11 abril de 2014
Carmen del Val
La polémica suscitada por la actuación de la compañía china
afincada en Nueva York Shen Yun Performing Arts vinculada a Falun Gong, no
ensombreció la brillante actuación de este grupo
Polémica por un ballet chino que llega al Teatre Nacional
El espectáculo, de dos horas de duración, lo presenta una
pareja, ella hablando un correcto español y él en chino. Ambos serán los
maestros de ceremonia que irán explicando al público los origenes e historia de
los diferentes bailes. Su forma de presentar y los gags utilizados dan la
sensación de que nos encontramos en un show en algún teatro de Las Vegas.
Forman el espectáculo 17 coreografías de danza étnica y
danza clásica china y tres intervenciones de cantantes, acompañadas a piano.
Las coreografías reviven la esencia de los 5.000 años de historia cultura
tradicional china, aparte de lasdos que denuncian la persecución que sufren los
practicantes de Falun Gong por parte del Gobierno comunista chino.
Las diferentes escenas son una explosión de color y energía
y cuentan con 40 bailarines en escena. Las imágenes que se producen son de un
gran impacto visual. Además el montaje cuenta con música en directo a cargo de
la Shen Yun Symphony Orchestra dirigida por Milen Nachev, que combina el sonido
de los instrumentos chinos con los occidentales. Solo levantarse el telón, al
comienzo del espectáculo, el público rompió en un sonoro aplauso ante la fuerza
de las primeras imágenes. El vestuario es de una gran belleza, todo él está
confeccionado a mano y los colores se combinan con elegancia. Sedas y bordados
iluminan el escenario.
El elenco femenino hipnotiza por su belleza, las mujeres
parecen figuras de porcelana. Su baile es exquisito, de delicado movimiento de
brazos. Concretamente en las coreografías La Delicada Belleza de los Han o Las
Damas del Palacio Tang al público le parece estar frente a las heroínas de la
película La Casa de las Dagas Voladores. Por su parte, el elenco masculino
muestra un gran dinamismo. Los saltos mortales, piruetas y giros son de un gran
virtuosismo. Las coreografías Los Guerreros de la Montaña de Wudang o
Entusiasmados en el Río Amarillo son algunas de las piezas en las que el baile
de los hombres alcanza mayor brillantez. Las que hacen referencia a alguna
leyenda o algún cuento como Ne Zha agita el mar o El Rey Mono frustra al
malvado sapo pecan de infantiles en su planteamiento y pueden llegar a aburrir.
Mención especial merecen las proyecciones de imágenes en una
gran pantalla que transportan al espectador de un templo budista al Río
Amarillo pasando por los campos de Mongolia. Magnífico el efecto que se logra
cuando bailarines y héroes se introducen en la pantalla y se le ve volar o
surgir del mar.
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