11 de març 2011

«En Els Joglars hemos mostrado que el teatro no es un hecho cultural de lujo y elitista»



«Esta obra es una mirada divertida, tierna y cruel a nosotros y a la España de 2036»
«Uno no puede ser otra cosa que moderno cuando está viviendo en esta época »
Els Joglar cumple 50 años y a su director se la ha ocurrido que la mejor manera de celebrarlo es imaginarse a la compañía dentro de 25 años. '2036 Omena-G' es una muestra más del humor ácido y el sarcasmo de este genial creador. Se presenta desde el viernes hasta el domingo en el Victoria Eugenia.
-¿ Cómo es un auto homenaje?
-Hay que eliminar la vanidad del evento. Sin duda, siempre habría motivos para hacer un homenaje a una compañía que lleva ni más ni menos que cincuenta años. La más antigua de España y de Europa en lo que es el ámbito privado. Y, además, una compañía que ha seguido unos principios de libertad, de independencia y con una buena relación con el público en cuanto a audiencia. En el caso de las institucines, todo eso sería motivo para que hiciera lo que quisieran. Pero por nuestra parte la gracia y la ironía es dar una mirada sarcástica y un poco cruel sobre nosotros y nuestro futuro.
-¿Qué resultado ha tenido?
-Un espectáculo sobre la vejez y sobre la sociedad de hoy, pero mirándolos 25 años después. Visto con la distancia del tiempo queda una mirada divertida, tierna, a veces cruel.
-¿Cómo será la España de dentro de 25 años?
-Lo primero será saber cuántas hectáreas quedarán de lo que hoy llaman España. En la obra damos varias referencias a la Antigua España. El propio lenguaje es casi incomprensible, afectado totalmente por los mensajes sms y por todo el sistema de comunicación actual. No sé si estaremos por fin en los Estados Unidos de Europa o si habrá ocurrido la III Guerra Mundial. Pero algo habrá pasado porque las cosas cada vez se precipitan con más rapidez.
-¿En 2036 Joglars necesitará más su ingenio habitual o unas cuantas ambulancias medicalizadas?
-Algunos una UVI repleta de todos los ingenios. Otros que de vez en cuando nos limpien la lápida y algún día al año nos pongan las flores. Y supongo que habrá una herencia en una parte del teatro de este país. Y también puede suceder que los más jóvenes de la compañía decidan seguir con la marca Joglars.
-¿Como creador teatral se ha dejado usted de divertir alguna vez en estos 50 años ?
-Algunas veces sí. Hay cosas que uno hace por obligación o por sostener la propia economía del grupo. Tuve que rodar una película porque a los actores les hacía mucha gracia hacer cine. No me gusta el cine y me vi metido en una película con bastante medios. Era 'Buen viaje Excelencia', la película sobre Franco. Así que he hecho cosas que no me han resultado especialmente divertidas, pero en general he disfrutado mucho de mi trabajo porque ha sido una labor muy independiente, incluso económicamente, y en una condiciones casi utópicas.
-¿Qué definirá mejor su carrera, sus amigos o sus enemigos?
-Lo que en todo caso me va a definir es la obra. Lo demás quedará como anécdotas de un tiempo. Mi enfrentamiento, por ejemplo, con mi propia tribu, con los catalanes, será el de uno más de tantos artistas que se han largado de sus tribus y han abierto sus horizontes a otros públicos o intereses. Lo que realmente podrá tener alguna memoria es la presencia del teatro de Joglars introduciéndose en la sociedad de una época. Y esa sociedad, a veces, ha respondido agresivamente. Hemos mostrado que el teatro no es sólo un hecho cultural de lujo y elitista, sino que es algo que puede penetrar en una sociedad.
-Les han llamado antipatriotas.
-Habría que cambiarlo por antirégimen. Si dijeran eso sería más apropiado porque enfrentarse a lo que ocurre en Cataluña es también una forma de patriotismo. Significa que nos preocupa y por lo tanto nos enfrentamos a lo que pasa.
- Y reaccionarios.
-Es un adjetivo muy utilizado hoy para todo aquel que no está en una cierta secta. Hay una secta, que yo llamo la progre buenista, en la que todo aquel que no pasa por sus principios es o reaccionario o facha. Eso viniendo de donde viene es un elogio y muestra que estamos al día.
-Y blasfemos.
-Eso pertenece al pasado, cuando teníamos rifirrafes con el mundo del nacional catolicismo español. Blasfemias no habíamos hecho, pero sátiras sobre el poder religioso sí que hubo más de una.
-Hasta anarquistas.
-En todo artista hay un cierto impulso anarquista puesto que normalmente se enfrenta a todo lo establecido y le cuesta ajustarse a unos principios de obediencia social.
-¿Y si les llamaran modernos?
-Sería subrayar un hecho. Uno no puede ser otra cosa que moderno cuando está viviendo en esta época. Hay gente que dice que hace arte contemporáneo. ¡Toma!, ¿si estás vivo qué arte vas a hacer? Otra cosa es que nos llamen vanguardistas. Eso está fuera de lugar ya que uno no puede saber nunca si es vanguardia sin la distancia del tiempo, sin colocarse cien años más tarde.

publicat per
Roberto Herrero / San Sebastián
foto : Albert Boadella cumple 50 años de trabajo dirigiendo Els Joglars : LUIS CASTILLA
http://www.diariovasco.com
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