25 de juliol 2011

Aviñón: escaparate del teatro europeo



El festival abre con menos obras clásicas y más espectáculos de danza | Juliette Binoche, con un Strindberg, y Jeanne Moreau, con un Genet | Angélica Liddell presenta 'Maldito sea el hombre que confía en el hombre'

La actriz conmemora sus sesenta años en el festival con una lectura de ‘Quartett’
Juliette Binoche, con Mademoiselle Julie, de Strindberg, dirigida por Frédéric Fisbach, y Jeanne Moreau con el cantante Etienne Daho en Le condamné à mort, su homenaje al más golfo Jean Genet, son los atractivos populares del 65.º Festival de Aviñón. Los iniciados se inclinan por el retorno de la española Angélica Liddell (Maldito sea el hombre que confía en el hombre) y el presumible escándalo del día nacional, el 14 de julio, con (M)imosa, de Cecilia Bengoleas, homenaje al voguing, el movimiento nacido en los 60 en Harlem, cuando gays y trans se apropiaron los códigos de la moda y el lujo, con "impúdicos cambios de ropa en medio del público".

Aviñón, el más importante festival del teatro europeo, nacido de una invitación del poeta René Char y el crítico de arte Christian Zervos, a Jean Vilar, en 1947, hoy sufre la crisis. Como todo el llamado espectáculo viviente, al que Frédéric Mitterrand, cineasta y ministro de cultura, prometió 12 millones de euros. Su demagógica intervención, que inauguró el festival, tiene trampa: el subsidio, escalonados en tres años, dependerá de las elecciones del 2012.

Al margen, polémica por una programación que desdeña los clásicos y en la que la danza pesaría demasiado. Hasta el punto de que el artista invitado por Hortense Archambault y Vincent Baudriller, el dúo que dirige el festival hasta el 2013, es un coreógrafo, Boris Charmatz. Y rodeado por famosos colegas: Anne Teresa de Keersmaeker, François Verret, Meg Stuart, Rachid Ouramdane, Kelly Copper & Pavol Liska, François Chaignaud y Cecilia Bengolea y el inevitable William Forsythe.

Los memoriosos matizan: la danza no es novedad; ya en 1967, Maurice Béjart estrenó su Messe pour le temps présents en la cour d'honneur del Palacio de los Papas, escenario clave del festival.

Y el dúo directivo subraya que la cosa es dialéctica pura: "Hay quienes afirman que el cuerpo modifica la palabra, mientras que otros sostienen que la palabra opera sobre el cuerpo. Y la gente de teatro sabe que el gesto precede siempre a la palabra. Las mayores revoluciones teatrales del siglo XX apoyaron su trabajo en el concepto de cuerpo y movimiento en interacción con el texto. Y frecuentemente, provocándolo".

Esta polémica sólo rige para el que podría ser denominado festival oficial, que en esta 65.º edición, y con un presupuesto de 12 millones de euros, programa desde el 6 y hasta el 26 de julio, 35 grandes espectáculos, 22 como estrenos y 15 de ellos concebidos especialmente para un festival convertido en motor económico de la ciudad de los Papas, en la que deja unos 23 millones de euros. La suma la redondea ese Off estructurado en 1982, hoy responsable de 75.000 sueldos de actores y, con el In, de la invasión de Aviñón por turistas culturales que pasan en la ciudad 3 días y 2 noches, de promedio. Y que, como no sólo de teatro vive el hombre, comen y se alojan, para regocijo de quienes, en la vida real, interpretan los papeles de hotelero y de chef. Pero si el in adquirió pronto una imagen de clasicismo, especie de Comédie Française de verano, provenzal, con ese rito por el que los grandes intérpretes debían declamar los grandes textos en abierto desafío al viento que soplaba sobre la cour d'honneur, el Off cultivó, por su parte, el rango de caja de sorpresas, refugio de la creatividad.

Como todas las imágenes las dos respondían a tópicos, discutibles y oscilantes. La creación y la rutina caben en ambas secciones. Y el drama, tal vez, es que no se insinúa un off del Off. Porque como cualquier fenómeno marginal que se instala, el Off terminó por ser un gigantesco motor económico para los organizadores y, paradoja del comediante, la duda hamletiana de actores y directores, confrontados a la tentación de participar en busca de prensa y acaso contratos y la casi seguridad de perder dinero en el intento. Y es que el boca a oreja, puede llenar espacios pero no ampliarlos. Y la mayor parte de los reservados al Off admite un número limitado de espectadores.

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Fot de Gerard Juien : Señorita Julia. La actriz francesa Juliette Binoche interpreta, con Nicolas Bouchaud y Bénédicte Cerutti, "Mademoiselle Julie", la obra de August Strindberg (1848-1912), dirigida por Frédéric Fisbach, en el festival de Aviñón
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11 de juliol de 2011

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