El bailarín y coreógrafo Cesc Gelabert presenta en el Teatre
Lliure de Montjuïc 'V.O.+', un nuevo montaje en el que desvela al espectador su
laboratorio más "íntimo y secreto".
Lo hará con el estreno de tres solos y la interpretación de
piezas antiguas, pero sobre todo con la interacción con el público a través de
breves parlamentos.
Gelabert ha confesado este martes en rueda de prensa que
vive un momento de paz en el que tras varios espectáculos con la compañía
sentía la necesidad de volver a bailar solo, y también de hablar al patio de
butacas, como una manera de reconocer que en los tiempos que corren cada
espectador es "un héroe".
Así, cada uno de los solos que bailará irá precedido de un
breve comentario del autor, con referencias a la obra y pensamientos
personales, explicaciones sobre su significado, y anécdotas, para compartir sus
obsesiones con el público y hacer una especie de "exorcismo", ha
dicho satisfecho.
El espectáculo incluye piezas antiguas como la sección de
Mompou de 'Preludis' (2002), 'Al Capone' (1982) con música de Prince Buster All
Stars, 'Lágrimas Negras' (2003) con música de Miguel Matamoros, 'Funny
Valentine' de 2005 con música de Richard Rodgers y Lorenz Hart e incluso otras
que podrían variar según los días y las circunstancias.
Gelabert agradece poder bailar sus propias coreografías,
porque así ha podido adaptarlas a los cambios de su propio cuerpo: "Son
muchos años que llevo trabajando y me puedo mover con menos energía, pero con
más sabiduría, espero", ha comentado.
También estrenará varias coreografías, que ha bautizado con
números porque confiesa ser un desastre poniendo nombres: 'V.O.+1', 'V.O.+2' y
'V.O.+3'.
La primera es una "aparición" con toques de
escapismo --no ha dado más detalles--; la segunda, una travesía por varias cualidades
de los movimientos, y la última un homenaje al coreógrafo Gerhard Bohner, de
quien ha bailado diversas obras por todo el mundo.
Estas tres piezas nuevas tienen música original de Borja
Ramos, que ha compuesto una música "poco tramposa" y purista, con
trío de cuerda, piano y flauta y clarinete que tendrán la misión de unificar y
dar cohesión al espectáculo.
El vestuario es obra de Lydia Azzopardi, pareja de Gelabert
y colaboradora habitual en todos sus montajes desde hace años, que en esta
ocasión ha diseñado una especie de "uniforme de trabajo", un traje
atemporal que permita al bailarín estar cómodo a lo largo de toda la hora que
pasará bailando.
Gelabert bailará desde este jueves y hasta el 3 de junio en
el Lliure de Montjuïc, pero la idea inicial era hacerlo en el Lliure de Gràcia,
por el poso histórico que tiene --en 1977 estrenó allí su primer solo-- y
porque es una sala más pequeña ideal para un montaje intimista como éste.
EL ESPECTADOR, HÉROE Y ARTISTA
Finalmente no ha podido ser por ajustes de la temporada,
pero la sala Fabià Puigserver de Montjuïc se ha adaptado para que Gelabert esté
lo más cerca posible del espectador, que indirectamente será el otro
protagonista porque a través de sus comentarios adquirirá un compromiso
diferente, según el bailarín.
"Para mi, el espectador mirando hace arte",
asegura rotundo, al tiempo que añade que cada vez que sale al escenario se
imagina que lo contempla el mejor público posible, la 'crème de la crème'.
Su intención es hacer
que el público participe, pero no de la manera más convencional: "No se
trata de hacer que pueda bailar todo el mundo, sino que el máximo de
espectadores puedan ser artistas", ha subrayado.
publicat
per
22 de maig
de 2012
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