La galería Rocío Santa Cruz dedica una muestra
al artista que firma la escenografía de la última obra de Magda Puyo para el
TNC
Aunque todo escenógrafo es en parte artista,
no hay muchos creadores que desarrollen las dos trayectorias de forma paralela
y entrelazada. Y es aun menos frecuente tener la oportunidad de disfrutar
simultáneamente las dos facetas de una de estas rara avis. Es el caso de Pep
Duran (Vilanova i la Geltrú, 1955) que exhibe sus obras reunidas en la muestra
Amorfa, en la nueva galería Rocío Santa Cruz de la Gran Vía, hasta el 5 de
noviembre, a la vez que su escenografía sirve de marco para el drama del sueco
Lars Norén, El coratge de matar, dirigido por Magda Puyo, que se representa en
el Teatre Nacional de Catalunya hasta el 30 de octubre. “Mi trabajo se basa en
la construcción de la representación, así que siempre he intentado de que
hubiera trasvase y unión entre el espacio teatral y la sala de exposiciones.
Finalmente todo es obra”, indica Duran, rodeados de los que define “artefactos
emocionales, construidos con materiales indultados que se han petrificado”.
Entre ellos está Amorfa, la serie que da
nombre a la muestra, una especie de pinturas collages tridimensionales
parecidas a dianas, pequeños universos hechos de residuos, trozos de lona,
cartones, restos de libretas, fieltros y pequeños objetos. “Más que trabajar
con el objeto encontrado, en mi caso se trata de manipular restos, fragmentos
de memorias, con los que voy construyendo un lenguaje personal”, explica el
artista, que está viviendo un periodo especialmente satisfactorio. Hace poco
menos de un año el Museo Reina Sofía de Madrid adquirió una de sus instalaciones
históricas Mapas personales: geometría del cuerpo y el Macba acaba de comprar
Sin escenario. Suite Marburg, una importante serie de 30 collages de 2007. “En
ambas adquisiciones se tuvo muy en cuenta la vinculación entre instalación y
escenografía”, asegura la galerista Rocío Santa Cruz, que también exhibe los
apilamientos de bronce fundido y madera, un clásico del trabajo de Duran, que
guardan especial relación con la escenografía del TNC.
“El arte es muy endogámico. Hay que abrirse.
Desde Wagner buscamos la obra de arte total. En mi caso la escultura se
arquitecturiza y la arquitectura se esculturiza y en este ir y venir del
escenario a la exposición se va aposentando todo el discurso”, añade el
artista, que empezó su carrera como escenógrafo y en 2003 firmó la puesta en
escena de Backlot Session, una macro instalación escénica, por la cual el
espectador podía deambular. “Para la obra de Norén he planteado una gran
proliferación objetual, que convierte en piezas también a los actores. Son ellos
que van transformando el espacio moviendo los objetos. La escenografía nunca es
decoración, es un interprete más y pese a estar al servicio del texto, influye
en la puesta en escena”, concluye Duran, contento de volver a trabajar por
cuarta vez con Magda Puyo, una directora con la cual se encuentra
particularmente bien “porque como yo, no trabaja desde el realismo”.
Publicat per
Roberta Bosco
23 d’octubre de 2016
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