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13 octubre
de 2013
El estreno en Moscú de Chicago se celebró la semana pasada
en el Palacio de la Juventud de la capital rusa. En el espíritu del clásico, la
estrena fue diseñada inspirándose en la época de 1920. La versión de Chicago de
Moscú no difiere de la producción de Broadway –que ha estado en cartel durante
17 años en la ciudad de Nueva York y que ha ganado 17 premios Tony.
La trama, con una historia de asesinato, trata la codicia,
la violencia, la explotación, el adulterio y la traición, fue mostrada por
primera vez por la periodista de Chicago Maurine Dallas Watkins en 1926.
La producción de Rusia fue creada por Andrei Morsin y
Alexander Karpov, que previamente adaptaron musicales para el público infantil
y familiar de Rusia. Chicago, para ellos, era algo así como un experimento,
puesto que la calificación era para mayores de 18 años, algo que definitivamente no es para
toda la familia, aunque varias celebridades acudieron con sus hijos al estreno.
Esta es la segunda vez que una producción de Chicago ha
estrenado en Moscú. La primera, dirigida y protagonizada por el cantante pop
ruso Filipp Kirkorov, logró atraer fieles seguidores, pero sin lograr el
objetivo de ser un éxito mayúsculo.
El costo de la producción en Moscú fue de más de 3 millones
de euros, según explicó Dmitry Bogachyov, el productor y el director de Stage
Entertainment.
La decoración elegante en blanco y negro y los trajes, las
plumas de avestruz y las chispas, la orquesta virtuosa de jazz tocando
directamente en el escenario, así como el subtexto sexual de una multitud de
cuerpos danzantes semidesnudos, pone a Chicago como una excepción en la serie
de musicales escenificados en la capital de Rusia.
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