22 de gener 2011

Agost TNC. Barcelona


La desaparición del padre en unas misteriosas circunstancias obliga a todos los miembros de una familia a reencontrarse en la casa paterna, en Oklahoma. Allí se desataran una serie de conflictos pasados y presentes que giran alrededor de la matriarca de la familia, Violet. Agost, de Tracy Letts, es un cóctel explosivo con tono de culebrón que mezcla con habilidad el humor negro con el drama más contuendente. Ahora llega al Teatre Nacional de Catalunya de la mano de Sergi Belbel tras pasar con un éxito incontestable por Broadway y ganar los premios Tony y Pulizer.

Si una de las razones para valorar el éxito de una producción teatral es la respuesta del público, Agost es ya la gran producción de la temporada en Barcelona. Ante la avalancha de público que ha llenado todas las funciones en la enorme sala grande del Teatre Nacional de Catalunya, se ha programado una semana y las funciones extra se han vendido en tan sólo 4 horas. Y la verdad es que, una vez visto este espectáculo de 4 horas (con dos pausas) que se vive en un suspiro, hay que reconocer a su autora, Tracy Letts, una gran habilidad para moverse en la delgada línea roja que separa el drama creíble y el culebrón histriónico. Otra clave de esta gran historia familiar es el elenco protagonista, sobretodo la elección de la actriz que debe encarnar Violet, la madre de los Weston, un terremoto de carácter imposible capaz de someter a sus propias hijas a una especie de dictadura familiar. En la versión catalana, Belbel no se la ha jugado y ha apostado por una actriz que conoce bien, Anna Lizaran, una intérprete con una fuerza actoral impresionante, capaz de hacer girar una función a su alrededor. Y es que sólo por su actuación ya merece la pena no perderse Agost. En el resto del reparto del montaje destaca también Emma Vilarasau y Rosa Renom, y veteranos como Jordi Banacolocha o Maife Gil. En la función destacan grandes momentos como el de la cena, que Belbel sabe controlar muy bien para que estalle en el momento preciso para gozo del público. Es verdad que hay situaciones exageradas, poco creíbles, y muchas escenas sobrantes que aligerarían la función. Pero el conjunto está diseñado para disfrutarlo, y lo consigue. Sólo falta esperar que el TNC la programe de nuevo la próxima temporada. Es la esperanza para los que no consiguieron su entrada.

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10 de gener de 2011

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