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15 agost de 2014
Mateo Sancho Cardiel
Nueva York,
(EFE).-
La compañía valenciana TAIAT Dansa se ha propuesto que el
movimiento y el baile reivindiquen su condición de piezas de museo y así, con
su coreografía "No Half Measures", tras pasar por Valencia y
Barcelona, llegaron hoy al Museo de la Ciudad de Nueva York.
Meritxell Barberá e Inmma García se convirtieron hoy en
estatuas muy ágiles, en una obra de arte viva que hizo detenerse a los
visitantes del museo neoyorquino a la entrada del edificio, el mismo en el que
también se analiza estos días la obra de otros valencianos, los arquitectos
Rafael Guastavino padre e hijo.
"Es una lucha constante que tenemos, la de integrar la
danza en el discurso de la Historia del Arte. Es una pena que vaya por un
camino paralelo, a pesar de reflejar muchísimas cosas que otras disciplinas
beben. La danza siempre queda relegada", explica a Efe Meritxell Barberá.
Efectivamente, aunque ha sido objeto de inspiración para
toda una serie de cuadros de Edgar Degas o ha inspirado películas como
"The Red Shoes" y el documental de Wim Wenders sobre Pina Bausch,
"Pina", la danza sigue quedando marginada de los grandes espacios
museísticos.
Sin embargo, TAIAT Dansa hoy no pudo decir lo mismo: en la
Quinta Avenida frente a Central Park y desafiando al sol del verano, estas dos
bailarinas y coreógrafas que llevan más de 20 años formando un exitoso tándem
desplegaron la dinámica de su "No Half Measures" (algo así como
"No medias tintas"), danza contemporánea que juega con el estatismo
inicial, el movimiento robótico después y, finalmente, la liberación de la
flexibilidad humana.
"Es un autorretrato colectivo. Empieza como un
autorretrato individual, un inicio más robótico o más seco. Con pequeños clics
que nos van autofotografiando. Luego se va humanizando", explica Barberá,
quien defiende que con este planteamiento museístico no quieren echar por
tierra la representación convencional en un teatro. "No es ni mejor ni
peor, es diferente", dice.
"Con este planteamiento se rompe la cuarta pared.
Siempre decidimos que el espacio sea libre, en el que la gente puede circular.
No hay sillas, es abierto como cuando entras en una sala de exposiciones y es
una experiencia más cercana", asevera a Efe Inma García.
Así, al diseñar esta pieza se dieron cuenta de que tenía que
interactuar con los diferentes museos a los que fueran. El de hoy fue el
Episodio III después del I (en el MUVIM de Valencia) y el II (en el Macba de
Barcelona).
"Los bailarines estudiamos el espacio y con los
directores del museo decidimos en qué lugar del espacio, con obra expuesta o
no, dónde se coloca el público", afirma Barberá.
"No Half Measures" lidió hoy con un sol que
aparecía y desaparecía, el tránsito de autobuses o excursiones de turistas que
alborotaban la avenida. Pero se ajustó a la hermosa arcada que el museo
neoyorquino tiene y recibió un aplauso unánime de los presentes.
La coreografía llegó a Nueva York en su versión a dúo, pero
había sido desarrollada pensando en otros dos bailarines más, Ramón Vera y
Manuel Rodríguez que, por la naturaleza espontánea y experimental de la pieza
se convirtieron en motor creativo de la misma y que estuvieron presentes de
manera virtual, a través de las pantallas que flanquearon el
"escenario".
Dentro de esa misma naturaleza móvil del espectáculo,
Barberá y García repartieron al público un cuestionario que les hiciera
preguntarse su condición de audiencia ante un espectáculo de danza o ante una
exposición de museo. El diálogo, para ellas, es parte fundamental del concepto
que defienden.
La compañía de danza valenciana pasará el mes de agosto
entre Nueva York y Chicago, donde presentan también otro original montaje,
"Vamos a hacerte bailar: Persiguiendo a Patti Smith", aunque repudian
el concepto de "danza conceptual".
"La danza es siempre con el cuerpo, no creo que pueda
ser conceptual", concluye Barberá.
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