27 d’abril 2009

Un grupo de teatro busca una "Intifada cultural" en Cisjordania

http://es.reuters.com
19 abril de 2009

Cisjordania (Reuters) –

En medio de ataques con bomba y arriesgándose la furia de funcionarios, los palestinos de un campamento de refugiados conocido por luchar contra soldados israelíes ahora combaten los defectos en su sociedad con representaciones de sátira política.

En la adaptación de "Rebelión en la granja", la alegoría de George Orwell sobre la corrupción de Stalin de los ideales revolucionarios rusos, la escuela de teatro en Jenin asegura que coloca un espejo a los líderes de las Intifadas o levantamientos palestinos contra Israel al protagonizar otra batalla, pero esta vez de naturaleza cultural.

"La revolución armada terminó", dijo Rabia Turokman, que alguna vez fue un combatiente fugitivo en Jenin y ahora pertenece a la primera generación de estudiantes de la Escuela de Teatro Libertad en el campamento.

"Tengo que buscar otra revolución", afirmó Turokman, tras bajar del escenario en medio de un estruendoso aplauso. "Tener un teatro en el campamento de refugiados de Jenin es la revolución más grande para Palestina", afirmó.

Fue suficientemente revolucionario para provocar un ataque incendiario. El daño fue leve, pero aunque nadie se adjudicó la responsabilidad, fue un recordatorio de que algunos se sienten ofendidos con lo que ven como un insulto a la tradición o a su territorio en Cisjordania.

El director artístico Juliano Mer Jamis se enfrenta a cierta hostilidad al proyecto por parte de la sociedad palestina, donde el liderazgo está dividido entre los eternos revolucionarios de la Organización de Liberación Palestina (OLP) y los islámicos de Hamas.

Mer Jamis dice que se trata de una "mentalidad de ghetto" y de una "tradición dictatorial" que se gestó bajo la ocupación israelí.

"El proyecto es un desafío", indicó sobre la apertura de la escuela de teatro el año pasado y la opción de tomar el clásico de Orwell de 1945 como su primera representación.

"No es que queramos desafiar, pero creemos que la próxima Intifada debe ser cultural", agregó.

El director sostiene que no busca amenazar la tradición cultural palestina y recuerda las recientes denuncias de que los integrantes del grupo de teatro eran "espías" que estaban "corrompiendo" a la juventud.

"Somos cultura palestina", afirmó.

El teatro es una experiencia inusual para los palestinos. Pero los cientos de personas que llenaron el lugar para ver "Rebelión en la granja", de los cuales varios eran estudiantes de secundaria que habían leído el texto, respondieron rápidamente a la dramatización sobre el escenario.

Los asistentes ovacionaron el llanto de los animales que gritaban "¡Intifada!", como si ellos mismos hubiesen derrocado el cruel régimen del granjero Jones. Y captaron el mensaje cuando los cínicos cerdos convirtieron su liderazgo de revolución en una nueva forma de opresión.

"REALIDAD PALESTINA"

"La obra refleja la realidad palestina", dijo Tareq Mahajneh de 16 años, tras ver la presentación. "Cada persona aquí está mirándose a sí mismo", señaló.

Varios palestinos se quejan de la corrupción, de la lucha de facciones y otros abusos de los líderes de la OLP que bajo el mando de Yasser Arafat retornaron del exilio tras los acuerdos de paz firmados con Israel.

También se quejan de que en 15 años sus líderes no han conseguido convertir esos acuerdos en un estado y poner fin a la ocupación israelí que afecta sus vidas.

"Esta obra realmente ha conectado con la gente", dijo la directora de programación del teatro, Samia Stetti, coincidiendo en que no fue fácil presentarla en una sociedad donde las críticas a los líderes palestinos siempre están enmarcadas con un supuesto favoritismo hacia Israel.

"La gente no acepta fácilmente esta idea (...) Pero al final, el teatro aquí debe hablar de todo", declaró.

Algo de curiosidad generó la primera función de la obra, ya que incluso asistieron el alcalde, clérigos musulmanes y miembros de los nuevos servicios de seguridad palestinos, cuyas fuerzas entrenadas por Occidente, en cooperación con los israelíes, han logrado apaciguar las turbulentas calles de Jenin desde el año pasado.

"Esta obra no fue hecha para la Autoridad Palestina o para Hamas", dijo Khamis, pero "el escenario es un espejo de lo que está sucediendo".

La obra, puesta en marcha con una ayuda de la misión diplomática británica en Jerusalén, convocó a una audiencia escasa. Pero la compañía de teatro cree que es parte de un movimiento importante.

Durante la primera Intifada de la década de 1980, la madre judía de Mer Jamis usó el arte como terapia para los niños de Jenin.

Algunos de ellos lucharon más tarde, y varios sufrieron, en la segunda Intifada después del 2000, cuando el campamento era un grupo de reclutamiento de atacantes suicidas. Durante una sangrienta batalla contra soldados israelíes en abril del 2002, un primer proyecto de teatro fue destruido.

Mer Jamis, cuyo padre era palestino, ve ahora la renovación de una larga lucha por promover la conciencia personal en una sociedad aislada del mundo tras las murallas y rejas que Israel construyó a lo largo de toda Cisjordania.

"No seremos capaces de liberarnos a nosotros mismos de otros mientras no seamos libres", sostuvo Jamis. "La muralla puede ser derribada en una semana (...) pero este es un tema de generaciones", indicó.

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