28 de juny 2006

La ópera es un fenómeno mucho más irracional que el fútbol"


www.laopinioncoruna.com
25 de juny de 2006
A Coruña

El dramaturgo catalán Lluis Pasqual. / la opinión
SERVICIOS

"El teatro no le ha dado aún a Valle una de sus altas virtudes, la retranca, el doble o triple sentido que escuchas en el campo gallego".
Ana Rodríguez.
A coruña
Llega la última ópera del Mozart, Le Comte Ory. Se estrena el 30 y promete ser la más aplaudida, con el aval del éxito de su estreno en Pesaro, la batuta de Víctor Pablo y la dirección de escena de Lluis Pasqual, que ya se encuentra trabajando en A Coruña.
-La ópera que dirige esta semana en Festival Mozart se estrenó en Pesaro hace tres años. ¿Se repiensa después de este tiempo o el planteamiento es el mismo?
-Por supuesto, se replantea. Han pasado años para todos y se cambia. Muchas cosas cambian por el intérprete. Las óperas son, por una parte, confección de alta costura, y por otra, trajes a medida. Parece lo mismo pero no lo es. Como la paella, nunca sale igual
-¿Y da pereza retomar una producción ya estrenada?
-Antes de empezar, toneladas de pereza. Pero mucha pereza hasta un minuto antes de empezar los ensayos.
-¿Es muy diferente dirigir actores en teatro a dirigirlos en ópera?
-Cada vez menos. Porque antes la mayoría de los cantantes no se movía y, si alguno se movía algo, se le daba un gran aplauso porque parecía un gran actor. Ahora los cantantes tienen otra mentalidad y en eso la ópera ha cambiado mucho. Cuando yo empecé en la ópera ya hace mucho tiempo, se trataba de intentar que los cantantes actuaran. Ahora se trata de dirigirlos, ya tienen otra mentalidad.
-¿Y a la hora de unificar voz e interpretación?
-Hay una cosa que hay que tener en cuenta. Físicamente, la circunvalación cerebral del habla y la palabra está en una parte del cerebro totalmente opuesta a la de la música. Por eso los tartamudos cuando cantan pueden cantar sin tartamudear. En este sentidos, los cantantes parten del impulso musical. Eso hay que saberlo, hace que los dirijas de una manera parecida pero no es lo mismo. Cuando uno hace Romeo y Julieta de Shakespeare, uno puede decidir si esa escena es melancólica, apasionada, con mucho sexo, sin sexo... Si haces Romeo y Julieta de Gounod, sabes que esa escena va a ser melancólica.
-No es la primera vez que colabora con Víctor Pablo Pérez. ¿Cómo es el trabajo con el director titular de la Sinfónica?
-Yo creo que se ha idealizado mucho la relación del director de escena y de orquesta. Compañías italianas iban en barco en Nueva York, y sí había encuentros en los que se preparaba el montaje. Ahora el mundo de la ópera está condicionado por aviones, grabaciones, dinero.. el buen trabajo del director de escena, y lo que me ha pasado con Víctor Pablo, tiene que ser paralelo, una relación de confianza. Yo sé que diriges bien Rossini y tú sabes que yo dirijo bien Rossini. Llega un momento en que convergen, en la partitura. Hasta el día del ensayo general, en el que el director de escena desaparece.
-Con Víctor Pablo sufrió una polémica reacción de parte del público del `Don Giovanni´. ¿Por qué el público de la ópera se cree con más derecho a patalear?
-Porque pagan más. Pero sobre todo porque la ópera es un fenómeno muy irracional, más irracional que el fútbol. En el fútbol hay unas reglas que casi todo el mundo entiende y se puede comprobar con una cámara si la pelota está dentro o fuera del área. En la ópera el gusto del público es muy relativo. Sólo hay que ver como unos aborrecían a la Tebaldi y adoraban a la Callas y viceversa.
-¿Pasiones buenas o malas?
-Las pasiones casi todas son buenas y hacen mucho daño al mismo tiempo. Y la ópera las despierta como nada. Por eso permanece y por eso es una de las artes más anacrónicas del mundo. Tan anacrónica como una cómoda del siglo XIX. Uno puede pintar de rojo esa cómoda, hacerla pop art, pero seguirá siendo anacrónica.
-Es usted un enamorado de Valle Inclán y lo ha llevado a escena en no pocas ocasiones. ¿Queda algo que revisar o reinterpretar del genio gallego?
-Queda todo. Valle Inclán es el tesoro más difícil de la literatura española. Es mucho más fácil hacer Lope, Lorca, Calderón, Benavente... Es muy difícil porque todo está en la lengua. Es alguien que consiguió encerrar todos los perfumes de la vida en su lengua. Y eso hay que desentrañarlo.
-¿Cómo?
-Yo creo que a Valle Inclán el teatro no le ha dado una de las altas virtudes que tiene y que tiene el pueblo gallego: la ironía. A veces lo hacen tan en serio, se ponen más papistas que el papa... uno se pasea por el campo gallego y oye las mismas cosas pero con una retranca detrás, con un doble, triple, cuádruple sentido... Yo no sé si eso se puede reproducir sin el acento gallego. Me parece que falta esa escuela. Habría que hacerlo así, no digo desde Galicia, pero sí conociendo que las palabras son el resultado de esa manera de pensar, de esa manera de ser. Le devolvería liviandad e ironía. La mala leche de Valle-Inclán, que la tiene a toneladas, no es una mala leche castellana, de impulsos, es una mala leche de retranca.

Encetem temporada, comença l'espectacle!

Amb la celebració de la Festa Major de Manresa,  donem el tret de sortida a la nova temporada del Kursaal.  Us hem preparat una tardor que a...