25 de maig 2009

Las marionetas revientan las calles de público


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11 de maig de 2009

Todos los espacios del Festival se quedaron pequeños ante la demanda
ALFONSO ARRIBAS
SEGOVIA

Actuación de Nakupelle en la Plaza Mayor de Segovia.
Fue uno de los espectáculos que más público concitó durante la jornada de ayer.
ANTONIO TANARRO
Todos los espacios del Festival se quedaron pequeños ante la demanda
Pelmànec Teatre prestigia la edición de 2009 con el estreno de su 'Don Juan'
El cielo, en ocasiones tan despiadado con Titirimundi, permitió que la jornada grande del Festival pusiera de nuevo a prueba sus costuras, a punto de reventar durante todo el día y en cada una de las sedes en las que se desplegó.
Hizo una mañana espléndida y la tarde no cumplió la amenaza de lluvia, de modo que las miles de personas que abarrotaron Segovia en el día de ayer regalaron ovaciones sin medida.
Todos los aforos completos, o más bien exhaustos, ante la demanda en forma de avalancha. No es cuestión de gastar adjetivos, pero si el viernes el Festival ya fue respaldado multitudinariamente, ayer los escenarios no admitían ni un sólo espectador más.
The Fith Wheel
San Martín fue un hervidero en horario matutino y vespertino. Por la mañana, The Fith Wheel hizo una función espléndida, muy aplaudida, a ritmo de cabaret. Sonidos orientales, blues, music-hall y un desfile de marionetas de hilos muy singular, como una danzarina de los siete velos más que entrada en carnes o un faquir al que el mero roce de un alfiler le intimida.
Por la tarde, con el cielo muy cubierto pero sin descargar hasta última hora, con las funciones de calle casi acabadas, el Teatro Estatal de Varna hizo gala de humor y de folclore. Los espectadores cubrieron toda la superficie de la plaza, con las escaleras a reventar, las terrazas y hasta la fuente.
Lo que hasta ahora suponía una mínima espera frente a los carruseles, se convirtió en una prueba para la paciencia de los padres y un acicate para el interés de los niños.
Todas las funciones de los patios se colmaron, como ocurrió en el graderío de la Plaza Mayor, que apenas tuvo descanso. The Von Trolley Quartet, una banda gamberra que toca sus instrumentos en las posiciones más inverosímiles, animó el vermú a quienes también abarrotaban los establecimientos hosteleros de la zona. Tomaron el relevo de Nakupelle, una exageración permanente que invita a la carcajada sin preábulos.
A todo esto hay que añadir la oferta paralela, integrada por artistas fuera de programa que aprovechan la concentración de aficionados para formar corrillos. En Fernández Ladreda dieron apariencia de oficiales.
Una jornada agotadora que fue precedida por una fiesta para las compañías, una forma de coger fuerzas y crear ambiente frente a lo que queda de Festival, que promete.
Estreno nacional
En cuanto a los teatros, Titirimundi ha sido la plataforma sobre la que Miquel Gallardo, fundador de la compañía Pelmànec Teatre, ha estrenado la obra 'Don Juan o memoria amarga de mí'. Un estreno que da prestigio a ambos, al marco y al protagonista, en lo que ha sido un feliz encuentro vista la primera función de este montaje al que se puede augurar éxito y continuidad.
Se trata de una visión singular del mito de Don Juan, una versión nada complaciente que utiliza los títeres como forma de expresión densa y dramática, muy alejada de la cachiporra que magnetiza a los más pequeños.
Gallardo hace un esfuerzo encomiable en el escenario, seguramente reflejo y herencia del arduo trabajo que habrá requerido la dramaturgia y la puesta en escena. Impresiona este títere de escala humana, enjuto e imponente a pesar de ser una representación de la decrepitud. Este viejo cascarrabias y lúcido, es lo que queda de aquel seductor sin escrúpulos, destinado a morir joven y pecador y sin embargo condenado a apurar sus días encerrado en un convento cuando apenas sus pulmones pueden ya recoger y vaciar el aire denso del mismo.
El texto de la obra, un compendio de varios fragmentos de Zorrilla o Tirso entre otros, tiene una altura encomiable en muchos momentos. Hay pasajes más prescindibles y otros que constituyen un verdadero hallazgo por su honestidad y profundidad.
Dice Gallardo que si no hubiera optado por acompañarse de títeres para cuadrar el proyecto artístico, muchos le tomarían más en serio. Pero la elección es acertada. Porque hay que confiar en lo que uno sabe hacer mejor, y este género o técnica teatral la domina perfectamente, dada su experiencia al lado, entre otros, del maestro Jordi Bertrán. Y porque la excepcional factura de las marionetas, sobre todo la de Don Juan, es un recurso espléndido para contar historias como ésta

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