27 de desembre 2006

Réquiem por el sexo

16 de desembre de 2006

JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN
El turismo sexual viene a ser, en la visión propuesta por Michel Houellebecq en «Plataforma», el réquiem por el sexo que entona la opulenta y aburrida sociedad occidental ahíta de trasgresiones, un ritual de expiación cínico, egoísta y empapado de nihilismo, regido por el motor de la oferta y la demanda: unos tienen dinero y la moral ondeando en la banda magnética de la tarjeta de crédito, y los otros algo que vender: su cuerpo y su frescura sexual.
Los personajes de la novela del escritor francés trasladada por Calixto Bieito y Marc Rosich al escenario componen una caterva de solitarios de perfil nada llamativo: un funcionario del Ministerio de Cultura, un catedrático jubilado, un inspector de la compañía del gas, un cómico televisivo..., gente más o menos del montón en el sustrato de clase media-alta que se puede permitir un viaje a Tailandia para comprar unas dosis de placer.
Michel, el protagonista en torno a cuyo discurso se engarzan las historias de los demás personajes, es el funcionario, un tipo aburrido y desencantado de la vida a quien la herencia paterna le ha proporcionado cierta independencia económica. Está enfermizamente obsesionado con el sexo -«lo más parecido a Dios que he encontrado es el coño de una mujer», afirma-, igual que quienes le acompañan en ese paseo por un simulacro de paraíso donde cada uno se ve reflejado en la soledad de los otros, en el relato de los actos sexuales mecanizados, repetitivos e impersonales, como los que reflejan machaconamente los televisores de las cabinas de sex-shop que forman parte de la escenografía.
Un proceso que se altera cuando intima con Valérie, una ejecutiva turística en la que encuentra un furor sexual paralelo al suyo, y algo que nunca antes había experimentado, el amor, un amor que la muerte hará añicos en una suerte de caprichoso castigo ejecutado por fanáticos musulmanes.
«Plataforma», al cabo una historia de amor, es un montaje formidable, de cruda expresividad, que mezcla elementos sórdidos, momentos de intensidad brutal, opiniones empapadas de subjetividad sarcástica, peroratas de rotundo antiislamismo, y monólogos y diálogos abrasivos. Un espectáculo que destila una tristeza de dimensiones insondables servida con la frialdad de una disección.
La dramaturgia de Bieito y Rosich es soberbia, como la dirección del primero, que, dentro de la contundencia de su estilo, estiliza y equilibra sabiamente el duro material con el que trabaja. Espléndidas también la música de karoake, la escenografía circular móvil de Flores y las interpretaciones, empezando por Juan Echanove que imprime a su Michel un perfil menos mezquino y de mayor hondura que el de la novela, y transita sin resbalar por el difícil filo de la sobreactuación, ese territorio de sangre, sudor y lágrimas que tan bien domina. Junto a él, Marta Domingo es una Valérie notable; Mingo Ràfols, Carles Canut, Boris Ruiz y Lluís Villanueva imprimen una eficaz naturalidad a sus personajes, y Belén Fabra, actriz que resucita la belleza enigmática de Dominique Sanda, además de superar con nota el reto de permanecer desnuda durante toda la representación, realiza un trabajo sensible y matizado.

Encetem temporada, comença l'espectacle!

Amb la celebració de la Festa Major de Manresa,  donem el tret de sortida a la nova temporada del Kursaal.  Us hem preparat una tardor que a...