28 d’abril 2009

El Teatre Lliure siempre gana


www.lavanguardia.es
22 abril de 2009

La sala obtiene una ganancia de 40 dólares en el estreno exitoso de la farsa bursátil titulada 'Dead cat bounce'

Maricel Chavarria
Barcelona

Microsoft, 18,24 dólares la acción; Telefónica, 58 con 13; General Motors, uno con 50... Microsoft ha caído en diez minutos un céntimo. ¿Cuánto quieren jugar? ¿Qué acciones quieren comprar?... No olviden que invertir en bancos siempre da beneficios".

El Teatre Lliure se convirtió anoche en una inquieta oficina de compraventa de acciones en bolsa, conectando a tiempo real con las cotizaciones de Wall Street. Sus beneficios ascendieron a 40 dólares al cierre de Nueva York. En eso consiste el espectáculo Dead Cat Bounce , con el que se inicia esta tercera edición de Radicals Lliure y en el que el público "más amante del teatro que entendido en movimientos financieros" es invitado a decidir a qué empresas destina el dinero que se ha dejado en la taquilla.

Ayer, no obstante, día de estreno y de invitaciones, era el propio Lliure el que proporcionaba un pequeño fondo para especular - quince dólares donó el director, Àlex Rigola -, aunque no se trata de que la institución vaya a jugarse sin pestañear cada taquilla de Dead Cat Bounce (desde ayer y hasta el 8 de mayo, y del 19 al 22 del mismo mes). El director del espectáculo, el bostoniano Chris Kondek, un habilidoso diseñador de video que se estrenó en la escena teatral con los éxitos de los 90 del The Wooster Group, en Nueva York, no pretende arruinar a sus anfitriones.

Lo pactado es no perder más allá del 2% de esos 700 euros a los que puede ascender la taquilla en la sala pequeña del Lliure. ¿El objetivo? Ganar un 1% de lo recaudado. De los 19 euros que le costará la entrada, usted podrá ver reembolsados unos céntimos, mientras que el teatro podrá llegar a perder 40 céntimos por espectador.

La ganancia paralela es esa experiencia en la que nos sumergen los de Kondek: la periodista y agitadora cultural alemana Chris Kühl y el actor venezolano y videodiseñador Víctor Morales, a los que para esta ocasión en Barcelona se le unen Chantal Aimée y Alex Brendemühl. Su montaje retrata la bolsa como un juego a la postre vacío de sentido, ideal para los amantes de la toma constante de decisiones, de decisiones basadas en los instintos, y apto para quienes saben soportar las pérdidas o comprar cuando todo el mundo vende. Un juego en el que se decide aleatoriamente sobre la suerte de muchos.

Gráficas varias para familiarizarse con la lógica o la falta de lógica del mercado; videos con entrevistas a brokers - "el trader tiene que ser agresivo" -; opiniones de entendidos en economía - "se financia todo, también las necesidades vitales, la salud, la vivienda..."-, más algún que otro santón al que rezarle después de efectuar cada compra: "Ahora hay que cerrar los ojos y creer profundamente en el mercado".

Pero la gran lección de Dead Cat Bounce es el significado de este término financiero cuya traducción literal es el rebote del gato muerto. Si uno toma un gato muerto y lo tira desde un quinto piso, el gato rebotará, aunque eso no significa que esté vivo. Eso es lo que sucede con muchas acciones, concluye el texto. Repuntan al final, pero no les quedan vidas, advierte, en un claro paralelismo con la actual crisis.

La velada acabó cuando cerró Wall Street. Kondek se disculpó en nombre de EE.UU. por haber operado alegremente en bolsa y Rigola se volvió a casa con 50 céntimos de beneficios.

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