público, que dedicó una entusiasta
ovación a los dos principales intérpretes, en especial a él, salía más que
feliz pese a algún susto.
Tal vez sea lo que buscaban, palpar de cerca al
cinematográfico detective McClane.
“Jamás pensé que me ganaría la vida con esto”, sostiene
Willis en la entrevista del programa de mano. Había hecho teatro en los años
ochenta en Nueva York mientras trabajaba de camarero para sacarse un jornal.
Pasados los años, y una vez consagrado en la gran y en la
pequeña pantalla, por fin ha llegado su hora en Broadway.
Su neón en la calle 44 explica a la perfección esa puerta
giratoria cada vez más frecuente que lleva a las estrellas de la industria de
Hollywood a exhibirse en los entarimados de la Gran Manzana.
Su presencia atrae espectadores, subrayan sus defensores.
Pero su celebridad significa un encarecimiento de los precios. Algunos expertos
apuntan, además, que no todos disponen de la capacidad para actuar a diario en
directo en comparación a los que se han forjado en ese medio.
La lista de nombres esta temporada resulta extensa. Junto al
actor encumbrado en Luz de luna, destacan por su misma condición de debutantes
los ingleses Clive Owen – Old times, de Harold Pinter– y Keira Knightley –
Théresè Raquin, de Helen Edmundson–, así como Lupita Nyong’o. Pese a estar en
la cresta de la ola, la mexicanokeniata prefirió acceder por la puerta trasera
con la pieza Eclipsed de Danai Gurira, en la que se explora las relaciones
entre cuatro mujeres secuestradas por un señor de la guerra. Su aclamada
interpretación se considera el factor clave del éxito del drama, lo que le va a
permitir saltar del Public Theater –todo vendido hasta el cierre a finales de
mes– al mayor escaparate, donde arrancará en febrero.
Hay otro caso de principiante que también tiene su cosa.
George Takei lo ha logrado a los 78. Actor fetiche de Star Trek como Hikaru
Sulu, Takei se gana el cariño de la audiencia de Allegiance –aunque no es el
protagonista principal–, un musical basado en su propia experiencia.
Después del bombardeo de Pearl Harbour, en diciembre de 1941, y siendo un niño, fue
detenido junto a su familia y otros 120.000 americanos de origen japonés. Los
encerraron en campos de concentración.
Habrá que esperar al mismo febrero para asistir a la
inauguración de Forest Whitaker en un revival de Hughie, texto de Eugene
O’Neill en el que interpretará un papel en el que le han precedido Jason
Robards o Al Pacino.
Precisamente coincidirá en la cartelera con el del Bronx. Al
Pacino es la estrella de China doll, el último trabajo de David Mamet. Debían
haber estrenado el pasado 19. Sigue en previas –la nueva fecha es el 4 de
diciembre– para que Mamet realice arreglos.
Broadway es más que un escenario. A Willis le ha ofrecido
una oportunidad como padre. Cada noche dispone de la opción de ir a recoger a
su hija. Rumer, de 27, debutó en la obra Chicago.
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