25 de setembre 2008

En el teatro "tú lo das todo pero los espectadores tienen que venir a verte", afirma Marisa Paredes

www.estrelladigital.es
9 de setembre de 2008

La actriz vuelve a las tablas con ‘Sonata de otoño’, un texto de Ingmar Bergman pero en la versión teatral de José Carlos Plaza
Actriz de teatro, de cine y de televisión, con amplia trayectoria dentro de España y más allá de las fronteras nacionales, Marisa Paredes cosechó un gran éxito a las órdenes de Almodóvar en Tacones Lejanos (1991) o Todo sobre mi madre (1998). Muchos títulos a sus espaldas así como sus premios internacionales avalan su carrera profesional, en la que destaca la presidencia de la Academia del Cine español del 2000 al 2003. Papeles como la madre de Dora en La vida es bella (1997), su participación en El espinazo del diablo (2001), bajo la dirección de Guillermo del Toro o su experiencia en Estudio 1 de TVE, hacen que ahora se enfrente al teatro, donde comenzó, llena de experiencia ante un texto de Ingmar Bergman. A partir del 5 de septiembre se subirá a las tablas del Bellas Artes de Madrid para interpretar a Charlotte, una famosa pianista que debe resolver un conflicto familiar con su hija. Antes de este estreno dedicó unos minutos a ESTRELLA DIGITAL.

mªJosé sÁNCHEZ g. de orgaz

Madrid

“Absolutamente extraordinario”. Así define Marisa Paredes al director y guionista de Sonata de otoño, el sueco Ingmar Bergman. El director pone el acento sobre el alma humana y esto junto al hecho de trabajar con José Carlos, responsable de la versión teatral, con el que hace tiempo que quería hacerlo, emocionó a la actriz. La intérprete confesó en esta entrevista que el proyecto era atractivo aunque muy arriesgado y a la vez una joya si salía bien. De hecho afirmó: “Ingmar Bergman es una joya”.

La actriz de La flor de mi secreto (1995) comparte cartel con Nuria Gallardo, Pilar Gil y Chema Muñoz, en una obra dirigida por José Carlos Plaza, director con el que nunca había trabajado hasta la fecha. De este trabajo la intérprete afirmó en la presentación de la obra que se trata de uno de los “más hermosos y más curiosos porque se trata de Bergman”.

Aunque la actriz descubre cada día cosas nuevas de su personaje y piensa en cómo ha salido o qué le ha faltado, o sueña incluso con él, asegura que Charlotte no la puede, no la vence ni tampoco la lleva consigo.

Con una larga trayectoria internacional y nacional, que abarca desde trabajos europeos hasta películas en Argentina o México, Marisa Paredes asegura que a la hora de aceptar un papel no sólo se fija en el personaje, ya sea cine, teatro o televisión. “A mí me parece que estos trabajos son realmente un conjunto de cosas. Si la obra no me interesa ya puede ser un personaje impresionante que no lo voy a aceptar, si el equipo artístico no me interesa tampoco lo voy a aceptar”, indicó. La actriz aseguró que ella lo pregunta todo, quién es el director o los compañeros. “Me tiene que gustar todo, que todo tenga interés”, aseguró.


El teatro, "obra viva"

La actriz galardonada en 1996 con el Premio Nacional de Cinematografía comentó acerca del cine que te permite dar a conocer tu trabajo más allá de las fronteras. “Si la película tiene la fortuna de tener una proyección internacional como es el caso de Almodóvar, eso te abre las puertas”, afirmó la actriz.

Asimismo, el cine te permite que si no estás inspirada puedas volver atrás y hacer otra toma, añadió Paredes, pero “el teatro es una obra viva donde los espectadores tienen que venir a verte. Tú lo das todo pero los espectadores tienen que venir a verte, tienen que entrar por taquilla y sentarse en una butaca para verte”, indicó la actriz de El coronel no tiene quién le escriba (1999), de la que de hecho comentó que era una de sus películas favoritas, porque nunca pensó que iba a tener la fortuna de participar en su adaptación cinematográfica.

En definitiva, en el teatro se establece una comunicación con el público que no se produce en el cine. Marisa Paredes indicó que se considera muy afortunada porque “hago lo que me gusta y dentro de lo que me gusta trato, justamente como el personaje de Charlotte, de proyectarme en los otros porque he descubierto muchas cosas sobre mí misma y sobre el ser humano”.

La actriz destacó entre sus experiencias cinematográficas en el extranjero la primera película que rodó en francés porque le costó mucho aprenderse el diálogo, así como el rodaje de La vida es bella, bajo la dirección de Roberto Benigni, que le pareció muy divertido, donde no tenía que preocuparse por el acento y lo pasó muy bien y del que destacó además que la gente no la reconoce como la abuela del niño.

Así, esta admiradora de actores como Marlon Brando o Robert de Niro, Fernán Gómez o José Bódalo, vuelve de nuevo al teatro, donde empezó su carrera hace más de treinta años, para dar vida a un texto de intensa carga emocional y enfrentarse sin cámaras al público.

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