El Teatre Nacional de Catalunya (TNC) ha
conseguido un 91 por ciento de ocupación en esta temporada, 34 puntos más que
el año anterior. Esto es como si un niño crece 30 centímetros en un verano,
algo extraordinario. La nueva política de abonos iniciada este año parece que
ha conseguido sus objetivos. No en vano han pasado de 1.233 a 4.200 abonados,
lo que equivale pasar de 7.600 a 23.000 entradas vendidas. En total, el teatro
acogió a 127.000 espectadores, 22.000 más que la temporada anterior y los
ingresos, a pesar de los importantes descuentos que posibilitan estos abonos,
también han subido. «Nuestro objetivo era atraer al público más fiel y que
ellos hiciesen de altavoces de nuestras propuestas, porque no hay nada como el
boca oreja para llenar los teatros», comentó ayer Mònica Campos, directora
ejecutiva del centro.
La nueva temporada ya tiene cara, con 24
espectáculos y con Joan Brossa como protagonista del «Epicentre». La
inauguración será el 29 de septiembre con «L’aplec del remei», de Josep Anselm
Clavé, considerada la primera obra lírica en catalán, estrenada en 1858.
Perdida hasta hace pocas fechas, la partitura se ha recuperado y ahora volverá
a los escenarios con Wanda Pitrowska en la dirección y dramaturgia de Josep
Maria Miró.
«El coratge per matar», de Lars Norén y el
concierto «Museu Obeses» darán paso a «Celestina», dirigida y protagonizada por
José Luis Gómez, en el papel de la alcahueta. Después llegará la reposición de
la versión musical de «Molt soroll per no res» y «La fortuna de Sílvia», de Josep
Maria de Sagarra, «la mejor obra de mi padre», según Joan de Sagarra.
En enero comenzarán las 70 representaciones,
para cinco espectadores de «Cosas que se olvidan fácilmente», de Xavier Bobés,
en los almacenes del teatro. «Essències», homenaje a Victòria dels Àngels, con
Ofelia Sala y «En la solitud dels camps de cotó», de Bernard-Marie Koltès
abrirán el 2017. En enero también llegará «Letter to a man», de Robert Wilson
con Mikhail Baryshnikov haciendo de Vàtslav Nijinski. «Hemos querido recuperar
la presencia internacional, que abandonamos en los últimos años para centrarnos
en la producción propia. Ver el minimalismo escénico de Wilson, un hito del
teatro contemporáneo, lo merece», afirmó Xavier Albertí, director artístico del
TNC.
Después de 23 años de ausencia, en febrero se
recuperará «La senyora Florentina i el seu amor Homer», de Mercè Rodoreda, con
dirección de Sergi Belbel . Después llegará «Vània», de Chejov, el regreso a la
actividad de los valencianos Moma Teatre de Carles Alfaro. El sainete «A tots
els que heu vingut», encargo del teatro a Marc Rosich dará paso a «Collar de
cranis», obra basada en Brossa y que será la pieza principal del «Epicentre
Brossa», que se realizará conjuntamente con una retrospectiva del artista en el
Macba y programas en la Fundació Tàpies y la Filmoteca.
La temporada se cerrará con «Ricard III», de
William Shakespeare, dirigido por el propio Albertí y con Lluís Homar en el
papel central. «Lucis et umbrae», de Victoria Szpunberg, Jordi Sabatés y Sergi
Buka y «Actes obscens en espai públic», de Davide Carnevali, basada en
Pasolini, bajarán el telón de la temporada.
Por su parte, los montajes familiares serán
tres: «Els perseguidors de paraules», de Marc Artigau iQueralt: «El somni de
Gulliver», de Roland Olbeter, basado en el personaje de Swift; y la danza de
«Zaquizamí», de la compañía Roberto G. Alonso.
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