16 de gener 2006

Rubianes recuerda a Lorca

la vanguardia
El actor debuta como director con un homenaje al poeta y a los desaparecidos de la guerra
"Si lees lo que en esa época decía la derecha, ves que no hay diferencia con Zaplana o Acebes"

SANTIAGO FONDEVILA
16/01/2006
Barcelona
¿Y usted qué hace aquí? - Estaba buscando una perspectiva de Granada. - Pues váyase inmediatamente. Tres frases tres de un diálogo entre Pepe Rubianes y los miembros de una cuadrilla de la Guardia Civil en la carretera de Víznar (Granada) cuando el ahora popular actor merodeaba por entre las fosas donde yacían los cuerpos de cientos de granadinos fusilados durante la Guerra Civil y donde, al decir de los estudiosos, arrebataron la vida al poeta Federico García Lorca. Corría 1971, y Rubianes era entonces universitario y había decidido que la muerte de Lorca era un buen tema para investigar. Ahí acabó la investigación, pero el gusanillo quedó dentro dormitando. Pocos años más tarde, Rubianes actuaba en Zurich con un conjunto universitario y encontró en el escaparate de una librería el libro de Ian Gibson sobre el tema. Caso cerrado. O no. Pasaron los días, los años, y hace algo más de un año el actor se topó con un reportaje en televisión que hablaba de la recuperación de la memoria histórica y, en concreto, de las fosas comunes esparcidas por la represión franquista en España. Y Lorca resucitó en su cabeza. Nada como un año sabático en Kenia para que la idea fuera madurando. Libros y más libros y de regreso a España una nueva visita a Granada. Otra vez la carretera de Víznar y otra vez ese descampado donde un cartel decía que Lorca eran todos.El guión estaba prácticamente cerrado, y el título, decidido. Un guión confeccionado sobre materiales literarios de Gibson, de Eduardo Molero Fajardo o los recuerdos de Isabel García Lorca y con poemas de Pablo Neruda y Miguel Hernández, reflexiones o declaraciones del poeta y el Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía. Rubianes, guionista de sus propios monólogos, ha trabajado en esta ocasión, dice, como un montador de materiales previos de los que ha surgido Lorca eran todos,un espectáculo que supone su debut en la dirección (ajena, porque habiualmente se dirige a sí mismo) y que se estrenará el próximo miércoles en la sala pequeña del Capitol 2. El debut de Rubianes en la dirección no es fruto de una ambición profesional sino de la pasión por un tema, por un personaje y por un "hago lo que me gusta" al que el actor no ha tenido que renunciar, por el momento, nunca. El actor, que seguirá con su one man show en el Capitol 1, tiene previsto participar, no todos los días, en Lorca eran todos,donde en el inicio explicará los motivos del espectáculo. Diez actores y actrices desconocidos y una bailarina de flamenco para un triple homenaje. A Lorca, a Luis Rosales y al teatro documento de una época (los setenta) convenientemente vestido para la actualidad, pero con la misma impronta comprometida de aquél. Lorca eran todos cuenta los últimos meses del poeta granadino a través de los testimonios que los actores de esa tragedia real han concretado en libros históricos o de investigación, pero ya en su arranque se plantea la obra como el pliego de descargo vital que nunca pudo hacer Luis Rosales, el amigo de Lorca que por la desinformación del régimen franquista y la necesidad de buscar chivos expiatorios cargó toda su vida con el sambenito de ser un traidor y cooperante en el asesinato del poeta cuando, en realidad, intentó salvarlo y su único pecado fue la ceguera de no ver que la parca se acercaba aprovechando las circunstancias. Lorca eran todos es, pues, "un homenaje a todos quienes buscan a sus desaparecidos en las cunetas de las carreteras" y es un homenaje a Luis Rosales "a quien recuerdo en una conferencia en Madrid como una persona brillante e inteligente, además de elegante. Pensé: ese no puede ser un animal", explica Pepe Rubianes en el curso de un ensayo técnico. Son estos los más ásperos y, sin embargo, importantísmos para el buen fin del espectáculo. Josep Parramon es el técnico de luz y sonido y a él le toca bregar con los teclados para que la tonada de guitarra y la luz cenital que ilumina a la actriz que interpreta a Isabel García Lorca estén ajustadas. El teatro es, hoy por hoy, mucha técnica, musita el ayudante de dirección, Pep Molina, y no sólo la de los actores, añade. A Pepe Rubianes se le ve tranquilo. La idea fue suya y encontró quien la produjera. De su inmersión en la historia de la Guerra Civil y del lenguaje que usaban algunos de sus nefastos protagonistas surge una categórica afirmación: "Si lees lo que en esa época decía la derecha. los de la Ceda, ves que no hay diferencia con las palabras de Zaplana o Acebes, y si escuchas a Jiménez Losantos parece que oigas a Queipo del Llano". Al filo de esa actualidad que remite, tristemente, al pasado, recuerda el actor un apelativo que usó sobre sí mismo uno de los hermanos Rosales (varios de ellos fueron miembros o mandos importantes de Falange): "Patridiota". "Y de esos - dice Rubianes- parece haber muchos ahora". Rubianes se ha rodeado de un equipo de actores jóvenes y desconocidos, y a alguien podrá sorprender que el papel de Federico García Lorca esté interpretado por una mujer. Y, sin embargo, no ha sido una decisión premeditada. "Fue completamente accidental. Era la única del reparto que es andaluza y tiene un buen acento y vi que era la mejor para hacerlo". Hay también en el espectáculo una escena con declaraciones de Franco. Fueron motivadas por el revuelo internacional provocado por el asesinato de Lorca. Las palabras del dictador, en las que atribuye lo ocurrido a un hecho propio de la revuelta de los primeros meses de la guerra, son verídicas, pero no su voz, doblada

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