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29 de desembre de 014
José Gabriel López Antuñano
Las compañías de Castilla y León mantienen el repertorio ya
existente y se apuntan al formato de un solo actor para afrontar 2015. Por el
momento solo Azar anuncia nuevo espectáculo para el año que llega
Pocos estrenos para capear el temporal
ICAL
La crisis económica y la subida del IVA no ha golpeado a las
unidades de producción del Ministerio de Cultura, la Compañía Nacional de
Teatro Clásico (CNTC), el Centro Dramático Nacional (CDN) o la compañía
Nacional de Danza (CND). Con presupuestos menores se han defendido y las
propuestas con mayor o menor aceptación han dependido del talento de los
artistas.
Otros teatros públicos con producción propia, como el Teatro
Español o las Naves del Matadero, dependientes del Ayuntamiento de Madrid, el
Teatro Nacional de Cataluña (TNC) o el Teatro Lliure, radicado en Barcelona,
pero dependiente de un consorcio de administraciones catalanas, al que se suma
el Estado a través del INAEM, han capeado el temporal con dignidad y sin muchos
agobios. Algunos de estos teatros han recurrido a coproducciones con compañías
privadas, que disponen de la función para su explotación, libre de gastos de
producción una vez estrenada.
Los problemas económicos han sobrevenido a las empresas
privadas, que han decrecido en contrataciones y espectadores. En España, se ha
pasado de 19,5 millones de espectadores en 2008 a 12,8 millones en 2013. Las
grandes empresas han afrontado la crisis con títulos seguros, reparto con
famosos, menor número de personajes y escenografías transportables en furgoneta,
donde ha eclosionado el vídeo, no como elemento dramatúrgico, sino como
tramposo ambientador de una escenificación. Además, algunas empresas bajaron
mucho sus caché, estrechando los márgenes de beneficio para sacar del mercado a
compañías medianas, que empezaban a hacerles sombra en épocas de bonanza.
Ha empeorado la calidad, ha decrecido el riesgo artístico de
la oferta privada y se han resentido sus estructuras, pero ninguna «grande» ha
desaparecido. La crisis se ha cebado de manera especial, en el teatro, con las
pequeñas y medianas empresas, que es la dimensión de las de Castilla y León. En
la actualidad, hay veinticinco compañías, pero con una actividad baja y algunas
en situación crítica.
Afrontan el 2015 con preocupación, ofertando un repertorio
estrenado tiempo atrás. Pocos espectáculos estrenados o pendientes de estreno
en 14/15: Sólo Azar Teatro, anuncia una nueva producción, Y en mi corazón el
dardo, un espectáculo unipersonal, dirigido por Javier Esteban.
Al formato de un solo actor en escena, se apuntan otras
estrenadas en 2014, El penal de Ocaña, dirigido por Ana Zamora (Nao d’Amores),
Última transmisión, dirigido por Diego Palacios (Es.Arte) o 20 de noviembre,
dirigido por Nina Reglero (Rayuela). Otras compañías, como Corsario o Rayuela,
estrenaron producciones más convencionales, Clásicos locos, entremeses cómicos
dirigidos por Jesús Peña, y Lovers, un musical de Rayuela, dirigido por
Reglero, que les cuesta moverlo por el número de actores en escena.
Si el teatro resulta complicado, la danza contemporánea es
un empeño imposible: Hojarasca (Cartografía del cuerpo en un espacio
arquitectónico), Ballet Contemporáneo de Burgos o Es.Arte (Goldberg) tienen
coreografías de calidad a la espera de tiempos mejores.
El teatro infantil, menos exigente en recursos económicos de
producción, cuenta con cierta presencia y en él se han refugiado compañías que
antes no lo frecuentaban, uniéndose a otras de siempre, Quimera de Plástico,
Bambalúa, Cándido o Teloncillo, que ha encontrado un nicho de mercado en el
teatro para bebés, que con periodicidad programa el Calderón de Valladolid.
Con una radiografía de las artes escénicas en la Comunidad
que diagnostica un enfermo con mala salud, las compañías emergentes, con
jóvenes profesionales con buena preparación, Cuarteto, Dram, Valkiria,
Malalengua, etcétera, se encuentran postergadas y algunas ya han hecho las
maletas en busca de otras regiones.
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