10 d’agost 2006

Humor, amor y mucho público en el Festival de Teatro de Comedias


8 d'agost de 2006

NOELIA HIDALGO
el puerto.
No arrancó mal la decimoquinta edición del portuense Festival de Teatro de Comedias a juzgar por las carcajadas que arrancaron al respetable las tres primeras representaciones del programa. Como respetable y siempre certero, o casi siempre, es el 'aplausímetro' del público, y además puede decirse que hay un tipo de obra para cada momento, si en este caso el objetivo es entretener, se cumplió.
El que los últimos años las entradas se agoten los primeros días de apertura de la taquilla demuestra que este es ya un festival con arraigo. Una cita irrenunciable cuando llega agosto para los amantes del arte escénico y para los que, como en un buen tono irónico se apuntó en el propio escenario, "van dos veces al año".
Hasta el Estatuto catalán tiene sitio en la reposición de la opereta El Mikado de manos de la misma compañía, Dagoll Dagom, que hace 20 años la puso en escena en España. El viernes abrió el ciclo teatral modernizada pero fiel al tono original. Aunque empezó con no demasiado entusiasmo, poco a poco fue logrando aplausos que sonaban cada vez más convencidos. La historia transcurre en un pueblo japonés donde el flirteo es delito capital y un bufón, oculto heredero al trono, pretende casarse con una bella prometida a otro. Pero cuidado, aquí el malo no es tal. Una tragedia griega al revés donde la muerte es risa, sobre todo porque nunca llega a efecto, y donde, como en estas, lo mejor del espectáculo, además del vestuario, es el movimiento coreografiado sobre el escenario. Buena interpretación y excelente afinación de voces. La canción es un ingrediente más al ya de por sí devenir musical del espectáculo.
La obra más comercial vino de la mano de Pablo Carbonell con La curva de la felicidad. Sus firmes seguidores pudieron verle en su faceta teatral poner en marcha un personaje que desde luego le viene como anillo al dedo. Los tópicos sobre las diferencias entre hombres y mujeres, aunque parecen manidos, funcionan, al menos, hasta un cierto punto. Bajo la risa que provoca ver a cuatro hombres maduros cada cual a su modo patético, hay un trasfondo casi agrio. Este viene a traslucir en ese intento frustrado de volver a ser joven y 'libre' a los 40. Sin querer uno se descubre riéndose de las miserias de los demás o, probablemente, de las de uno mismo.
Por último, en el denominado Off Festival, que se celebra en la Sala Poniente, un concepto diferente con el monólogo de Jaime Ocaña. Con La frigidez como manifestación explosiva de la ninfomanía, el humor no está tanto en el recurso fácil del sexo, según sugiere el título, como en el comúnmente denominado 'hacer el tonto', que también tiene su mérito
Entretenimiento asegurado. Pidamos además que a la risa se unan buenos textos y actores. Lo primero, vendrá seguro el próximo sábado con Tres sombrero de Copa de Miguel Mihura.

Encetem temporada, comença l'espectacle!

Amb la celebració de la Festa Major de Manresa,  donem el tret de sortida a la nova temporada del Kursaal.  Us hem preparat una tardor que a...