17 de novembre de 2006
SANTIAGO VELÁZQUEZ
BARCELONA.
Dieciocho años lleva Maria Agustina Solé en la dirección del Jove Teatre Regina y de la homónima compañía que ha estrenado «El enfermo imaginario» de Moli_re. Una árdua labor que pretende contrarrestar el creciente desinterés de la juventud por la lectura de los clásicos, que Maria considera un pilar fundamental de la educación, tan deshumanizada y «tecnoaborregante» en nuestros días por nuestros lares meridionales.
Lejos de espantar a los más jóvenes, esta adaptación de la obra de Moli_re contiene todos los ingredientes para «enrollar mogollón». No es cuestión de darles lo que les gusta, sino de «hacérselo atractivo y darles un margen de diez minutos», asegura la directora. Que comprueben por ellos mismos que «las problemáticas eran similares a las nuestras aunque las soluciones fueran distintas». En efecto, la comedia del dramaturgo francés es una crítica incisiva a la sociedad de su época, y concretamente a la falta de ética de unos personajes, entre ellos médicos, que se aprovechan de Argán, un ignorante hipocondríaco.
«Una «Argana» sería hoy en día una señora con muchas manías, una víctima perfecta de las cirugías estéticas» explica Maria, porque aunque los avances científicos sean evidentes, la naturaleza humana no ha variado tanto desde el siglo XVII, y las personas tenemos los mismos defectos y las mismas virtudes. Con ellos Moli_re hace maravillas y gracias a ellos la comedia no pasa de moda (a diferencia de la tragedia). Su estilo vivo y directo, su maestría en enlazar situaciones y construir personajes, cautivan igualmente a los niños de ahora que al Rey Sol.
Una adaptación muy musical
Si bien el fausto barroco de los escenarios, y los «trompe-l´oeil» difieren de los de la época, la esencia permanece muy cuidada. No deambulan monos ni bailan flamenco en el escenario como en la obra original, pero esta adaptación sobresale en virtud de su magnífica puesta en escena. Así, escenas enteras se han musicalizado, entre ellas la presentación del pretendiente de la hija de Argán, con lavativa incluida, que divierten sin igual. Según la directora «su función es entretener pero hacer pensar a la vez». El Jove Teatre Regina ofrece esta dualidad del arte: que es una experiencia placentera y necesaria para comprender la realidad. Sobre todo para los más jóvenes y para su futuro. Así lo sentenció Brecht: «Nuestro teatro debe fomentar la emoción de la comprensión y enseñar al pueblo el placer de modificar la realidad».
Lejos de espantar a los más jóvenes, esta adaptación de la obra de Moli_re contiene todos los ingredientes para «enrollar mogollón». No es cuestión de darles lo que les gusta, sino de «hacérselo atractivo y darles un margen de diez minutos», asegura la directora. Que comprueben por ellos mismos que «las problemáticas eran similares a las nuestras aunque las soluciones fueran distintas». En efecto, la comedia del dramaturgo francés es una crítica incisiva a la sociedad de su época, y concretamente a la falta de ética de unos personajes, entre ellos médicos, que se aprovechan de Argán, un ignorante hipocondríaco.
«Una «Argana» sería hoy en día una señora con muchas manías, una víctima perfecta de las cirugías estéticas» explica Maria, porque aunque los avances científicos sean evidentes, la naturaleza humana no ha variado tanto desde el siglo XVII, y las personas tenemos los mismos defectos y las mismas virtudes. Con ellos Moli_re hace maravillas y gracias a ellos la comedia no pasa de moda (a diferencia de la tragedia). Su estilo vivo y directo, su maestría en enlazar situaciones y construir personajes, cautivan igualmente a los niños de ahora que al Rey Sol.
Una adaptación muy musical
Si bien el fausto barroco de los escenarios, y los «trompe-l´oeil» difieren de los de la época, la esencia permanece muy cuidada. No deambulan monos ni bailan flamenco en el escenario como en la obra original, pero esta adaptación sobresale en virtud de su magnífica puesta en escena. Así, escenas enteras se han musicalizado, entre ellas la presentación del pretendiente de la hija de Argán, con lavativa incluida, que divierten sin igual. Según la directora «su función es entretener pero hacer pensar a la vez». El Jove Teatre Regina ofrece esta dualidad del arte: que es una experiencia placentera y necesaria para comprender la realidad. Sobre todo para los más jóvenes y para su futuro. Así lo sentenció Brecht: «Nuestro teatro debe fomentar la emoción de la comprensión y enseñar al pueblo el placer de modificar la realidad».
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