La novela de James M. Barrie llega al teatro Apolo repleta
de personajes voladores, indios, piratas, sirenas y hadas
Este montaje ofrece nuevas canciones, originales coreografías,
participación del público y humor
Eduardo de Vicente
La obra más conocida del escritor James M. Barrie, Peter
Pan, ha sido objeto de múltiples versiones desde que la popularizara Disney en
1953 como el Hook de Steven Spielberg (1991) o Peter Pan: la gran aventura
(2003) de P. J. Hogan. El potencial de esta historia tan conocida por los niños
provocó que fuera inevitable una adaptación teatral en forma de musical que
estos días puede verse en el teatro Apolo.
Se trata de una versión interpretada por una docena de
actores que cantan en directo, aunque la música sea pregrabada, que cuenta con una escenografía espectacular
acompañada por proyecciones, originales coreografías, humor y todos los
elementos imprescindibles en esta trama como personajes voladores, indios,
piratas, sirenas y hadas. Penetremos en el mágico mundo de Pan y sus amigos.
Presentando a los Darling
En el número inicial (Somos los Darling) se nos presenta a
la familia protagonista, encabezada por Wendy y sus dos hermanos y la divertida
perra gigante que vive con ellos. Una plataforma giratoria muestra la
habitación de los niños en la que el misterioso Pan se ha dejado su sombra.
Wendy interpreta Dime si estás y es entonces cuando conoce al niño que no
quería crecer, que pretende recuperarla. También descubrimos al hada
Campanilla, representada por un láser verde y un sonido característico.
Ambos (o mejor dicho, ambas, ya que Pan es representado por
una actriz) reflexionan sobre la edad adulta en Cuando te haces mayor. Wendy le
advierte que, si se niega a crecer, no conocerá el amor ni tendrá una familia,
a lo que Peter le responde que nunca será tan feliz como siendo un niño. Y
llegamos a uno de los momentos más esperados, el del vuelo. Peter enseña a los
chicos a volar, lo que se nos muestra por medio de unos cables que elevan a los
protagonistas y unas proyecciones al fondo para simular el resultón efecto.
Todo ello sucede cuando entonan Tan solo hay que imaginar, uno de los temas más
pegadizos que levanta los primeros gestos de complicidad en la platea.
Viaje a Nunca Jamás
La siguiente escena ya transcurrirá en el País de Nunca
Jamás en el que nos introducen los niños perdidos. Ahora el escenario simula
una selva con unas escaleras al fondo. Los muchachos anhelan tener una madre y
lo explican en Somos los niños perdidos, otro tema simpático que arranca como
un blues para transformarse en un ritmo pop que acompañan con una divertida
coreografía que provoca la sonrisa de los peques. Las sirenas cierran la
primera parte con una música de tambores, percusión y coros que se mutan en una
melodía al piano mientras se ofrecen proyecciones del fondo del mar.
Tras un breve intermedio, en la segunda parte conoceremos a
los piratas en Me das tu permiso y descubriremos que los actores se están
desdoblando en múltiples personajes. La acción transcurre frente a la proa de
un barco iluminado por la proyección de una calavera. El enemigo de Pan, el
capitán Garfio y su esbirro, el caricaturesco Smith, traman sus perversos
planes junto a su tripulación y ejecutan un baile enérgico.
Con una pequeña ayuda de mis amigos
La situación va empeorando para nuestros héroes y necesitan
ayuda. ¿De quién? Del público, que tiene que proclamar su fe en las hadas para
conseguir que Campanilla recobre su vitalidad. Un poco después, otro detalle
participativo, ya que Smith está reclutando nuevos niños perdidos y baja a la
platea en plena búsqueda. Nadie está a salvo.
Uno de los mejores números antes de enfrentarnos al
desenlace es Ser un gran día, ambientado en un campamento indio donde el
reparto da vida a unas originales danzas tribales utilizando también unos palos
para crear ritmos insólitos. Las canciones Vuelvo a despertar y Vas a recordar
ponen fin a este nostálgico espectáculo que nos hace recordar que algún día
fuimos niños. Y los más pequeños se sienten como en casa.
En resumen, un montaje atractivo, ideal para los chicos, que
da la impresión de haber sido algo resumido tanto en textos como en medios y
reparto para adecuarlo a estas funciones de gira pero que mantiene el espíritu
original y constituye un estupendo entretenimiento para toda la familia. Un
regreso deseado al País de Nunca Jamás del que quizás no deberíamos haber
escapado.
'Peter Pan, el musical'
Lugar: Teatre Apolo (avenida Paral.lel, 59).
Horarios: sábados y domingo, a las 12.15 y 16.15 horas.
Precio: de 18 a 33 euros.
Más información: www.teatreapolo.com
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