11 de desembre 2006

Boadella denuncia 'enorme ingratitud' de Cataluña con Els Joglars

22 de novembre de 2006

El director de Els Joglars, Albert Boadella, denunció hoy la 'enorme ingratitud' de Cataluña con la compañía, porque fue boicoteada en su última temporada en Barcelona por razones de índole política.'No me complace que el territorio donde he nacido sea tan ingrato con la compañía', cuando Els Joglars, recalcó, 'ha representado durante épocas muy difíciles un referente de la cultura catalana' y esa 'enorme ingratitud', apuntó, sólo es atribuible a una parte importante de sus conciudadanos, que sufre una 'epidemia mental' que espera que no sea 'crónica'.Así lo aseguró en Zaragoza en la presentación en el Teatro Principal de la obra 'En un lugar de Manhattan', una aproximación a los valores quijotescos hoy desaparecidos que en Barcelona, lamentó, fue un 'estrepitoso fracaso', como jamás había sufrido la compañía, salvo en los primeros años en los que no era conocida, aunque en el resto de ciudades donde la han representado ha sido un 'éxito'.Boadella, quien apoyó en las elecciones autonómicas catalanas a Ciutadans-Partit de la Ciutadania, reconoció que ese fracaso supone un 'palo' económico para la compañía, porque las aportaciones públicas suponen en torno al 11 por ciento de su presupuesto anual y para estrenar un nuevo espectáculo dependen de la marcha del anterior, aunque en ese riesgo disfrutan de ciertas garantías, porque su 'clientela', después de 45 años de vida, 'es importante'.Esas fueron algunas de las reflexiones de Boadella en la presentación en Zaragoza, junto al actor más antiguo de la compañía, Jesús Agelet, de su última obra, 'En un lugar de Manhattan', una síntesis de lo que ha caracterizado a Els Joglars desde que se fundó en 1962.El humor, para Boadella lo mejor de la civilización mediterránea, el sarcasmo como forma de contar la tragedia, el delirio propio del Quijote, la crueldad y la ternura, también presentes en la obra de Cervantes, son algunos de los elementos que se mezclan en la obra.Además de la sátira del poder, algo a lo que siempre se han mantenido fieles, en este caso sobre el sentido de la modernidad, bajo cuya excusa, criticó, 'hoy en día se pueden hacer los peores desatinos'.También es una denuncia, una constante en sus trabajos, de la desaparición o menosprecio hacia unos valores, que en la época de Cervantes estaban en plena vigencia y que su generación sí conoció: la dignidad, el sentido del honor, hoy día considerado anacrónico, y el amor platónico.'En un lugar de Manhattan' es una denuncia de esta especie de 'desierto' de valores, que han sido 'sustituidos por las grandes palabras', como la solidaridad y la paz, un enfrentamiento entre dos mundos: el arcaico, representado por los protagonistas de la obra, por el Quijote y Sancho, dos fontaneros que aparecen en un teatro a hacer una reparación, y el mundo de los actores y la directora que lleva los ensayos, contemporánea, vanguardista y moderna.La obra, señaló, es una muestra lo de lo que puede dar de sí una nueva visión libre de la novela de Cervantes, todo ello interpretado con una sensación de naturalidad, también muy característica de la compañía, un objetivo que cree que han logrado después de medio año de ensayos.Esa naturalidad se consigue, aseguró Agelet, con 'trabajo, trabajo y trabajo', porque han batido su récord de ensayos generales, con 37, aunque cuando actúan en Alemania, puso como ejemplo, resaltan todo lo contrario, 'la minuciosidad' de la interpretación.'En un lugar de Manhattan' se estrenará mañana en el Teatro Principal de Zaragoza, donde permanecerá en cartel hasta el 3 de diciembre.
Terra Actualidad - EFE

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