22 de gener 2006

Un musical

la vanguardia
22 gener 2006

YA NO ES EL teatro el que se acerca a la política; es ésta la que se ha instalado en aquél

LLÀTZER MOIX
22/01/2006
El próximo 7 de febrero se estrenará en Coventry un musical inspirado en la vida de Margaret Thatcher, ex primera ministra británica. Esta obra presentará a la Dama de Hierro en sus distintas facetas: hija de tendero, promesa conservadora, plusmarquista ultraliberal, mujer de armas tomar, etcétera. Desplegará un tapiz musical diverso, que incluye desde el berrido punk hasta la balada romántica. Rodeará a la Thatcher de algunos de sus seres u objetos más queridos, entre ellos su marido Denis, su colega Ronnie (Ronald Reagan), su asistente Crawfie o su inseparable bolso negro. Y contendrá letras de sugerente lirismo, como la que sigue: "Ronnie, te echo de menos / Añoro tu modo de darme la razón / Podría haberte besado / Mientras hablábamos de lo que está bien y de lo que no". Ya hubo en el pasado otros acercamientos del musical a la política, entre ellos Evita.Sin embargo, y pese a su éxito, dichas piezas quizá no disponían del potencial épico - o satírico- que se adivina en el caso de Thatcher: The musical,una iniciativa que invita, automáticamente, a imaginar posibles paralelismos en la escena española. Es de suponer, por ejemplo, que entre las filas populares obtendría una cálida acogida un musical titulado LaX de losGAL,en el que se le buscaran las cosquillas antiterroristas a Felipe González. U otro que, bautizado como Los viajes de Roldán,lapidara la intolerable - y tan extendida, a uno y otro lado- corrupción. O bien, llevando la cosa a la actualidad más palpitante, un montaje inspirado en La metamorfosis kafkiana que recreara la presunta transformación de Zapatero, quien, al decir de los más delirantes tenores del PP, habría pasado en poco tiempo de inocuo sosomán a terrible golpista. Con no menor brío, pero desde la bancada de la izquierda, podría aplaudirse un musical protagonizado por José María Aznar (un sujeto sin duda dotado de mayor fuste escénico que Rajoy). Aquí las posibilidades parecen infinitas: Aznar rapeando su célebre mantra "¡Váyase, señor González!"; Aznar entonando una canción tipo Beach Boys en las playas de Oropesa; Aznar remedando el brindis de La Traviata en la escurialense boda de su hija Ana; Aznar atacando un dueto country con Bush sin levantar los pies de la mesa texana; Aznar envuelto en una mareante melopea electrónica y negando una y otra vez la evidencia tras los atentados del 11-M... En fin, tanto el libreto como la música podrían estar listos en un pispás. Llegados a este punto, cabría preguntarse las razones de la idoneidad de determinados políticos como protagonistas de teatro musical; o de ópera bufa, o - los cielos no lo quieran- de la más desoladora de las tragedias. La respuesta a esta pregunta, dejando a un lado las naturales aptitudes faranduleras de cada alcalde, ministro, presidente o jefe de la oposición, quizá tenga que ver con el hecho de que la actividad política se parece cada día más a la teatral. La atención mediática se ha multiplicado de tal modo que la política se ha mudado del Parlamento a los diarios, las radios y las televisiones, donde cotidianamente, y hasta la náusea, se escenifican decisivos pronunciamientos, desafíos, cortejos y desplantes, mediante una extenuante y disuasoria sucesión de declaraciones y, de un tiempo a esta parte, insultos. De modo que quizás haya que darle la vuelta a la pregunta: porque no es ya el teatro el que se acerca a la política, sino ésta la que se ha instalado en aquél.

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