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Interpretar un clásico del teatro catalán, una de las obras
más representadas y traducidas de la lengua catalana, sólo en la escena,
concentrando los principales personajes en uno mismo. Hay retos, hay locuras,
que sólo se le pueden ocurrir a los más grandes. Y Lluís Homar, uno de los
mejores actores del país, que tras muchos años en el cine y la televisión ha
vuelto a los escenarios catalanes en las últimas temporadas, es uno de ellos.
Terra baixa, de Ángel Guimerà, fue una de las primeras obras
en las que, con tan solo 16 años, participó Homar, y según cuenta fue tras
interpretar al ingenuo Manelic cuando decidió que quería ser actor. Años más
tarde, retomó el papel en una versión dirigida por Fabià Puigserver en el
Teatre Lliure que marcó toda una generación. Así pues, que a Homar se le
pusiera entre ceja y ceja llevar él solo, a escena, el peso de esta obra, es
mucho más que un ejercicio de vanidad actoral, es un reto personal con el que
parece querer marcar un antes y un después en su madurez como intérprete.
Pero más allá del insólito ejercicio actoral, uno de los
objetivos de Lluís Homar y el director escogido para acompañarle en esta
aventura, Pau Miró, ha sido que la obra se entendiera perfectamente y que las
ideas y el mensaje de Guimerà respecto la supuesta pureza de la “terra alta” en
contraposición a la maldad y sordidez de la “terra baixa” llegarán al
espectador con claridad. Para ello, la historia se ha concentrado en los cuatro
personajes principales, los que llevan el peso de la tragedia: el triángulo
amor-odio entre Sebastià, Manelic, Marta, al que se suma la inocente Núria,
testimonio de todo, quizás la narradora.
Uno de los grandes aciertos de este Terra baixa es que,
lejos de lo que cabría esperar, Homar no hace un ejercicio de transformismo, y
los cambios de personajes, incluso de masculinos a femeninos, se realizan sin
apenas cambios en el vestuario y sin voces importadas. Y a pesar de la sutileza
de los cambios, el texto de Guimerà consigue fluir con tanta fuerza, con tanta
naturalidad, que es muy difícil perderse. Todo lo contrario, esta versión
minimalista y aparentemente sencilla consigue incluso transmitir muchos más
matices que otras versiones con un gran elenco de actores. Un solo actor, todo
elegancia y carisma pero sin atisbo alguno de sobreactuación, consigue además
transmitir algo que no siempre ha sido evidente en el texto de Guimerà: la
complejidad de los personajes, que aun siendo tan definidos y arquetípicos, no
hay blancos y negros, sino una infinita variedad de grises; ni el malo malísimo
es tan malo ni el bueno e ingenuo es totalmente inocente.
Si a la soberbia demostración de Lluís Homar, a la precisa e
invisible dirección de Pau Miró y al más que nunca impresionante texto de Ángel
Guimerà añadimos una sencilla e impactante escenografía de Lluc Castells, que
evoluciona a lo largo de la función y transmite junto al juego de luces de
Xavier Albertí y David Bofarull el contraste entre la supuesta pureza de la
“terra baixa” y la naturaleza salvaje de la “terra alta”, y la música y voz de
piel de gallina de Sílvia Pérez Cruz, el resultado final es una función
maravillosa, un evento teatral al que, si no lo viste a finales del año pasado,
cuando se instaló en el Teatre Borràs, no puedes dejar la oportunidad para ver
ahora: hay que ir sí o sí. Imprescindible.
+ info
Nombre del montaje: Terra baixa
Disciplina: teatro clásico
Director: Pau Miró
Autor: Àngel Guimerà
Adaptación: Pau Miró y Lluís Homar
Reparto: Lluís Homar
Adjunto de dirección: Oscar Valsecchi
Escenografía y vestuario: Lluc Castells
Diseño de luces: Xavier Albertí y David Bofarull
Diseño de sonido: Damien Bazin y Lucas Ariel Vallejos
Composición musical y voz: Silvia Pérez Cruz
Carectización: Eva Fernández
Dónde: Teatre Borràs. Barcelona
Dirección: Plaza Urquinaona, 9. Barcelona
Hasta: 25.10
Horario: De miércoles a viernes a las 20.30h; sábado a las
18.30 y 21h; domingos a las 19h
Precio: De 20 a 23€
Venta de entradas: Teatre Borràs
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