Incendios es sin duda uno de los montajes de
la nueva temporada teatral. Un texto que es ya un clásico del siglo XXI, un
director siempre solvente como Mario Gas o la presencia de una de las figuras
emblemáticas de nuestro teatro en su reparto, la dama Nuria Espert, son sólo
algunos de sus reclamos, sirenas que nos llaman a arder en sus costas.
A continuación, los fuegos que dan luz a esta
función.
La infancia es un cuchillo clavado en la
garganta
El texto del libanés afincado en Canadá Wajdi
Mouawad quema con poética y dolor los esquemas de la antigua tragedia griega y
los espinosos temas de la crítica actual en torno a los conflictos
territoriales que desembocan en matanzas sin sentido (en este caso en un lugar
indeterminado pero que podríamos indentificar con el Líbano natal del autor).
Como en Antígona, el punto de partida es la
muerte de un familiar y su cuerpo metafóricamente insepulto: la lectura del
testamento de Nawal, la madre de los los gemelos Jeanne y Simon, de 22 años,
que lega la tarea de encontrar a un padre y a un hermano de los que no se
conocía su existencia. Una madre a la que odian por no poder explicar la
decisión irrevocable de no hablar durante los últimos cinco años de su vida.
Historia dura como el pedernal y seca, de ecos clásicos y estructura narrativa
compleja que alterna escenas de presente y pasado, el viaje al interior de un
país y de unos personajes heridos y llenos de ira que deben descubrir la verdad
para poder sanar y llegar a comprender.
Casi como una historia de suspense pero
atravesada de dolor y poesía que llevará al espectador a través de la historia
de los gemelos y la de una joven y valiente Narwal, con un punto de partida que
atrapa irremediablemente a través del magnífico texto de Mouawad: “La infancia
es un cuchillo clavado en la garganta, no se lo arranca uno fácilmente. Jeanne,
el notario Lebel te entregará un sobre. Ese sobre no es para ti, va dirigido a
tu padre. El tuyo y el de Simon. Encuéntralo y entrégale ese sobre. Simon, el
notario Lebel te entregará un sobre. Ese sobre no es para ti, va dirigido a tu
hermano. El tuyo y el de Jeanne. Encuéntralo y entrégale el sobre. Cuando estos
sobres hayan sido entregados a sus destinatarios, se os entregará una carta. Se
romperá el silencio. Y entonces podrá ponerse una lápida sobre mi tumba y ni
nombre grabarse sobre la lápida al sol".
Hay verdades que no pueden revelarse a
condición de que sean descubiertas
El veterano director Mario Gas lo tenía
complicado puesto que existe una ya mítica (aunque reciente) versión escénica
de este montaje (que lamentablemente no he tenido la suerte de ver) dirigida
por el propio autor y otra igual de laureada por Oriol Broggi. En su caso (y
sin posibilidad de comparar), Gas aporta su saber hacer, su solidez y buen
trabajo para ofrecer un viaje de algo más de tres horas que gracias a un ritmo
y fuerza indudables pasa volando, llevándonos entre sus escenas (a veces
simultáneas) en un viaje catártico. Un escenario de pocos elementos, recubierto
de arena y con una plataforma central donde se encuentra una simbólica puerta,
algunas proyecciones y ciertas transiciones musicales son los escuetos
elementos con los que el director organiza su puesta en escena, que centra en
el texto y las interpretaciones. Y Gas sale victorioso, con un espectáculo
sólido y de obligada visión.
Cierto es que uno tiene la sensación de que se
podía haber llegado un poco más lejos para hacerlo completamente redondo (con
los espectáculos de Gas siempre me pasa que me gustan muchísimo, pero me falta
un puntito de frescura), pero el caso es que es que es un pedazo de montaje que
hay que ver. Y si no se conocía antes, ni por los montajes anteriores ni por la
espléndida película de Denis Villeneuve, descubrir.
Ahora que estamos juntos, todo va mejor
Un reparto de campanillas sobre las tablas es
otro de los grandes reclamos de la función, destacando un fantástico y
simpático Ramón Barea con grandes momentos, la natural Sawda de Lucía Barrado,
que consigue un tándem perfecto con una Laia Marull maravillosa, llena de
energía y arrojo escénico en su Nawal joven (enamorando ella y su personaje).
Y, por supuesto, Nuria Espert, que aquí ofrece una contenidísima (llamativo)
interpretación cuyo cénit es el desgarrador monólogo de la Nawal en sus últimos
años, diez minutos que es para arrancarte el corazón y dejarlo tirado en el
medio del pasillo.
Hay que acercarse a los fuegos de estos
Incendios, de estos personajes que necesitan quemarse para poder renacer. Grito
contra los horrores de la guerra el de Mouawad y un canto a la unión, que
resuena en los oídos una vez abandonada la sala. Porque deberíamos de tener
esto siempre presente, como dice el autor por boca de Nawal: “Ahora que estamos
juntos, todo va mejor.” Que muchas veces se nos olvida.
+ info
Nombre del montaje: Incendios
Disciplina: Teatro contemporáneo
Director: Mario Gas
Autor: Wajdi Mouawad
Adaptación: Eladio de Pablo
Reparto: Nuria Espert, Ramón Barea, Álex
García, Carlota Olcina, Alberto Iglesias, Laia Marull, Edu Soto y Lucía Barrado
Escenografía: Carl Fillion
Escenógrafa asociada: Anna Tusell
Vestuario: Antonio Belart
Videoescena: Álvaro Luna
Espacio sonoro: Orestes Gas
Iluminación: Felipe Ramos
Fotografía: Ros Ribas
Ayudante vestuario: Cristina Martínez
Ayudante de dirección: Montse Tixé
Regidora: Eloísa Díaz
Realización de escenografía: Mambo Decorados
Realización de vestuario: Sastrería Cornejo
Realización de atrezzo: Luis Rosillo
Productores delegados: Paco Pena y Alicia
Moreno
Producción ejecutiva: Pilar de Yzaguirre /
YSARCA S.L
Dónde: Teatro de la Abadía
Dirección: Fernández de los Ríos, 42. Madrid
Hasta: 30.10
Horario: De martes a sábado a las 19.30h.;
domingo a las
18.30h.; y el lunes 24.09 a las 19.30h
Precio: Ant.: desde 21 €
Venta de
entradas: es.patronbase.com
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